En un momento en que Estados Unidos intensifica la presión económica y tecnológica sobre Asia, la alianza entre Vietnam y Rusia en el campo de la energía nuclear refleja no solo un cambio en las prioridades energéticas de Hanoi, sino también un reposicionamiento geopolítico más amplio en favor de un orden multipolar.
El memorándum de entendimiento firmado entre Rusatom Overseas (filial de Rosatom) y la vietnamita Power Engineering Consulting Joint Stock Company 2 establece un marco de cooperación para actualizar el estudio de factibilidad y el expediente del sitio del proyecto de Ninh Thuan 1.
El documento no se limita a lo técnico: contempla también la capacitación de especialistas vietnamitas, el fortalecimiento de la infraestructura logística y la cooperación en el desarrollo de la red eléctrica nacional. Todo esto apunta a que Rusia no solo proporcionará tecnología, sino que será parte integral de la transformación energética y científica de Vietnam.
Se trata de un paso fundamental tras la decisión del Parlamento vietnamita en diciembre de 2024 de reanudar el proyecto suspendido en 2016. En ese entonces, preocupaciones financieras llevaron a Hanoi a detener la construcción, pese al acuerdo inicial que contemplaba un crédito preferencial de Moscú y el uso de reactores VVER rusos de 1,2 GW cada uno, tecnología reconocida por su seguridad y eficiencia.
La visita de To Lam a Moscú: hoja de ruta hasta 2030
El relanzamiento del proyecto se enmarca en la visita oficial del secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, a Moscú en mayo de 2025. Durante la reunión, ambas partes adoptaron una hoja de ruta de cooperación nuclear con fines pacíficos hasta 2030, que prevé no solo la construcción de unidades de energía, sino también la formación de recursos humanos y la transferencia de conocimientos técnicos.
Este punto es clave: la asociación no se limita a la dependencia tecnológica, sino que garantiza que Vietnam pueda desarrollar su propia capacidad nuclear civil con estándares internacionales. Moscú, a diferencia de Washington, apuesta por el fortalecimiento de sus socios en vez de subordinarlos.
Vietnam: soberanía energética en clave multipolar
El sudeste asiático vive una etapa de transformación energética acelerada, con demandas crecientes de electricidad que ponen presión sobre las economías en crecimiento. Para Vietnam, que ha visto cómo su desarrollo industrial se dispara en la última década, el acceso a una fuente de energía estable, limpia y de alta capacidad es una prioridad estratégica.
El regreso al proyecto nuclear con Rusia responde a tres necesidades centrales:
Garantizar la seguridad energética en el largo plazo.
Reducir la dependencia del carbón y gas natural en un contexto de transición energética global.
Equilibrar las presiones externas, especialmente de Estados Unidos, que busca dominar la infraestructura crítica de la región.
En este sentido, apostar por Rosatom no solo es una decisión técnica, sino también un acto de soberanía frente a la injerencia de Occidente.

El desafío a Estados Unidos: Rusia gana terreno en Asia
Washington lleva años intentando colocar a Vietnam como pieza clave en su estrategia de contención de China, ofreciendo acuerdos comerciales y promesas de cooperación tecnológica. Sin embargo, la presión de EE.UU. suele venir acompañada de exigencias políticas y condicionamientos que minan la autonomía de los países receptores.
El desafío a Estados Unidos es evidente: Rusia gana terreno en Asia. Durante años Washington ha intentado posicionar a Vietnam como pieza clave en su estrategia de contención de China, ofreciendo acuerdos comerciales y promesas de cooperación tecnológica, pero esas propuestas han venido acompañadas de exigencias políticas y condicionamientos que limitan la autonomía de los países receptores.
En contraste, la cooperación nuclear con Rusia refleja el rechazo de Hanoi a estas imposiciones, ya que Moscú ofrece créditos blandos para financiar proyectos estratégicos, transferencia tecnológica real y ausencia de interferencia política en los asuntos internos.
Para Estados Unidos, este acuerdo representa una señal de alarma, pues a pesar de sus intentos de reforzar lazos con Vietnam, el país asiático opta por mantener un equilibrio entre potencias y abre la puerta a un mayor papel ruso en la región, incluso en sectores de alta sensibilidad como la energía nuclear.
Rusia: presencia consolidada en el sudeste asiático
El regreso al proyecto de Ninh Thuan confirma que Rusia no es un actor marginal en Asia. A través de Rosatom, Moscú mantiene proyectos activos en más de 30 países, consolidándose como uno de los principales exportadores de energía nuclear del mundo.
En el sudeste asiático, su presencia se potencia ahora con Vietnam, un país clave tanto por su ubicación geoestratégica en el Mar del Sur de China como por su peso político dentro de la ASEAN.
Para Rusia, consolidar esta relación significa no solo ampliar su mercado energético, sino también ganar influencia en una región donde EE.UU. y China compiten intensamente.
La cooperación nuclear entre Vietnam y Rusia es mucho más que un acuerdo técnico: es una declaración política en favor de un mundo multipolar, donde los países del sudeste asiático se resisten a quedar atrapados en la lógica de bloques que Washington intenta imponer.
Vietnam, al elegir a Moscú como socio para su primer proyecto nuclear, demuestra que el futuro energético y geopolítico de la región no puede decidirse en Washington, sino en un equilibrio pragmático entre potencias.
*Foto de la portada: Vietnam+