El pacto nuclear firmado en 2015 entre Irán y el entonces G5+1, formado por Estados Unidos, Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania, constituyó un hito de la diplomacia internacional. Según este instrumento, Irán acordó limitar sus actividades pacíficas nucleares a cambio de que se le levanten las sanciones ilegales que pesaban en su contra.
No obstante, tres años después, en 2018, el presidente de EE.UU. Donald Trump sacó a su país del acuerdo multilateral, de nombre oficial Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC o JCPOA, por sus siglas en inglés). Trump alegó que “el PIAC es uno de los acuerdos más incompetentes que he visto”.
Teherán dio al resto de suscriptores, es decir la troika europea, un año de plazo para que le recompensasen por las pérdidas generadas tras la salida de EE.UU. del acuerdo nuclear. Al ver la inacción de los países europeos, Irán empezó a reducir gradualmente sus compromisos y, entre otras cosas, aumentó el enriquecimiento de uranio al 4,5 %.
Después de que el científico nuclear iraní Mohsen Fakhrizade perdió la vida en un atentado perpetrado en noviembre de 2020, el Parlamento iraní aprobó una ley que exigía subir el enriquecimiento de uranio al 20 %.
Eso estaría muy por encima del límite del 3,67 % que Irán había aceptado, bajo el acuerdo nuclear de 2015 con las potencias mundiales, pero aún por debajo del 90 % requerido para fabricar una bomba atómica.
Sin embargo, cuando Joe Biden juramentó como el 46.º presidente de EE.UU., se especuló que una de las prioridades de su Administración sería reintegrar a su país al pacto nuclear.
El nuevo Gobierno de EE.UU. ha manifestado estar listo para retornar, pero siempre y cuando Irán cumpla plenamente con sus compromisos. No obstante, la República Islámica de Irán enfatiza que no aceptará ninguna condición, aunque asegura que revertirá sus pasos solo cuando los demás signatarios, en especial Estados Unidos, vuelvan a cumplir con sus obligaciones.
Es más, Irán ha aseverado en varias ocasiones que el diálogo con la parte norteamericana tendrá lugar en el marco del Grupo 5+1. Asimismo, recalca que Washington debe mostrar buena fe, levantando todas las sanciones contra el país persa.
¿Qué se debe esperar de las negociaciones?
Los avances iraníes en el ámbito nuclear y la situación más estable en Siria, fortalecen la posición de la República Islámica en la mesa de negociaciones. Y, con Rusia a su lado, Irán podría resistir el deseo de Estados Unidos de alterar el convenio para incluir cláusulas, como el cese de su influencia en Siria e Irak o inmiscuirse en su programa de misiles.
El acuerdo nuclear es un esfuerzo conjunto de varios países. Si bien la decisión de Trump de retirarse no acabó con el mismo, lo hirió gravemente. Al igual que Trump, a Biden le gustaría que el pacto fuera una parte clave de la visión de su Administración en Asia Occidental, pero esto podría ser más difícil de lo que anticipa.
En teoría, no debería ser difícil decidir cómo reactivar un acuerdo, cuyos términos se detallan en 110 páginas de texto y anexos. En realidad, será un desafío por dos razones: las sanciones que Trump impuso a Irán después de alejarse del acuerdo en mayo de 2018, y las medidas que Irán tomó después de esperar más de un año.
Los expertos dicen que a Biden le resultaría políticamente complicado, y tal vez imposible, cumplir con las demandas de Teherán de que se levanten las medidas restrictivas, dadas las probables críticas de los republicanos, y quizás de algunos de sus correligionarios.
Postura de Trump y Biden ante el programa nuclear de Irán
Irán no adopta sus políticas, según la agenda de los países occidentales, puesto que el país persa persigue sus propios intereses en la arena internacional fundamentándose en tres principios: dignidad, sabiduría y conveniencia.
El nuevo acuerdo entre Irán y AIEA ofrece ahora una buena oportunidad para que la Unión Europea y Estados Unidos cumplan, especialmente el levantamiento efectivo de las sanciones antiraníes.
El JCPOA debe servir a los intereses de Irán, y si los firmantes del pacto nuclear cristalizan sus promesas, el país persa revertirá los pasos tomados. No obstante, si Occidente continúa con su enfoque irracional, la República Islámica se verá obligada a implementar el “Plan de Acción Estratégico” del Parlamento iraní que busca obligar a Estados Unidos a revocar los embargos y así salvar el convenio.
El conocimiento de Irán de la realidad de la política estadounidense basada en el poder absoluto, la arrogancia, el engaño, la mentira, el incumplimiento de los tratados y la violación de los acuerdos, lo hace desconfiar aún más de Washington.
Irán ha neutralizado los planes de Biden para obligar al país persa a retroceder en su programa nuclear. Por lo tanto, Teherán decidió poner fin a la implementación voluntaria del Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear, y la visita del director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Rafael Grossi, a Teherán (capital iraní) no ayudó a los impostores, ya que dicha visita no pudo afectar a la decisión de Irán con respecto a las inspecciones “más intrusivas” del programa nuclear del país.
El engañoso Biden y sus aliados europeos deben saber que Irán actuó de buena fe en lo tocante al acuerdo nuclear y cumplió con todas las obligaciones estipuladas en JCPOA , incluso un año después de la retirada de Estados Unidos, y la AEIA reafirmó en 15 informes el cumplimiento cabal de Irán, por lo que los embusteros deberán atenerse a las consecuencias, pues, Irán durante el mandato del imbécil Trump no renunció a sus derechos legales, a pesar de las draconianas sanciones, y ahora con las negociaciones del impostor Biden hará lo mismo .