Este lunes se define quienes serán las nuevas autoridades que comandarán los destinos de la Cámara de Diputados y Senadores durante los próximos dos años. La importancia de esta elección está dada por las atribuciones que tendrán las autoridades en materia legislativa, algo que sin dudas definirá el rumbo político del gobierno brasileño durante los últimos años de su mandato.
El presidente de la Cámara de Diputados es quien controla la pauta de votaciones en el Congreso. Además, es quien tiene el poder de instalar las llamadas CPI (comisiones parlamentarias de investigación) contra autoridades y quien elige a los relatores de propuestas relevantes. A su vez, quien comande la casa será quien deba decidir acerca del destino de los más de 60 pedidos de impeachment (juicio político) contra la autoridad máxima de la República.
Para alcanzar la presidencia, el candidato vencedor deberá contar con la mitad más uno de los votos de los diputados. En la Cámara baja son 513 representantes, con lo cual serán necesarias 257 adhesiones para que cualquiera de los que disputan pueda consolidarse en primera vuelta. En caso de que no se alcance la mayoría absoluta, habrá segunda vuelta entre los primeros dos colocados.
En el Senado, el presidente es la persona que recibe los pedidos de impeachment pero de los Ministros que conforman el Supremo Tribunal Federal. Para lograr la presidencia, son necesarios 41 votos de entre los 80 que se emitirán en la jornada. Tanto en la Cámara como en el Senado, los presidentes podrán decidir sobre la utilización del presupuesto con el que cuentan ambas cámaras y serán responsables por indicar nombres a una centena de cargos.
Para Jair Bolsonaro la elección significa nada menos que su supervivencia política en un contexto de desgaste traducido en su cada vez más baja popularidad, producto del proyecto de diseminación de la covid19 en territorio brasileño y del fin del auxilio de emergencia para trabajadores informales otorgado en 2020. En este contexto, desde la crisis desatada en Manaus producto de la falta de oxígeno, lo cual causó la muerte por asfixia de decenas de personas, las manifestaciones a favor del impeachment de Bolsonaro comenzaron a ganar fuerza tanto en las redes sociales como en las calles.
A su vez, la posición del presidente contra la vacunación, fundamental para la retomada de la economía en palabras del propio Ministro de Economía Paulo Guedes, también contribuyó para acelerar ese desgaste. Medios de comunicación, como el diario Estadão de São Paulo y O Globo también embarcaron en la campaña que pide la salida de Bolsonaro. Ante este panorama y con su permanencia como único objetivo, Bolsonaro entiende la elección de autoridades legislativas como una forma de garantizar que sus aliados tengan el control de la pauta de votaciones.
LOS CANDIDATOS Y EL COSTO
En la Cámara de Diputados, Bolsonaro apoya la candidatura de Arthur Lira del Partido Progresistas (PP), partido que forma parte del grupo de legisladores conocido como «Centrão», que aglutina partidos políticos con pocos representantes pero que, en conjunto, son capaces de conformar una mayoría. Lira disputa la presidencia de la Cámara con otro favorito, el diputado Baleia Rossi del Partido Demócratas, también del Centrão pero cuyo “padrino” en esta elección es el actual presidente de la casa Rodrigo Maia.
Ya en el Senado el favorito es el candidato Rodrigo Pacheco de Demócratas, apoyado tanto por Bolsonaro como por los partidos de oposición al presidente. A su vez, quienes podrían verse desplazados para hacer lugar a las exigencias de los nuevos aliados del presidente, serían aquellos militares que ocupan cargos importantes dentro el Ejecutivo.
Por no tratarse de legisladores ideológicamente alineados con el presidente sino de apoyos comprados con cargos y presupuestos, no sería de extrañar que cada votación implique una negociación en sí misma. A su vez, con la insatisfacción popular en crecimiento producto de la crisis económica y el desempleo, lo que hoy pareciera ser una victoria segura y el comando del Congreso, con el tiempo podría volverse una derrota para el presidente. Sea cual sea el caso, la tendencia es que aumente tanto el desgaste de Bolsonaro como el poder del Centrão dentro del gobierno.
Cualquiera sea el resultado que arroje la jornada, lo que queda claro es que el vencedor es la vieja política tan criticada por el propio presidente. Mientras la pandemia avanza y la demora en la vacunación se prolongue, será cada vez más difícil para Bolsonaro frenar su desgaste ante la opinión pública, lo cual podría inclinar la balanza en su contra aún habiendo logrado elegir a sus aliados.