Desplazados y refugiados Europa

¿Qué hay detrás de la crisis migratoria en Polonia y Bielorrusia?

Escrito Por Micaela Constantini

Polonia y Bielorrusia son actores geoestratégicos claves tanto para Occidente, como para Rusia. ¿Por qué?.

Las tensiones en el este de Europa siguen aumentando. Esta vez el foco está puesto en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, a partir de la crisis migratoria. 

Esta crisis en la región no es nueva, acontece desde hace varios meses. No obstante las tensiones entre los países han crecido por diversos factores que incluyen el aumento de desplazados y desplazadas provenientes de Medio Oriente, especialmente de Irak, Afganistán y Siria; los paquetes de sanciones (5 en total) impuestos por la Unión Europea a Bielorrusia y por lo tanto las consecuencias económicas que asfixia a este país y a su población con el objetivo de que se apoyen en la oposición; las disputas al interior de la UE con Polonia; la campaña de desprestigio contra Lukashenko y Putin; el crecimiento de la presencia de la OTAN en la región; el apoyo a la oposición bielorrusa por parte de occidente con el objetivo de incentivar las protestas y represión, construyendo el peligro interno y la supuesta defensa occidental de los derechos humanos…

Según el Comité Estatal de Fronteras de Bielorrusia, aproximadamente 2000 personas se encuentran acampando cerca del muro que separa Polonia de Bielorrusia, esperando que le concedan asilo en la UE. Los y las desplazadas, ya que se encuentran también niñxs y mujeres, algunas de ellas embarazadas, también se encuentran en la frontera de Letonia y Lituania.

Estos últimos días, Polonia ha aumentado la presencia y el accionar militar en la zona con unos 15000 efectivos; un cuerpo paramilitar de reservistas y voluntarios llamado Fuerzas de Defensa Territorial; el pedido de la presencia de la OTAN apoyándose en el artículo 4 del convenio de la Alianza; la utilización de tanques Leopard de la Décima Brigada Blindada Ligera, de gases lacrimógenos, altavoces, disparos, cañones de luz y estroboscopios contra el campamento donde se encuentran lxs desplazadxs.

A esto se le suma las barreras de alambre de púas que han construído tanto en Polonia como en Lituania, y el proyecto, de 400 millones de dólares, aprobado desde Varsovia para el levantamiento de una valla fronteriza permanente. Desde la Comisión Europea han exigido al gobierno polaco que acepte la presencia de Frontex, la agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas, pero Polonia se niega y le pide financiamiento para la construcción de los muros a la UE, con la cual se encuentra enfrentada, y por ende no aprueba dicho apoyo.

Los migrantes se reúnen cerca de una cerca de alambre de púas en un intento de cruzar la frontera con Polonia en la región de Grodno, Bielorrusia, el 8 de noviembre de 2021. Leonid Scheglov / BelTA / Handout via REUTERS

Desde Polonia, Letonia y Lituania acusan al gobierno de Bielorrusia de utilizar a los y las desplazadas como arma para presionar y desestabilizar a sus países y a la UE, incluso hablan de ‘táctica híbrida’. El presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, ha desmentido esa acusación y ha confirmado que frente a las sanciones impuestas por Occidente, su país no está en condiciones de seguir conteniendo a lxs desplazadxs.

“Exigen que los protejamos del contrabando y las drogas. Solo quiero preguntar, ¿estás enojado? Has desatado una guerra híbrida contra nosotros y ahora exiges que te protejamos como lo hicimos antes», dijo Lukashenko.

Frente al quinto paquete de sanciones aprobado por la Comisión Europea contra Bielorrusia, el ministro de Exteriores de esta república, Vladímir Makéi, en una entrevista con Sputnik, aseguró que «nunca haremos concesiones o entablaremos un diálogo bajo presión (…) Ninguna sanción ayudará a quebrar la determinación de las autoridades bielorrusas de proseguir con su política que tiene el fin de garantizar la estabilidad en nuestro país».

Además, el ministro respondió a las acusaciones: «¿de qué guerra híbrida están hablando? ¿Bielorrusia versus la UE con sus 500 millones de habitantes? Por nuestra parte no hay ninguna guerra ni puede haberla», y aseguró que Bielorrusia está interesada en que la crisis migratoria se solucione lo más rápido posible.

El ministro de Exteriores de Rusia también aportó su análisis e hizo hincapié en las raíces de la crisis migratoria: «se origina [la crisis] en la política que los países occidentales, incluidos los miembros de la OTAN y la UE, llevan muchos años realizando en Oriente Medio y el norte de África, tratando de imponerles una vida mejor conforme a los patrones occidentales», dijo. Y continuó asegurando que esa política es la que causó los «flujos de refugiados sin precedentes», por lo que la responsabilidad es de «aquellos que crearon las condiciones para que se desatara».

Mientras, las personas desplazadas se encuentran en campamentos ubicados frente al vallado polaco, sin las condiciones mínimas de higiene, sin agua ni comida, con temperaturas que alcanzan los 0ºC y con un estado físico y mental doloroso. A occidente no les interesa el bienestar de lxs desplazadxs, de hecho todas sus políticas migratorias y de refugiados hasta el momento han sido respuestas militares, y discusión interna para no desarrollar la política de solidaridad y responsabilidad común. El grito está puesto en los 2000 desplazadxs ubicados en la frontera de Polonia-Bielorrusia-Lituania, pero no en la necropolítica en la frontera euroafricana, donde no sólo ingresan un número muchísimo más alto de desplazadxs, sino que no se respetan los derechos humanos, se realizan devoluciones en caliente y miles de personas mueren intentando llegar a la UE.

En este artículo analizaré cuáles son los objetivos y/o intereses detrás de esta crisis migratoria.

¿Por qué Bielorrusia?

Lo primero a reconocer es que la situación que viene aconteciendo desde hace bastante en Bielorrusia responde al mismo manual de siempre utilizado por Occidente para desestabilizar cualquier país que se esté oponiendo, resistiendo o simplemente estorben sus intereses. 

Podemos mencionar la operación de inteligencia por parte de Ucrania y la CIA estadounidense a semanas de las elecciones presidenciales en Bielorrusia para hacer creer a las autoridades bielorrusas que Rusia estaba interviniendo en las elecciones, con el objetivo de crear discordia entre ambos países; la declaración de fraude de la UE en las elecciones presidenciales de Bielorrusia en 2020 donde Lukashenko obtuvo el 80% de los votos; las manifestaciones organizadas por el supuesto fraude electoral, que se pueden catalogar como parte de las revoluciones de color; las sanciones europeas derivadas del desvío y aterrizaje del avión que iba desde Grecia hasta Lituania y que terminó en la detención de Roman Protasevich…por nombrar los últimos ejemplos.

Es del manual occidental construir y financiar a una oposición que busque desestabilizar el país considerado enemigo, con el objetivo de instalar un gobierno títere que responda a los intereses atlantistas. En el caso de los países del este europeo, el objetivo principal está concentrado en la necesidad de movilizar a la OTAN por toda la región buscando cercar militarmente a Rusia. En Ucrania han tenido éxito. Este manual incluye una parte importantísima para que la injerencia pueda realizarse exitosamente y con el respaldo (o silencio) internacional, y es la utilización del poder mediático. 

La demonización de los líderes, especialmente de personas específicas, no del movimiento o de un partido político, sino de una figura en particular, se vuelve completamente necesario para la construcción del peligro interno/externo y el inminente rescate de Occidente a los valores democráticos. Tenemos los ejemplos de Gadafi, Sadam Husein, Al-Assad, Maduro, Putin, Xi Jipping. Entonces la cancha ya está preparada, para cuando la intervención militar se desarrolle y el posterior saqueo se consuma en las sombras. No es nueva en la retórica occidental, se ha visto en Yugoslavia, Siria, Libia, Ucrania… ahora en Bielorrusia.

Este manual, es el de la guerra híbrida en donde se confirma que cualquier Estado “puede, en cuestión de meses o incluso días, ser transformado en una arena de conflicto armado feroz, convertirse en víctima de intervención extranjero y sucumbir en una red de caos, catástrofe humanitaria y guerra civil”. A lo cual se le suma que “el enfoque de los métodos de conflicto ha llevado al uso combinado de medidas políticas, económicas, información, humanitaria y otras medidas no militares, usadas en coordinación con el potencial de protestas de la población local” (1)

¿Por qué Bielorrusia? Conciso nos responde Enrique Refoyo en una entrevista realizada en el programa “La Retaguardia” conducido por Davy Rodríguez: 

“Bielorrusia es la última pieza que le queda a occidente para echar a los rusos hacia el Este”. 

Juan Antonio Aguilar, analista internacional y Director del Instituto Español de Geopolítica, en la misma entrevista, explica que el objetivo histórico de EEUU ha sido la balcanización de Eurasia para que no se convierta en un actor que pueda disputar la hegemonía mundial, comenzando con la desintegración de la Unión Soviética. Putin no sólo logró frenar esa tendencia, sino que ha estado trabajando en la construcción de la unidad euroasiática, junto a China.

Bielorrusia posee una posición geopolítica y estratégica clave tanto para los intereses occidentales como para los intereses rusos. Bielorrusia comparte frontera con Rusia, pero también con Ucrania, Polonia y los países bálticos Lituania y Letonia, todos anti-rusos, además de que está rodeado por el grupo de visegrado, liderado por Polonia, que también responde a los intereses atlantistas. Bielorrusia forma parte de la Unión Económica Euroasiática y acaba de firmar recientemente una doctrina militar del Estado de la Unión con Rusia.

Este acuerdo afirma la entidad confederativa entre ambas naciones debido a dos razones, según explica Aguilar, por un lado la similitud geopolítica histórica, geográfica y cultural que existe entre Rusia y Bielorrusia; y por otro, por que Bielorrusia no tiene posibilidad, en estos momentos históricos, de mantenerse como un actor absolutamente independiente. O cae en la zona occidental y al final dependiendo o sometiéndose a los intereses de la OTAN y las potencias anglosajonas; o se integra más al mundo ruso, para que le permita sobrevivir como lo que ha sido hasta ahora, una parte esencial de ese mundo.

Para Rusia, esta relación con Bielorrusia representa una tranquilidad y estabilidad estratégica tanto interna como externa frente a los ataques del bloque atlantista y la avanzada de la OTAN en la región del este europeo. De esta manera provee a Bielorrusia de energía barata, estabilidad económica, seguridad militar, alianzas culturales, económicas y de defensa. 

¿Por qué Polonia? 

Polonia se encuentra liderando al bloque del este europeo, por un lado, frente a la disputa al interior de la UE poniendo en debate los valores y status quo europeo; y por el otro, contra Rusia, bajo el ala de la OTAN bélica, la OTAN militar que tiene como claro objetivo contener y empujar a Rusia fuera de la región europea, disputar Eurasia y tener mayor control sobre toda la región que comprende los territorios que van del Mar Negro al Mar Báltico, y también el Mar Mediterráneo.

Al interior de la UE, los países que forman parte del denominado el Grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) realizan reuniones periódicas y cuentan con un fondo común, el International Visegrad Fund, para promover iniciativas de cooperación, así como su propio grupo de combate compuesto por 3700 efectivos.

Este grupo ha alentado las diferencias entre los socios de la Comunidad a partir de ciertas reformas que van en contra de los principios y valores liberales de Occidente. Por ejemplo, Hungría aprobó, a mitad de este año, la ley que prohíbe hablar de la homosexualidad en colegios y medios de comunicación. Esto fue fuertemente rechazado por la Comisión Europea y fue tema central durante varias semanas en los medios tanto europeos como internacionales.

Polonia habría realizado una política similar el año pasado cuando se declaró  “zona libre de ideología LGBT”, por lo que también se llevó la condena de las instituciones de la Comunidad Europea. 

Eslovaquia, Polonia, Austria y Hungría se enfrentaron a las políticas de reparto de refugiados establecido por Bruselas durante la crisis migratoria en 2015, por lo que no es nuevo el posicionamiento anti-migración de estos países.

El ejemplo más reciente lo vemos en lo que aún acontece con Polonia a partir de la reforma aprobada por el gobierno del partido Ley y Justicia (PiS), que permite la reasignación de jueces y la creación de un régimen disciplinario para los jueces. Esto desató el desagrado de Bruselas que llevó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) a presionar a Varsovia para que dé marcha atrás. No obstante, el Tribunal Constitucional de Polonia concluyó que los artículos 1 y 19 del Tratado de la Unión Europea son incompatibles con la Constitución polaca, por lo que el cuestionamiento de la primacía del derecho comunitario por sobre el derecho nacional pone en juicio la capacidad del Tribunal Europeo y cuestiona el núcleo mismo del derecho comunitario.

Por otro lado, Polonia se encuentra liderando e impulsando la Iniciativa de los Tres Mares (3SI) que busca integrar a los países de Europa Central y del Este bajo su influencia, incluyendo a Bielorrusia, bajo este ambicioso proyecto geopolítico que ya cuenta con el apoyo de Reino Unido y EEUU. Podemos analizar que, hasta el momento, la posibilidad de la incorporación de Bielorrusia a la Iniciativa es inviable mientras se siga librando la guerra híbrida detallada arriba. Este proyecto tiene la atención de la OTAN que considera que, de consolidarse jugaría un papel geoestratégico clave en la región en la que tienen una fuerte presencia y objetivos claros contra Rusia, pero también contra China.

El Partido Ley y Justicia (PiS) que se encuentra en el gobierno polaco lidera también la visión ideológica conservadora-nacionalista de todos estos proyectos y enfrentamientos. Por lo tanto, si no ganan las próximas elecciones estas planificaciones podrían venirse abajo, dependerá de quien asuma el poder. Es que el PiS no es un partido que agrade del todo a occidente, especialmente a EEUU, por lo que hay que prestar especial atención a los acontecimientos al interior del país, y analizar cómo un posible cambio de poder en el gobierno repercutiría en la región y el accionar de la OTAN. Hungría, socio clave para Polonia, disputa elecciones en 2022, esto también pone en duda la consolidación del eje del este europeo como una gran unidad que pueda construir y consolidar su hegemonía en la región.

Esta crisis migratoria no hace más que sumar los argumentos necesarios para aumentar la presencia de las fuerzas militares de la OTAN a lo largo de la frontera con Bielorrusia, que como quedó establecido, es “la última pieza que le queda a occidente para echar a los rusos hacia el Este”. Por lo tanto, a occidente, y a Polonia liderando el eje en la región del este europeo, les conviene seguir agravando la situación, tanto humanitaria, política, mediática y de seguridad. Polonia es un actor clave, tanto para occidente como para Rusia, ya que está jugando estratégicamente su papel en la región.

*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.

Foto de portada: Campamento de desplazadxs en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Twitter de Descifrando la Guerra.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.

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