Fue el 2 de diciembre de 1823, cuando el entonces presidente de los EEUU, James Monroe, sentenció: “América para los americanos”.
Aquella sentencia política y geopolítica fue celebrada, incluso por los mismos “libertadores” como Bolívar, San Martín, Sucre, y otros, porque creyeron que se trataba de la “buena voluntad” norteamericana para proteger a los países nacientes de la posibilidad real del retorno del ejército español al Continente. Pero no fue así. España no retornó. Pero sí la oligarquía norteamericana se apropió prácticamente de todo el Continente, luego de espantar a los ingleses, para sus intereses.
¿Qué es la Doctrina Monroe?
Esta Doctrina que lleva el apellido del entonces presidente de los EEUU, es una “verdad” instalada en el imaginario colectivo de los norteamericanos y de los pueblos del Continente que adecúa las conductas individuales y colectivas, de manera incuestionable, a las prioridades estadounidenses.
Consiste en el intervencionismo político, económico, militar, cultural, religioso, social, etc. norteamericano en el destino de los pueblos del Continente con la finalidad de garantizar la satisfacción de los intereses norteamericanos, sin importar el costo de vidas.
La Doctrina Monroe es la política internacional norteamericana hacia los países del Continente que opera “gestionando” miedos y deseos de los gobernantes y de la población.
En otras palabras, es la colonización norteamericana sobre el resto de los países de Abya Yala. Por ello, el Imperio norteamericano fue eso para el Continente: un Imperio que nos somete política, cultural y militarmente.
Los EEUU, en estos dos siglos, jamás vio a los países o repúblicas bicentenarias de Abya Yala como países soberanos. Mucho menos como sus iguales. Siempre los mira como sus colonias. Esto explica, no sólo el saqueo que hacen empresas norteamericanas de los bienes de nuestros países, sino también los golpes de estado, genocidios pentecostales (caso Guatemala), anexiones territoriales (caso México), la hegemonía sociocultural norteamericano (gringofilia continental), entre otros.
¿Cuáles son sus consecuencias?
En lo político. Por el intervencionismo político y geopolítico norteamericano, colocando y destituyendo gobiernos, incluso con golpes militares, los países del Continente, en 2 siglos de existencia, no han logrado ejercer su soberanía plena. Mucho menos consolidarse como países, con estabilidad política, muy a pesar de su ingente cantidad de bienes. Un ejemplo, Guatemala, país truncado en su proyecto de bienestar desde 1954 (por el Golpe de Estado norteamericano, para preservar intereses de una empresa frutera gringa) y, ahora, el país endilgado por un proyecto semilla norteamericano.
En lo económico. Aunque no se pudo materializar la anexión comercial total del Continente bajo el fallido proyecto Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), el gobierno norteamericano, mediante los tratados de “libre comercio”, otras veces, mediante proceso de privatización de bienes y servicios en favor de las empresas norteamericanas, saqueó y saquea las materias primas del Continente a precio de “gallo muerto” para luego venderlos manufacturadas a precios exorbitantes.
El Continente, en los hechos, es un mercado cautivo en y para la gran mayoría de las actividades comerciales norteamericanas. Si a esto sumamos la estrangulación de la región por la eterna deuda externa, el daño es dantesco. Al momento, aparte de los tratados de libre comercio, está el proyecto Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC)- EEUU.
En lo cultural. Mediante su apabullante proyecto cultural hegemónico, los EEUU se impuso en el imaginario individual y colectivo en la región como el “sumo bien cultural” deseado.
La sentencia de “América para los norteamericanos” avanzó hasta niveles insospechados a nivel cultural en los pueblos colonizados, mediante diferentes jerarquías de dominación. Al grado que casi nadie es consciente de su condición colonial.
Hablar inglés, tener visa, residir o trabajar en los EEUU, adquirir ciudadanía norteamericana, para legos e intelectuales de Abya Yala, es el “mayor bien” deseado. Y éstos, a su vez, instalan ese “deseo inaccesible para muchos” en el imaginario de quienes persiguen el “sueño americano”. De esta manera, la Doctrina Monroe, a nivel cultural, ya no requiere de gringos para su promoción.
La bicentenaria Doctrina Monroe construyó a nivel cultural/psicológico al sujeto “latinoamericano colonizado”, amante de los “excesos” gringos como virtudes. Una alienación cultural que nos condena a la esquizofrenia identitaria continental.
Una vez instalada la hegemonía cultural norteamericana, la perversa bicentenaria Doctrina Monroe quedó fijada como la “benigna” política de relaciones internacionales para con nuestros países. Y, cualquier dolor desmedido que nos ocasione dicha política norteamericana es asumida, por las oligarquías nacionales, como inevitables “daños colaterales” de la “solidaridad gringa”.
Pueblos en lucha en Abya Yala
En el marco del bicentenario de la Doctrina Monroe, las comunidades organizadas en resistencia, articuladas en el movimiento sociopolítico CODECA, en la ciudad costera de Mazatenango, Guatemala, organizan varios eventos virtuales y presenciales en y desde Guatemala, entre los días 22 de noviembre al 3 de diciembre, con la participación de portavoces de pueblos del Sur y Centro de Abya Yala.
Reflexionar los impactos, las lecciones y los desafíos de la vigencia de la Doctrina Monroe es y será parte de dichos eventos, siempre con la claridad del horizonte decolonial, anti imperial, y del Buen Vivir.
Ollantay Itzamná* Nómada quechua. Hijo de la Pachamama. Activista y defensor reflexivo de los derechos humanos y de la Madre Tierra. Abogado, teólogo y antropólogo de formación en la ciencia occidental.
Este artículo fue publicado en el Blog del autor: https://ollantayitzamna.com/
Foto de portada: Blog del autor