Este fin de semana la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU) realizó una movilización masiva para pedir al presidente Yoon que mejore la calidad de vida de los trabajadores y aumente el salario mínimo, ya que el costo de vivir en ese país es muy alto.
Alrededor de 50 mil trabajadores se reunieron en Seúl, la capital surcoreana, para manifestarse en contra del gobierno. La primera marcha grande que le hace la Confederación mayoritaria del país, debido a que no cumplió con lo que les había prometido en abril pasado cuando aún no había asumido el cargo, donde expresó que construiría una “amistad” con la organización sindical.
Corea del Sur es una de las 10 economías más importantes del mundo y el favorito del sistema capitalista, ya que en comparación con su vecino del Norte sostiene dicho sistema casi desde su creación. La República de Corea sostuvo desde su independencia un crecimiento económico muy alto, en poco tiempo, y es la estudiante favorita que muchos economistas liberales usan a modo de ejemplo de lo que “funciona”.
A pesar de esto, se trata de una de las economías internas más desiguales del mundo, cuya población no puede afrontar el alto costo de vida. Según datos del Banco Mundial, en 2021, Corea del Sur fue el país con la mayor deuda familiar del continente asiático. Un escenario que se sostiene desde hace muchos años y que si bien el nuevo presidente busca resolver, no muestra hechos concretos para hacerlo.
En marzo fueron las elecciones presidenciales en Corea del Sur, donde Yoon Suk-yeol se impuso por menos de un punto sobre Lee Jae-myung. La diferencia, en concreto, fue de 0.73 %, la más ajustada en una elección surcoreana: Yoon, del Partido del Poder Popular (PPP), obtuvo el 48,56 % de los votos, mientras que Lee, del liberal Partido Democrático de Corea (DPK), obtuvo el 47,83 %.
Yoon lleva casi dos meses desde su asunción y su gobierno se ha destacado por mantener una política exterior muy activa, al contrario de lo que había manifestado en el discurso de asunción presidencial, que se iba a ocupar de la economía interna. Por el contrario, su gestión trata de sostener aún más estrecha la relación de seguridad con Estados Unidos aún desde la participación en la guerra de Corea (1950-1953) y un hecho que perdura en el tiempo: actualmente hay alrededor de 30 mil soldados estadounidenses en la frontera con Corea del Norte, la división que se conoce como el paralelo 38.
Yoon con la mirada en Occidente
La primera visita oficial que recibió Corea del Sur con la nueva gestión fue la del estadounidense Joe Biden, quienes en una declaración en conjunto expusieron que realizarían más ejercicios y entrenamientos militares combinados en la península de Corea y sus alrededores. En una alianza directa contra Corea del Norte, sobre todo, aunque también contra China.
Antes de asumir la presidencia, Yoon había escrito en su cuenta de Facebook: que en caso de haber alguna provocación de su vecino del norte, su gobierno iba a “responder con contundencia mediante la colaboración con la comunidad internacional, basada en la cooperación cercana entre Corea del Sur y EE.UU”.
A diferencia de su predecesor Moon Jae-in, quien sostenía una relación cordial con Kim Jong-un, la intención del presidente Yoon no sorprende porque es una estrategia que ya sostenía en campaña, que iba a ser un gran aliado de Estados Unidos y sería enemigo férreo de Corea del Norte.
Así es como a principios de junio Washington y Seúl lanzaron ocho misiles dirigidos hacia Corea del Norte y si bien impactaron en el mar, se trató de una demostración de fuerza entre ambos países que consolidaron así una alianza indiscutible entre Joe Biden y Yoon Suk-yeol.
La semana pasada Corea del Sur fue uno de los países de Asia Pacífico invitados a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Madrid. Ahí también estuvo el primer ministro Japonés, Fumio Kishida, con quien luego se reunió en una trilateral junto a Biden. Según los mandatarios, esta alianza se ha vuelto más importante que nunca ante las “crecientes amenazas de Corea del Norte y el aumento de la inestabilidad en el mundo”.
Japón es otro de los países del Pacífico que actualmente sostiene una alineación directa con Estados Unidos, a partir del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD) del que forma parte y de las bases militares norteamericanas en tierras niponas.
Sumado a este contexto, otro de los datos que pesa ya entre Japón y la península coreana es su pasado histórico. El imperio japonés invadió durante 35 años la península cuando no estaba dividida, violentó a la población, les prohibió hablar su idioma, entre otras atrocidades. En la actualidad, que Yoon se haya reunido con Kishida es un retroceso para gran parte de la población de Corea, ya que el Estado japonés aún no ha pedido disculpas ni aceptado la violencia cometida en la ex-colonia.
Desde enero de 1992 se realizan en la capital coreana, movilizaciones de mujeres para exigir un resarcimiento y justicia por las mal llamadas “mujeres de consuelo”, quienes eran esclavas sexuales del ejército imperial japonés. A estas mujeres se le suman familias inducidas a trabajos forzados y esclavitud, este año dichas manifestaciones cumplieron 30 años sin tener ninguna respuesta estatal.
A pesar de este contexto, desde Washington se busca alentar la cooperación trilateral, en medio de las supuestas amenazas nucleares de Corea del Norte y los crecientes desafíos económicos y de seguridad con China en la región.
Desde Corea del Norte criticaron la reunión de los tres países, a través de un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular Democrática de Corea, expresaron que “la reciente cumbre de la OTAN demuestra más claramente que EE. UU. persigue un plan para contener a Rusia y China al mismo tiempo al realizar la «militarización» de Europa y formar una alianza militar como la OTAN en la región de Asia y el Pacífico y mantener a EE. UU.-Japón- alianza militar tripartita de Corea del Sur como un medio importante para materializar el plan”.
Yoon Suk-yeol está teniendo una mirada muy Occidental en una nación que le pide medidas concretas y contrarias a las que está llevando a cabo. En la sociedad coreana “perdonar” a Japón en pos de una estrategia geopolítica no va a ser gratis, este gobierno lleva dos meses y ya tuvo su primera movilización masiva en contra: O toma decisiones en favor del pueblo o su gobierno no llega al mandato completo.
Foto de portada: AP
La autora es Licenciada en Comunicación, parte de PIA Global y ARGMedios.