Desde el Palacio presidencial de Miraflores, vía telefónica, Nicolás Maduro tuvo una breve intervención en el programa «Con el Mazo Dando» que conduce el dirigente del PSUV Diosdado Cabello, en la cual se refirió a las posturas que provienen de una izquierda regional que pretende cuestionar, al modelo revolucionario, y al camino independiente y soberano elegido por el pueblo, “Hay una izquierda cobarde en América Latina que la vengo denunciando y la voy a enfrentar con nombre y apellido, una izquierda cobarde que le hace el coro al imperialismo y que pretende cuestionar al pueblo de Venezuela, y al modelo revolucionario”
Así se refería el presidente Maduro sobre las declaraciones emitidas por el presidente electo de Chile, Gabriel Boric, que recientemente expresó a un medio uruguayo que el modelo venezolano era un fracaso.
El presidente Gabriel Boric ha sido cuestionado por sectores sociales y políticos de su país porque en su gabinete integró a varios representantes de la derecha chilena y como ministra de relaciones exteriores nombró a Antonia Urrejola, expresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cercana al actual secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
De igual manera se pueden considerar como innecesaria y ofensivas las declaraciones del mandatario peruano Pedro Castillo quien dijo que no le gustaría que Perú se convirtiera en los modelos de los Gobiernos existentes en Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Si nos ubicamos en tiempo y espacio podremos observar, los ingentes esfuerzos que los sectores pro-nortemericanos han hecho desde hace varias décadas para atacar la autodeterminación de los pueblos en nuestramérica.
En estos momentos de redespliegue imperialista en el marco de una aguda crisis del capitalismo, vemos como muchos proyectos que enarbolan las banderas del progreso social y económico, la inclusión y la democracia, pierden el rumbo al tratar de demostrarle al imperialismo que pueden convivir con ellos y sus atrocidades.
Me gustaría escuchar al presidente Boric, pedir disculpas al mundo, como jefe de Estado, por los crimines extrajudiciales, el ataque a la democracia y los millones de exiliados que generó la dictadura militar de Augusto Pinochet Ugarte, que no solo actuó al interior de su país, sino también extendió su Terrorismo de Estado a otras latitudes, participando activamente en el Plan Condor.
Me gustaría que se pronunciara sobre los fracasos del capitalismo como modelo de desarrollo y equidad social y que nos deslumbrara con las medidas antimonopólicas con las que oxigenará la economía popular asfixiada por el neoliberalismo y que, con esas medidas, pusiera coto al descarado incremento de los capitales internacionales asociados a la oligarquía de su país, que someten al hambre y la miseria a millones de sus compatriotas.
De igual manera podríamos referirnos sobre el presidente Castillo de Perú; los mandatarios de Nicaragua, Cuba y Venezuela, en estos largos años, han sufrido golpes de Estado y procesos desestabilizadores, sanciones y bloqueos económicos criminales realizados por las potencias occidentales mas poderosas del mundo para socavar sus proyectos políticos y fundamentalmente, la autodeterminación de sus pueblos en aras de seguir saqueando los recursos naturales de esos países o de utilizarlos como instrumentos militares en función de sus proyectos hegemónicos totalitarios.
Estos gobiernos a los que se refiere el señor Pedro Castillo han resistido gracias al sacrificio y entrega de sus pueblos y a la convicción política de que ese es el camino y no el que desde la conquista europea han venido transitando.
En medio de un proceso destituyente en su contra y luego de haber sido conminado por la derecha fujimorista a cambiar 4 gabinetes gubernamentales en 6 meses, es evidente que el presidente del Perú, tiene pocas chances de permanecer en su cargo como los gobiernos a los que ataca sin sentido.
También llama la atención que desde posiciones progresistas y democráticas no condenen la permanencia o colocación de bases norteamericanas para operaciones militares clandestinas en los países de la región, que existen como centros de concentración de mercenarios que solo tiene como objetivo desestabilizar procesos populares, ya sea de forma directa como se puede comprobar con las incursiones a Venezuela o mediante asesores, como en el Golpe de Estado ocurrido en Bolivia.
Sumarse al coro farsante de los Duque, Bolsonaro, Lasso, Bukele y Lacalle Pou, no les traerá beneficios para la construcción de sus gobiernos democráticos y populares, los ubicará tarde o temprano en el triste arcón de los malos recuerdos junto a los Carlos Andrés Pérez, los Lucio Gutiérrez o los Alan Garcia, entre otros.