Nuestra América

Estados Unidos y su política de exclusión hacia Cuba.

Por Tony López R*
La negación de la visa al equipo cubano de fútbol, para participar en las eliminatorias del mundial, reflejan la fobia que expresa un sector del establishment estadounidense contra Cuba, especialmente en el Departamento de Estado y los Congresistas cubanos-americanos, y demuestra la impotencia del imperio ante la firmeza del pueblo de Cuba de mantener su independencia y soberanía.

Privar a un grupo de jóvenes cubanos viajar a los Estados Unidos y tener la posibilidad competir para optar por un puesto para asistir a la Copa de Oro, no es más que la expresión del encono que siente por Cuba un estamento de la autodenominada “más grande democracia del universo” pero también su pobreza y mezquindad política y desprecio por los pueblos.

En su artículo, “Estados Unidos viola los principios olímpicos” el colega Arthur González, denuncia esta política discriminatoria de Estados Unidos contra el deporte cubano y reclama el derecho que tiene Cuba de establecer la correspondiente demanda. Precisa que “esta nueva acción viola los principios de la Carta Olímpica, asumidas por todo los Comité Olímpicos y sus Federaciones Internacionales y Nacionales”.

“Es función del Comité Olímpico Internacional fomentar la coordinación, la organización y el desarrollo del deporte y de las competiciones deportivas y, de acuerdo con las instituciones deportivas internacionales y nacionales, asegurará la promoción y aplicación de las medidas tendentes a reforzar la unidad del Movimiento Olímpico”.

«El deporte, derecho del pueblo»

“Participar en las acciones a favor de la paz, actuar para proteger los derechos de los miembros del Movimiento Olímpico y actuar contra toda forma de discriminación que afecte al Movimiento Olímpico”. “Oponerse a toda utilización abusiva política o comercial del deporte y de los atletas”.

Añade, que “las declaraciones que hizo la CONCACAF ante el suceso contra los atletas cubanos, es vergonzosa y viola los principios olímpicos, por lo que debe ser denunciada por la Federación Cubana de Futbol ante la Federación Internacional, para que se tomen las medidas y sanciones correspondientes, porque Cuba no puede admitir que Estados Unidos u otras naciones sedes de eventos internacionales, retomen esa política anticubana impuesta por los yanquis”.

Todas estas acciones, incluida esta, contra el movimiento deportivo cubano, aplicada por la administración de Joe Biden, contra Cuba, siguiendo la ruta de Donald Trump y políticamente motivada, bajo el argumento de “restituir la democracia en Cuba y la libertad de expresión”, es una muy vieja política a la que se han aferrado los gobernantes de Estados Unidos y el sistema.

El concepto “democracia” y “libertad de expresión” han sido secuestrados por el sistema imperial, apoyado por sus poderosos medios de prensa, cuya propaganda influye sobre la opinión pública y siembran sus ideas y descalifican a cualquier gobierno y sistema, que en nuestra región no se avienen o no se subordinan a los intereses del gobierno de los Estados Unidos, como son los de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Y de cual democracia va hablar Estados Unidos, la de ellos. Veamos.

Desde hace 200 años en Estados Unidos reina una dictadura donde dos Partidos políticos se alternan el poder:   Republicanos y Demócratas y un solo programa de gobierno, con un sistema económico, político y social que es el que reina y que el propio Papa Juan Pablo II denomino “capitalismo salvaje”.

Contra el bloqueo y con el sacrificio de siempre

Cualquier otra opción o el solo amago de cambiar el rumbo económico y trazar políticas con justicia social amplia, que elimine la discriminación racial y de género, que beneficie al medio ambiente, prescindir del armamentismo y practicar una política de paz, suprimiendo las acciones injerencistas de corte imperial en EE. UU, el político que se proponga esa política, es inmediatamente atacado y acusado de Comunista.

El mundo acaba de presenciarlo con las acciones violentas y brutales que causaron muertes con el asalto al Congreso y otras manifestaciones de violencia en el país, que provocó el llamado del ex presidente Trump, al acusar a su oponente Joe Biden de Comunista y desconocer el triunfo electoral de los demócratas, es así como se puso de manifiesto la crisis interna de la cacareada democracia en Estados Unidos.

En definitiva, la realidad es otra y nada distinto al programa bipartidista del régimen instalado en la Casa Blanca.  Lo demuestra que lo prometido por Biden, de cambiar la ruta de su antecesor, nada ha cambiado, ni a nivel global y en temas estratégicos, Estados Unidos continua con sus acciones imperiales.

La pesadilla de Estados Unidos

En el caso de Cuba, Venezuela y Nicaragua, la política ha sido tan o peor que la anterior administración.  Continua su ilegal y agresiva guerra en Siria y contra Irán y se apresta a desarrollar un accionar que, según él, coloque a Estados Unidos, como la gran potencia global por encima del resto de las naciones incluyendo a China y Rusia.

A casi 180 días de gobierno, el presidente Biden y su equipo no se aprecia que este, al menos por el momento, con intenciones de modificar esta ruta y siguen aferrados, a recobrar la hegemonía mundial, que han perdido en el campo económico y financiero frente a China, también espacio de influencia política en muchas regiones y no es con una política de confrontación como podrán equilibrar la balanza, la consigna de Estados Unidos primero, hoy no es real.

En torno a Cuba, resulta bastante claro que la política hacia la Isla está secuestrada por el pequeño grupo de congresistas de origen cubano-americano, los que desde sus importantes posiciones en el Senado utilizan la presión y el chantaje, lo que, a la larga, lejos de beneficiar a Estado Unidos, le causará perdidas como las que ya han tenido y que es multimillonaria y además  perder las posibilidades de una buenas relaciones respetuosas, reciprocas  de amistad de nuestros pueblos y  beneficie  nuestras culturas, deportivas, científicas y comerciales.

Los congresistas de origen cubano y especialmente radicados en Miami, han utilizado la política anticubana y llevadas al Congreso, con el fin de conseguir fondos y millones de dólares para supuestamente lograr cambios políticos en Cuba, un objetivo que no alcanzaran jamás.  Ellos han convertido esa política contrarrevolucionaria en una industria para engordar sus bolsillos y beneficiarse personalmente. Esa política de estos congresistas hoy, tiene limitaciones, porque sus seguidores en La Florida no están muy contentos con sus acciones y pueden perder muchos votos en futuras elecciones.

Notas:

*Periodista, politólogo y analista internacional.

Dejar Comentario