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Tailandia al borde del abismo: crisis política interna y tensión fronteriza con Camboya

Por PIA Global*- Tailandia se enfrenta actualmente a una de sus mayores crisis políticas en años.

A menos de un año de asumir el cargo, la primera ministra Paetongtarn Shinawatra —la más joven en ocupar el cargo en la historia del país— enfrenta un escenario en el que confluyen protestas masivas, rupturas de coalición, conflictos judiciales y una creciente tensión fronteriza con Camboya.

Lo que comenzó como una llamada diplomática informal ha detonado una tormenta política que amenaza con sumir al país en un nuevo ciclo de inestabilidad institucional.

El legado de los Shinawatra

Hija del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, figura central de la polarización política tailandesa durante las últimas dos décadas, Paetongtarn llegó al poder con el apoyo de una frágil coalición que unió al partido Pheu Thai —fundado por su padre— con antiguos rivales tradicionales del establishment monárquico.

El objetivo común fue impedir el acceso al poder del Partido Avance, de corte progresista, que había obtenido una victoria electoral contundente.

Sin embargo, esa coalición nacida de conveniencia más que de principios ideológicos ha comenzado a fracturarse rápidamente. La reciente decisión del Partido Bhumjaithai, segundo en el Parlamento, de abandonar la coalición y retirar a sus ministros, ha debilitado severamente al gobierno, abriendo la puerta a una posible moción de censura.

La protesta regresa con fuerza y une a antiguos enemigos

En un giro inédito, sectores tradicionalmente enfrentados en la vida política tailandesa han decidido unir fuerzas contra Paetongtarn. Viejos líderes del movimiento monárquico de las “camisas amarillas” y disidentes del bloque de las “camisas rojas” —como Jatuporn Prompan, antiguo aliado de Thaksin— se preparan para manifestarse conjuntamente en Bangkok.

El detonante: una llamada filtrada entre la primera ministra y el ex primer ministro camboyano Hun Sen, en la que se refería a un alto mando militar tailandés como “oponente”, despertando acusaciones de traición y falta de respeto a las Fuerzas Armadas.

Este episodio ha encendido la furia del nacionalismo militar y ha resucitado viejas tensiones entre los sectores castrenses y la familia Shinawatra. Aunque Paetongtarn pidió disculpas públicas, el gesto no bastó para calmar los ánimos.

Justicia politizada y riesgo de suspensión

El Tribunal Constitucional tailandés se dispone a evaluar si la conversación de Paetongtarn violó la Constitución y los códigos éticos de los funcionarios públicos. Si acepta el caso, la primera ministra podría ser suspendida de sus funciones de manera inmediata mientras se lleva adelante el juicio.

Este mismo tribunal destituyó a su predecesor Srettha Thavisin en 2023, pavimentando el camino para su llegada al poder.

Además, la agencia anticorrupción ha abierto una investigación paralela, y el propio Thaksin se enfrenta a una causa por presunta difamación a la monarquía, relacionada con declaraciones de 2015, lo que podría reavivar el debate sobre la ley de lesa majestad, una herramienta habitual para silenciar disidencia política.

Escalada en la frontera: el factor camboyano

El conflicto interno tailandés ha sido amplificado por una disputa territorial con Camboya, que se ha salido de control. La filtración de la llamada con Hun Sen —cuyo origen algunos atribuyen al propio entorno del expresidente camboyano— fue interpretada como una jugada deliberada para humillar al gobierno tailandés, aprovechando el contexto de fricciones en la frontera común.

La respuesta de Tailandia fue cerrar varios puestos fronterizos y cortar el acceso a internet en las zonas en disputa, mientras ambas partes desplegaban tropas. El deterioro de las relaciones bilaterales no solo afecta al comercio transfronterizo, sino que acentúa la militarización de una región históricamente inestable.

La incertidumbre por el futuro del liderazgo

De agravarse la crisis, y si Paetongtarn es suspendida o dimite, el Parlamento deberá elegir a un nuevo primer ministro de una lista preestablecida. Entre los nombres figuran el veterano Chaikasem Nitisiri (Pheu Thai), el propio Anutin Charnvirakul (Bhumjaithai) y el exgolpista Prayuth Chan-ocha, quien dejó el poder en 2023 pero no ha sido descartado como figura de “consenso” dentro del establishment.

Cualquiera sea el reemplazo, el nuevo gobierno deberá reconstruir una coalición funcional en un ambiente profundamente polarizado, donde los militares siguen ejerciendo una influencia decisiva y la protesta callejera amenaza con retornar a gran escala.

Un país atrapado en su propio ciclo

Tailandia vuelve a ser reflejo del laberinto político que enfrenta el sudeste asiático, atrapado entre gobiernos frágiles, justicia instrumentalizada, militarismo e injerencias externas. Aunque el país ha logrado consolidar ciertas estructuras democráticas formales, la sombra del autoritarismo y la inestabilidad estructural sigue pesando.

Mientras tanto, el conflicto con Camboya —sumado a la desconfianza interna— coloca a Tailandia en una posición delicada dentro de la ASEAN, justo cuando la región busca afirmarse como bloque autónomo en el contexto de la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos.

*Foto de la portada: EFE

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