Según datos recientes ofrecidos por el viceprimer ministro ruso Alekséi Overchuk, casi el 80% del comercio exterior de Rusia en 2024 se realizó en monedas nacionales, triplicando la cifra registrada en 2020.
Este avance no es solo un dato técnico: representa un giro histórico hacia la desdolarización y la afirmación de una soberanía económica real, marcando un camino que otros países del Sur Global observan con creciente interés.
El rublo y el yuan sustituyen al dólar
La transformación es especialmente significativa en la relación con China, principal socio comercial de Moscú. Overchuk subrayó que más del 95% de los pagos entre Rusia y China se efectúan ahora en yuanes y rublos, desplazando por completo al dólar y al euro.
Esta cooperación financiera fortalece no solo los lazos bilaterales, sino que también contribuye a la consolidación de un orden multipolar en el sistema monetario global.
La tendencia se extiende a otras alianzas estratégicas: el 93% de las transacciones con países de la Unión Económica Euroasiática ya se realiza en monedas nacionales, mientras que con India la cifra alcanza el 90%.
Sanciones que disparan la independencia
Paradójicamente, las sanciones impuestas por Occidente contra Rusia —especialmente tras el conflicto en Ucrania— han servido como catalizador para este proceso. “La restricción del acceso a las principales monedas de reserva y a los sistemas internacionales de pago demostró la vulnerabilidad de la economía moderna”, declaró Overchuk ante el Consejo de la Federación.
Lejos de ceder ante la presión, Rusia optó por la innovación y la resiliencia, acelerando el desarrollo de sistemas financieros paralelos y acuerdos bilaterales fuera de la órbita occidental.
Lo que comenzó como una medida defensiva frente al bloqueo financiero impuesto por EE.UU. y la Unión Europea, se ha convertido en una estrategia ofensiva para fortalecer la autonomía económica de Rusia.
El rublo se consolida como una moneda de referencia en Eurasia, mientras que Moscú lidera iniciativas para aumentar el uso de monedas locales en mecanismos como los BRICS+.
Un modelo para el Sur Global
El proceso ruso de desdolarización no es un fenómeno aislado. En América Latina, África y Asia, crecen los cuestionamientos hacia la dominación del dólar en el comercio internacional y las consecuencias de la política monetaria estadounidense sobre las economías periféricas.
El ejemplo de Rusia marca un camino concreto y exitoso para quienes buscan mayor independencia frente a los dictámenes de Washington y del FMI.
Rusia demuestra que es posible comerciar, desarrollarse y proyectarse en el mundo sin depender del dólar, sin someterse a la arquitectura financiera de Bretton Woods, y sin acatar los dictados de las agencias de calificación occidentales.
La transición de Rusia hacia un comercio internacional desdolarizado es uno de los pilares del nuevo orden multipolar en gestación. No se trata únicamente de cifras: es una apuesta por la soberanía, por la autodeterminación económica y por un sistema financiero más justo y equitativo.
El camino no está exento de desafíos, pero el impulso es claro. Moscú ya no negocia desde la sumisión, sino desde la iniciativa. Y ese ejemplo empieza a resonar en todo el mundo.
*Con información de TASS
Imagen de la portada: Autogenerada IA