Colaboraciones Nuestra América

R. Dominicana-Haití: ¿cómo explicarlo?

Por Narciso Isa Conde*. – ¿Cómo explicar en pleno siglo xxi situaciones y hechos tan graves como los que suceden aquí, en esta isla y en el mundo?: guerras recurrentes, genocidios, pandemias, enfermedades, hambre, desnutrición, pobreza extrema, crisis ambiental, escasez de agua, calentamiento global, desigualdades abismales en ascenso, gansterización de los estados y del gran capital, violencia racista, violencia de género, auge del neofascismo y de la asociación delictiva entre el estado y la delincuencia privada…

¿Cómo explicarlo? 

La humanidad y el planeta que la acoge sufren la consecuencia de la peor y más prolongada crisis de la historia del capitalismo imperialista occidental. Una multi-crisis de decadencia agresiva, que junto a espectaculares avances tecno-científicos y a la opulencia de las elites mega capitalistas, agrava todos los problemas acumulados durante varios siglos.

Es conocido que las crisis de hegemonía y dominio, como la que estremece a EEUU y sus aliados europeos occidentales, siempre han sido extremadamente violentas y devastadoras; y la actual tiene las características de una crisis destructiva que pone en riesgo la existencia de la humanidad y del planeta.

Esto implica la militarización (pentagonización-otanización) del sistema, las policías privadas y el mercenarismo militar.

La gansterización abarca múltiples vertientes e incluye, entre otros, tres grandes tipos de tráficos: armas, drogas y personas.  Las tres tienen una fuerte incidencia en esta isla que compartimos con Haití.

La estrategia neoconservadora, que incluye la privatización en gran escala de casi todo lo público y social, y la conversión del imperialismo en lumpen-imperialismo, operan como factores de sobrevivencia parasitaria y engorde de los grandes capitales privados bajo la divisa caotizante de que todo se vale para acaparar, ascender y dominar.

Las súper ganancias aplastan las crecientes necesidades humanas.

La relación producción-apropiación de riquezas, generación de pobreza y daños a la naturaleza, se ha tornado brutal. Las súper ganancias aplastan las crecientes necesidades humanas.

En esos contextos mundiales, nacionales y locales, los estados y las clases gobernantes-dominantes -junto al supra gobierno transnacional- se han convertido en maquinarias delictivas y fuentes permanentes de violencia económica, social, psicológica, militar, policial, machista, racista, adulto-céntrica; en un sistema de violencia piramidal basado en ideologías y subculturas que los medios de comunicación dominantes no cesan de reproducir.

Las lacras del desorden mundial penetran por todos los poros y las brechas de los países de la periferia dependiente, constantemente saqueados y controlados militarmente por el PENTÁGONO y la OTAN. Cuando no con ciertas garras estructuradas, con el recurso del caos bajo control imperial. Son los casos respectivos de RD y Haití.

Las pandillas armadas proliferan a base del contrabando protegido.

Los cárteles del tráfico de drogas, por igual.

La política se privatiza a niveles insospechados, y las votaciones se degradan.

En las fronteras se instalan las principales unidades del tráfico de seres humanos y de órganos, con muros y sin muros.

Las bandas terroristas tienen escuelas organizadas por la CIA y por el paramilitarismo más experimentado, verbo y gracia colombiano, israelí, “Estado Islámico”

A las pandillas las transforman en bandas y los narco-carteles y entidades militares tienen sus propios escuadrones parapoliciales, que en no pocos casos se nutren del secuestro.

Delincuencia común, capital privado y estado se van conformando como un poder compartido, en el que se reduce al mínimo su función económica-social, crece el parasitismo financiero y se potencia la represión y la contrainsurgencia.

Las cárceles, manipuladas por autoridades policiales corruptas y por grandes negociantes, se transforman en almacenes de presos empobrecidos/as y oficinas y centros operativos de mafias civiles…y hasta explotan.

Todo esto se proyecta aquí como un sistema mafioso isleño, subordinado a EEUU-UE-ONU-OEA-FMI-BC-BID, cuya permanencia y continuo reciclamiento está asegurado por la negación de soberanía y derechos a cargo de la vigilancia disfrazada de seguridad hemisférica a cargo del Comando Sur, el MAAG, la CIA, el FBI, el MOSSAD y la DEA.

 Y de esta explicación se deriva una contrapartida para cambiarlo todo con el accionar del pueblo en rebeldía, la ruptura del sistema opresor y la creación de una sociedad autodeterminada, justa y solidaria. No hay de otra.

Narciso Isa Conde* Político, escritor y articulista.

Foto de portada: Internet

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