En el Día de la Armada Rusa, el 31 de julio de 2022, el presidente ruso Vladimir Putin firmó el Decreto nº 512 “Sobre la aprobación de la Doctrina Naval de la Federación Rusa”. La anterior Doctrina Naval fue aprobada el 26 de julio de 2015.
La renovación de la doctrina naval rusa es necesaria desde hace tiempo, debido a una serie de cambios significativos en la región y a nivel internacional. Entre ellos, la operación en la República Árabe Siria; la firma de la Convención sobre el Estatuto Jurídico del Mar Caspio del 12 de agosto de 2018; la aprobación de los “Fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el ámbito de las operaciones navales para el período hasta 2030” en 2017; y la nueva edición de la Estrategia de Seguridad Nacional 2021. La Estrategia de Seguridad revisada refleja el fuerte agravamiento de las relaciones de Rusia con los países de Occidente, así como la operación militar especial en el territorio de Ucrania, la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk.
Intereses nacionales, retos y riesgos
El documento amplía significativamente el número de intereses nacionales de Rusia en el Océano Mundial, de ocho a catorce.
Se amplía la interpretación de los intereses nacionales en términos de defensa, seguridad y libertad de alta mar. Se señala la necesidad de preservar para Rusia “el estatus de gran potencia marítima, cuyas actividades están dirigidas a mantener la estabilidad estratégica en el Océano Mundial” en medio del “mundo policéntrico emergente”. Se mencionó por separado la necesidad de garantizar el funcionamiento seguro de los sistemas de oleoductos en alta mar y el acceso garantizado a las comunicaciones de transporte mundiales.
El desarrollo de la zona ártica de la Federación Rusa (AZRF) y la Ruta Marítima del Norte (NSR) se han añadido a la lista de intereses nacionales. En cuanto al desarrollo del Ártico ruso, se ha hecho una importante adición relativa al “desarrollo a gran escala de la plataforma continental de la Federación Rusa fuera de la zona económica exclusiva de 200 millas”. Se incluye la salvedad de que esto será posible una vez delimitada la frontera exterior de la plataforma continental rusa, de acuerdo con el artículo 76 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
También es importante, a la hora de garantizar los intereses nacionales de Rusia, dividir el océano mundial en regiones; éstas se clasifican en vitales, importantes y otras. Además de las aguas territoriales de Rusia, la zona económica exclusiva (ZEE) y la plataforma continental más allá de sus límites en la cuenca del Ártico, las aguas de la Ruta Marítima Septentrional, el Mar de Okhotsk y el sector ruso del Mar Caspio se clasifican como zonas vitales. También cabe destacar la lista de zonas importantes para garantizar los intereses nacionales; entre ellas se encuentran el Mar de Azov y el Mar Negro, los estrechos del Báltico y de las Kuriles, la parte oriental del Mar Mediterráneo, así como las zonas de tránsito marítimo que son vitales para los intereses del transporte marítimo mundial.
Una diferencia importante en la nueva Doctrina Naval es, como señaló acertadamente Ilya Kramnik, la corrección de los intereses nacionales de Rusia en el Océano Mundial. La edición de 2015 vincula las necesidades del Estado y la sociedad con el potencial marítimo de Rusia. Al mismo tiempo, la edición de 2022 define los intereses nacionales como las “necesidades objetivamente significativas del Estado y la sociedad” sin referirse al potencial marítimo.
Estados Unidos y sus aliados, que aplican una política de contención hacia Rusia, se enfrentan directamente a la política exterior e interior independiente de Rusia. El factor fuerza sigue desempeñando un papel en las relaciones internacionales.
La Doctrina Naval identifica diez retos y amenazas para la seguridad nacional y el desarrollo sostenible de Rusia relacionados con el Océano Mundial. Los principales retos y amenazas son el enfrentamiento con Estados Unidos y sus aliados (incluidos los miembros de la OTAN), que se esfuerzan por dominar el Océano Mundial, su deseo de limitar el acceso de Rusia a los recursos del Océano Mundial y a las rutas vitales de transporte marítimo, y las reclamaciones territoriales contra Rusia que han hecho varios Estados en relación con algunos de sus territorios costeros e insulares. Por otra parte, se destaca el conflicto potencial en el Ártico, asociado al fortalecimiento de la presencia naval extranjera y a los intentos de debilitar el control de Rusia sobre el NSR.
Entre los riesgos identificados por la Doctrina Naval para la actividad marítima de Rusia cabe destacar: las sanciones contra las empresas y compañías rusas de construcción naval y de petróleo y gas, el carácter incompleto de la delimitación jurídica internacional del espacio marítimo en el Ártico y los intentos de revisar la Convención sobre el Régimen de los Estrechos del 20 de julio de 1936 (Convención de Montreux), así como la falta de bases fuera de Rusia para apoyar las operaciones de la Marina en zonas remotas de los océanos.
El cambio en la parte 1 del artículo 32 es importante; contiene una lista de principios de política marítima nacional. Enmendado en 2015, el primer principio era “el cumplimiento de los principios y normas generalmente reconocidos del derecho internacional y las disposiciones de los tratados internacionales de la Federación de Rusia”; ahora es “el cumplimiento de la legislación de la Federación de Rusia, los principios y normas generalmente reconocidos del derecho internacional, así como las disposiciones de los tratados internacionales de la Federación de Rusia”. La prioridad de los métodos no militares de protección de los intereses nacionales se complementa con una frase sobre “una combinación eficaz de medidas no militares y militares”. Es notable la inclusión de la frase “utilizar las capacidades de otros Estados aliados y socios de Rusia para realizar los intereses nacionales de la Federación Rusa en el Océano Mundial”.
Orientaciones funcionales y regionales de la política marítima nacional
A las áreas funcionales de las actividades marítimas de la edición de 2015 (el transporte marítimo, el desarrollo y la conservación de los recursos del Océano Mundial, la investigación científica marina, las actividades navales), se ha añadido una quinta: el desarrollo de los sistemas de oleoductos en alta mar. Con ello se pretende, entre otras cosas, reducir la dependencia de la exportación de los recursos nacionales de hidrocarburos de la fiabilidad de los sistemas de oleoductos terrestres que pasan por otros Estados. Se subraya la necesidad de garantizar la independencia de Rusia en el tendido de oleoductos en alta mar y la protección de los buques, instalaciones y estructuras utilizadas en este proceso.
En cuanto a la actividad científica, se ha incrementado el papel del estudio de los problemas militares-políticos, económicos y jurídicos de la utilización de los recursos y espacios del Océano Mundial. En cuanto a las actividades navales, la Doctrina Naval se refiere a los fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el ámbito de las actividades navales, cuya versión actual fue aprobada en 2017.
La lista de regiones de operaciones definidas por la política marítima nacional no ha cambiado, pero sí su ordenación. La edición de 2022 de la Doctrina Naval bajó la región del Atlántico al tercer lugar de la lista, mientras que el Ártico y el Pacífico ocupan el primer y segundo lugar. Se acentúa la división de la región atlántica en tres cuencas: el Mar Báltico, el Mar de Azov y el Mar Mediterráneo.
La región del Ártico – Se hace especial hincapié en la transformación del Ártico en una región de “competencia global no sólo desde el punto de vista económico, sino también militar”. Junto con la Flota del Norte, la Flota del Pacífico, el Servicio Federal de Seguridad y las fuerzas de la Guardia Nacional de Rusia tienen encomendada la tarea de garantizar la seguridad y la defensa del país. Se hace hincapié en el desarrollo integral de la NSR como ruta de transporte nacional segura y competitiva durante todo el año en Rusia. Se subraya la necesidad de garantizar la estabilidad del régimen jurídico internacional históricamente establecido de las aguas marítimas interiores en los estrechos árticos de la NSR y el control de las actividades navales de los Estados extranjeros en la NSR.
La región del Pacífico – En lo que respecta al Pacífico, la política marítima nacional reconoce como prioridades la superación del aislamiento económico y de infraestructuras del Extremo Oriente con respecto a las regiones industrializadas de Rusia, el desarrollo de los vínculos económicos con países extranjeros y el desarrollo del potencial de transporte y logística del país. Por otra parte, se menciona la importancia de garantizar la presencia naval de la Armada rusa en la región de Asia-Pacífico, incluida la formación de centros logísticos en el territorio de Estados extranjeros, así como el desarrollo de un sector nacional de construcción naval en el Extremo Oriente, incluso para la construcción de modernos portaaviones.
La región del Atlántico: al igual que en la edición de 2015, se hace hincapié en el papel de la OTAN, pero la redacción es más estricta. Se subraya que el objetivo de las actividades de la OTAN es una confrontación directa con Rusia y sus aliados. Se repite la tesis de que Rusia considera inaceptable que la alianza planee extender su infraestructura militar a las fronteras de Rusia mientras intenta funcionar a nivel mundial. Se está aumentando la prioridad del desarrollo de la Flota del Báltico.
Se ha excluido la cláusula sobre la necesidad de garantizar la regulación jurídica internacional del régimen y un procedimiento para el uso del estrecho de Kerch.
Se ha ampliado la sección sobre la cuenca mediterránea. Se ha hecho hincapié en el fortalecimiento de la asociación de Rusia con Siria, en la ampliación de la presencia naval rusa en la región, así como en el desarrollo de las relaciones con los Estados de Oriente Medio y el Norte de África, incluido el desarrollo de la cooperación técnico-militar y la creación de nuevos centros logísticos.
En el Mar Caspio se hace hincapié en el fortalecimiento de la posición económica y geopolítica de Rusia en la región. Se señala el importante papel de la Convención sobre el Estatuto Jurídico del Mar Caspio del 12 de agosto de 2018.
El Océano Índico: la lista de países, cuyo desarrollo de relaciones se reconoce como una prioridad de la política marítima nacional en la región, se ha ampliado considerablemente. Además de la India, cuyo estatus ha sido elevado de “lazos amistosos” a “asociación estratégica”, la lista incluye a Irán, Irak y Arabia Saudí. Se señala la necesidad de mantener la presencia naval de Rusia en el Golfo Pérsico, así como su participación para garantizar la seguridad del funcionamiento del transporte marítimo en la región, incluida la lucha contra la piratería.
La Antártida: se señala la necesidad de mantener la igualdad de condiciones para la cooperación internacional y evitar la militarización de la región. Se destaca el importante papel de la presencia permanente y activa de Rusia como miembro del sistema del Tratado Antártico y la necesidad de desarrollar estaciones antárticas y bases de campo como parte de la Expedición Antártica Rusa.
Oferta de actividades marítimas
Construcción naval: la especificación añadida de que el sector de la construcción naval nacional debe desarrollarse “independientemente de la situación exterior” merece especial atención. Se ha aumentado la importancia de las actividades de innovación e inversión para desarrollar las capacidades de construcción naval nuevas y existentes. Por otra parte, se mencionó por segunda vez la necesidad de garantizar la posibilidad de construir buques modernos de transporte de aeronaves para la Armada, así como sistemas robóticos marinos para fines militares y duales.
Personal, educación y crianza: esta sección se ha ampliado. Se centra en el desarrollo y la mejora del sistema educativo, incluso en interés de la industria naval; en asegurar las garantías sociales del personal de la Armada, el Servicio Federal de Seguridad, la Guardia Nacional y el Ministerio de Emergencias de Rusia y sus familias; así como en el desarrollo del sistema de asistencia sanitaria para los marineros.
Seguridad de las actividades marítimas: este apartado se completa con subsecciones sobre la asistencia sanitaria y la lucha contra la piratería y el terrorismo marítimos.
Apoyo a la información – esta sección se ha ampliado: se menciona el prometedor sistema de comunicación por satélite y de radiodifusión Express-RV, la necesidad de crear una infraestructura unificada para el apoyo a la información de las actividades marítimas y la constelación orbital nacional de naves espaciales para conectar los centros de información costeros con los buques.
El apoyo jurídico internacional y la cooperación internacional constituyen un nuevo apartado. Se hace especial hincapié en la participación en las actividades de la Organización Marítima Internacional, la diplomacia naval (ejercicios internacionales conjuntos de la Armada y el FSB, escalas regulares en puertos extranjeros) y la garantía de la seguridad de las actividades marítimas.
Nuevas partes de la Doctrina
La nueva doctrina naval se completa con dos partes que estaban ausentes en la edición de 2015: “Preparación de la movilización y disposición de la movilización” y “Procedimiento de utilización de los instrumentos de la política marítima nacional para proteger los intereses nacionales de la Federación Rusa en el Océano Mundial”.
La parte relativa a la movilización contiene una importante indicación de la posibilidad de que los buques que enarbolan la bandera estatal de Rusia puedan ser retirados en tiempos de guerra o en medio de amenazas, y que el control de estos buques sea entonces transferido a las Fuerzas Armadas. Al mismo tiempo, se subraya la prioridad de aumentar el número de buques con pabellón estatal de Rusia. Se proporciona una amplia lista de medidas necesarias para garantizar la preparación para la movilización de los buques, los puertos y las empresas de construcción naval. También se señala la necesidad de mejorar el procedimiento de llamada y utilización de buques e instalaciones portuarias en el marco de operaciones especiales en tiempo de paz, así como el procedimiento de compensación a los armadores por las pérdidas resultantes.
La parte sobre el “Procedimiento para el uso de …” contiene las siguientes disposiciones sobre la posibilidad de utilizar la fuerza militar, que se indican como las más importantes:
- en zonas vitales del Océano Mundial, donde Rusia, junto con otros métodos, hace pleno uso de la fuerza militar de acuerdo con la legislación de la Federación Rusa, los principios y las normas del derecho internacional generalmente reconocidos;
- en zonas importantes, Rusia puede utilizar la fuerza militar de forma adecuada a la situación imperante cuando se haya agotado la posibilidad de utilizar otros instrumentos;
- en otras regiones, Rusia no asume la posibilidad de utilizar la fuerza militar.
Conclusión
La nueva Doctrina Naval es sorprendentemente diferente de la edición de 2015. El mundo descrito en ella parece mucho más inquietante y peligroso; su potencial de conflicto ha aumentado considerablemente. La situación en el Ártico ruso es mucho más tensa, pero existen retos y riesgos importantes en muchas zonas, como las cuencas del Báltico y del Mar de Azov-Negro, el Mar de Okhotsk y las Islas Kuriles. El papel de la fuerza militar en la nueva Doctrina Naval ha crecido significativamente. El cambio más importante fue la división del Océano Mundial en zonas para garantizar los intereses nacionales de Rusia en vitales, importantes y otras, así como la determinación de las condiciones y el alcance del uso de la fuerza militar para proteger los intereses nacionales, según el estatus de la zona. En el contexto del agravamiento de las tensiones internacionales, el establecimiento de “líneas rojas” concretas y sistemáticas a nivel de los documentos de planificación estratégica parece correcto y necesario.
Al mismo tiempo, la Doctrina Naval se ha vuelto más ambiciosa. Según la nueva redacción, “los intereses nacionales de la Federación Rusa como gran potencia marítima se extienden a todo el Océano Mundial y al Mar Caspio”. La doctrina marítima implica la construcción de la presencia económica, de investigación y naval de Rusia en diversas zonas del Océano Mundial, el fortalecimiento y desarrollo de la Armada, la creación de una industria de construcción naval “independiente de la situación exterior”, así como de infraestructuras portuarias y de información. Todo ello requiere importantes inversiones y, lo que es más importante, una política de Estado coherente. Sólo el tiempo dirá cómo podrá Rusia aplicar esta Doctrina Naval en el contexto de la operación en curso en Ucrania, las continuas amenazas de desestabilización en el Cáucaso y Asia Central, y la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN.
A la luz del cambio en el escenario diplomático mundial y de la aprobación de la nueva Doctrina Naval, parece conveniente actualizar los Fundamentos de la Política Estatal de la Federación Rusa en el ámbito de las actividades navales para el período hasta 2030. Una de sus tareas fundamentales debe ser determinar la estrategia para el desarrollo de una Armada que pueda proteger los intereses nacionales de Rusia y la aplicación de las disposiciones de la Doctrina Naval, teniendo en cuenta la tecnología moderna y los recursos de que dispone el país. La flota rusa debe ser equilibrada y sostenible, y su desarrollo debe estar vinculado a los recursos y al desarrollo de otros instrumentos de la política nacional.
*Prokhor Tebin, Doctor en Ciencias Políticas, experto militar independiente.
Artículo publicado en Club Valdai.