África Análisis del equipo de PIA Global Sudáfrica

Sudáfrica tensa la cuerda en la que hace equilibrio entre BRICS y EE.UU

Escrito Por Beto Cremonte

Por Beto Cremonte*-
La geopolítica mueve el mundo de la diplomacia internacional y la guerra en Ucrania a puesta a Sudáfrica en la “incomodidad” del equilibrista sobre la cuerda floja.

La diplomacia oficial entre Sudáfrica y Estados Unidos ha ido (casi) siempre recorriendo los caminos de la cordialidad y el entendimiento político de dos socios que se conocen, que saben de sus virtudes y miserias, pero que sin embargo se respeta y necesitan. La balanza comercial entre los dos países, quizás sea esa llave que mantiene la puerta abierta de estos dos países con miradas contrapuestas en el tablero geopolítico global.  

Dicho esto, también cabe señalar que la posición sudafricana ante las sanciones a la Federación Rusa ha tensado las relaciones diplomáticas con EE.UU, a pesar de los esfuerzos de altos funcionarios del Departamento de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica para que estas relaciones no afecten la política exterior del país del sur africano en áreas temáticas especiales y que son de mucha importancia para el progreso del mismo. 

Si bien la postura de Pretoria sobre la operación especial militar rusa en territorio ucraniano ha tensado los lazos con Washington, esto o quiere decir que ambos países ya no hayan tenido otros episodios complejos. De hecho se han mostrado signos de relaciones inestables durante décadas. En el rápido desarrollo de la política global, es fácil olvidar que las relaciones entre Sudáfrica y EE.UU todavía están en gran parte corrigiendo el rumbo de la administración Trump-Pence.

Durante ese período, no se nombró a ningún embajador de EE.UU en Pretoria durante más de dos años, y las protestas diplomáticas siguieron a las controvertidas opiniones de Trump sobre los países africanos. También hubo desacuerdos sobre la política de seguridad internacional con respecto a Zimbabue, Venezuela, Irán y Palestina. La posición de la diplomacia sudafricana incomoda a EE.UU y su política internacional de subyugar a la mayor cantidad de Estados bajo su “ala protectora”.

Hemos mencionado que las relaciones entre Sudáfrica y EE.UU tienen la particularidad de transitar por caminos paralelos los concerniente a temas comerciales/económicos y temas de política exterior. Señalamos aquí que las relaciones comerciales son generalmente sólidas, particularmente gracias a la inversión extranjera directa de EE.UU y al acceso preferencial de Sudáfrica al mercado de EE.UU a través de la Ley de Oportunidades y Crecimiento Africano. También debemos señalar que los principales puntos de controversia han girado principalmente en torno al intervencionismo militar liderado por Estados Unidos en Afganistán, Irak y Libia, entre otros.

Estos acontecimientos han reforzado la visión y la postura de los diplomáticos con sede en Pretoria que ven y señalan a EE.UU como una hegemonía (política, comercial y militar) que abusa de su posición global dominante, burlando el orden internacional basado en reglas que pretende defender.

La ministra sudafricana de Relaciones Internacionales y Cooperación, Naledi Pandor, defendió las maniobras navales en las que participarán Rusia y China, y reivindicó la «soberanía» de Sudáfrica para decidir con quién establece relaciones.

Diplomacia experta y comprometida en ambos lados del Atlántico

Basándonos en lo dicho anteriormente es que afirmamos que, más allá, de los hechos puntuales a favor o en contra entre la diplomacia de ambos países, es necesario lograr un equilibrio que los mantenga en pie ya que de una u otra manera se necesitan. Lo cierto es que  entre los altos funcionarios gubernamentales del gobernante Congreso Nacional Africano (ANC) aún resuena la postura de Washington en el periodo de la independencia sudafricana donde muchos líderes y políticos que fueron los receptores de las hostilidades estadounidenses durante la lucha de liberación sudafricana.

La ministra de relaciones internacionales de Sudáfrica, Naledi Pandor, enfatizó estas quejas y su postura además hizo la comparación y diferencias entre la asistencia de Cuba al ANC durante la lucha de liberación con “el apoyo que se le dio a (el grupo rebelde angoleño) UNITA por parte de Estados Unidos… UNITA que asesinó a nuestros cuadros”, expresó la funcionaria.

Este recelo sudafricano ante la política internacional norteamericana ha llegado a los funcionarios de EE.UU. El secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken, argumentó recientemente que una alineación más estrecha con estados como Sudáfrica requiere un esfuerzo concertado a largo plazo por parte de Washington, un reconocimiento de la complejidad de las relaciones internacionales de Sudáfrica. Blinken reconoció la larga relación de Pretoria con Moscú y admitió que «la Unión Soviética apoyó a las fuerzas de libertad en Sudáfrica y… más que lamentablemente… Estados Unidos simpatizaba demasiado con el régimen del apartheid».

Este pensamiento parece haber prevalecido sobre los puntos de vista opuestos en el Congreso de los EE.UU, que recientemente presentó una resolución que pedía una revisión de las relaciones SA/EE.UU basada en la creciente alineación de Pretoria con Beijing y Moscú.

En estos dichos de Antonhy Blinken, reflejan que la creación de una asociación sólida y sostenible entre Sudáfrica y EE. UU enfrenta varios desafíos. En su Estrategia de Seguridad Nacional 2022, la Administración Biden articula su misión global durante la próxima década como una lucha para superar a sus rivales geopolíticos. Allí es donde radican las principales diferencias con la  política exterior sudafricana.

La estrategia de EE.UU es intransigente en su visión de China y Rusia como amenazas sistémicas que deben ser derrotadas. Enmarca el futuro del orden internacional como un gran conflicto entre autócratas y demócratas. Los socios elegidos por Estados Unidos para cumplir esta misión son países “comprometidos con la democracia y un orden internacional” basado en reglas. En las reglas que ellos les imponen por supuesto y que los obligan a tener duras posiciones con otros socios geoestratégicamente necesarios.

Esto coloca a Pretoria en una posición precaria, aunque manejable. Por un lado, Sudáfrica sigue guiándose por sus valores democráticos constitucionales. Por otro lado, la agenda ‘Sur-Sur’ del gobierno y su compromiso de lograr un mundo multipolar más equitativo han dado forma a sus asociaciones con China y Rusia como aliados globales de ideas afines.

Es desde esta lógica que podríamos decir que los funcionarios de relaciones internacionales consideran la inclusión de Sudáfrica en BRICS como el logro de política exterior más visible del país en la búsqueda de la agenda geopolítica global. Pero a la vez, como venimos sosteniendo, esto fuerza una confrontación con la visión del mundo y la misión global de Estados Unidos. Pretoria deberá navegar este conflicto de manera experta, dada la disputa geopolítica entre los EE.UU, sus aliados y China y Rusia.

Sudáfrica debería tratar de mostrar su compromiso con la democracia, los derechos humanos y el sistema internacional basado en reglas mientras rechaza los dobles raseros y los abusos de poder que asocia con el orden mundial liderado por Estados Unidos. Esto no será fácil, dada la dependencia histórica de Sudáfrica de su capital moral en el escenario mundial. Pero el país tiene una oportunidad vital para mostrar liderazgo.

Pretoria se encuentra en una posición única como una democracia relativamente sólida con alianzas en ambos lados de la división geopolítica. Debe mostrar su disposición y capacidad para ayudar a EE.UU, China y otras potencias importantes a competir de manera responsable. Esto se puede hacer aprovechando su posición en organismos globales como el G20 y como presidente de BRICS en 2023.

La necesidad de Sudáfrica pasará entonces por poder establecer una agenda clara sobre la competencia responsable entre las potencias mundiales en beneficio de todos y no solo acorde a los intereses, muchas veces creados o auspiciados por EE.UU en beneficio de sus propios intereses. El poder diplomático sudafricano deberá procurar las vías para el diálogo en lugar de respuestas militarizadas a los conflictos.

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La báscula diplomática sudafricana

Los diplomáticos sudafricanos hacen equilibrio en un orden global que les indica estar de uno u otro lado de la vara, sin embargo la política exterior de Sudáfrica intenta mantenerse equidistante de la “Nueva Guerra Fría” que parece haberse desatad desde febrero de 2022.

Sin embargo no deja de establecer una postura clara de cara al conflicto en el este europeo y lo que allí se está jugando. De hecho, el reciente ejercicio naval de Sudáfrica con Rusia y China en vísperas del primer aniversario de la invasión de Ucrania fue un claro ejemplo de esto, aunque por supuesto molestó a Washington.

Si no se manejan estas situaciones o se muestra un compromiso con la competencia responsable en el orden internacional, se debilitarán los cimientos de las relaciones de Sudáfrica con EE.UU. Ya se está volviendo difícil para los legisladores de Washington justificar la relación comercial privilegiada del país con el mercado estadounidense. Esto no augura nada bueno antes del Foro sobre la Ley de Oportunidades y Crecimiento Africano en Sudáfrica a finales de este año. Una cuestión que a todas luces debería ser u tema pura y exclusivamente abordado por sudafricanos sin importar demasiado la opinión de la diplomacia estadounidense, más allá de lo que se pueda expresar en conferencias de prensa que terminas siendo, a la postre, declaraciones “pour la galerie”.

Pretoria debería tomar la iniciativa y proponer soluciones viables a la miríada de conflictos que surgen debido a visiones del mundo en competencia, particularmente entre EE.UU, China y Rusia, sin olvidarse de su autodeterminación y libertad y obviamente que su política exterior también va a influir en las decisiones que se tome hacia el interior del pueblo.

*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política, FPyCS UNLP.

Foto de portada: El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, con la ministra de Exteriores sudafricana, Naledi Pandor, en Pretoria, Sudáfrica, el 8 de agosto de 2022. (Foto AP/Andrew Harnik)

Acerca del autor

Beto Cremonte

Docente, profesor de Comunicación social y periodismo, egresado de la Unlp, Licenciado en Comunicación social, Unlp, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política. FPyCS Unlp