El primer ministro japonés, Fumio Kishida, realizó visitas a cinco de los siete miembros del Grupo de los 7: Francia, Italia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos. En estos dos últimos la recibida fue bastante particular, debido al interés de estas naciones en la nueva estrategia de defensa de Japón que tiene como excusa “protegerse de China y Corea del Norte.
En este sentido, el Gobierno japonés anunció que duplicará sus gastos en defensa en los próximos cinco años, hasta los 314.000 millones de dólares, alcanzando así un 2% del PIB. En 1976 se impuso el hasta ahora vigente presupuesto de Defensa que no podía superar el 1% del PBI. Estas nuevas cifras convertirían a Japón en el tercer país que más gasta en defensa, detrás de Estados Unidos y China.
Cabe destacar que en 1947, luego de la Segunda Guerra Mundial, Japón promulgó una nueva Constitución que fue redactada por las fuerzas de ocupación estadounidenses y que hasta el día de hoy recibe críticas del Partido Liberal Democrático —de corte consevador—, sobre todo, por el artículo 9 que destaca: “no se mantendrán en lo sucesivo fuerzas de tierra, mar o aire, como tampoco otro potencial bélico. El derecho de beligerancia del Estado no será reconocido.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, Japón pasó a ser una nación aliada a los Estados Unidos esto implicó que sea un país con la mayor cantidad de bases militares norteamericanas del mundo, 120 bases y 57.300 efectivos militares. La mayoría se encuentran en la ciudad de Okinawa.
La construcción de bases militares en Okinawa comenzó en abril de 1945 durante la Guerra del Pacífico. En el momento de la reversión de Okinawa a Japón, en 1972, la superficie de las instalaciones militares estadounidenses era de aproximadamente 28.000 hectáreas, pero luego de repetidas negociaciones con el ejército estadounidense, se devolvió aproximadamente el 35 %, siendo la última cifra de algo más de 18.000 hectáreas, según Nippon.com.
A la “Constitución de la Paz” y las bases militares se le suma que Japón es miembro del El Diálogo de Seguridad Cuadrilateral —QUAD—, es un foro entre Estados Unidos, Japón, Australia y la India que se mantiene mediante cumbres semi-regulares, intercambios de información y ejercicios militares entre países miembros. Entonces, el Estado Japonés tiene un permiso “especial” de actuar o participar siempre que su aliado estratégico norteamericano se vea comprometido en alguna situación bélica.
Sin embargo, desde China sostienen que la estrategia japonesa ha tenido modificaciones desde hace al menos dos años. Ya que, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, el gasto relacionado con la defensa de Japón alcanzó los 50.690 millones de dólares en 2021, 647 millones de dólares más que en 2020. El gasto ya había superado el techo del 1 por ciento establecido por la llamada Constitución pacifista.
Así como China y Corea del Norte son amenazas, también se sumaría a la lista Rusia como una de las razones del gobierno japonés para modificar su estrategia de seguridad nacional. O incluso ir más allá, debido a que Kishida planea visitar Ucrania el mes próximo como una muestra de castigo a la Federación Rusa y un apoyo a Volodimir Zelensy, mandatario ucraniano. Japón no sólo buscará ser protagonista en Asia Pacífico sino también en otras regiones.
Queda claro que el gobierno japonés ha tomado una postura bélica ante una región en constante tensión. Deja de lado la visión pacifista que había sostenido luego de perder la Segunda Guerra Mundial y se alía directamente con Occidente. Hoy Japón es el perro guardián del pacífico, pero podría volver a sus deseos imperialistas. Ya lo hizo una vez ¿Lo intentará en este 2023?
*Erika Gimenez es Licenciada en Comunicación, escribe en PIA Global y ARG Medios.
Con información de Público.
Foto de portada: Fumio Kishida. La Razón