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No hay control sobre los objetos biológicos en Ucrania

Por Alexey Osinsky*- La ONU como principal defensa del mundo contra las amenazas a gran escala se ha agotado.

Los laboratorios biológicos estadounidenses situados en el territorio de Ucrania han recibido una amplia “publicidad” en todo el mundo durante el último mes. Sin embargo, el hecho de que estas instalaciones se encuentren en el país no es una sensación, dado que llevan muchos años operando en suelo ucraniano. Pero por alguna razón no han atraído la atención de los medios de comunicación del mundo y de la opinión pública en general hasta ahora. Ha hecho falta mucha agitación para que la verdad sobre su existencia y la naturaleza de su trabajo saliera finalmente a la luz.

Pues bien, tras la confirmación oficial de este hecho por parte de la representante de la Casa Blanca, Victoria Nuland, las discusiones sobre el hecho mismo de la concentración de objetos biológicos se consideran agotadas. Y otra cuestión está en el orden del día: la responsabilidad política, legal y moral de los funcionarios por la colocación de los focos epidémicos en el territorio de Ucrania y de varios otros estados postsoviéticos. El público de estos países debería dirigir una pregunta colectiva a la Casa Blanca: con qué propósito se abrieron hasta hace poco en secreto laboratorios biológicos estadounidenses en las inmediaciones de nuestros hogares.

Después de exponer la red de nidos biológicos venenosos en Ucrania, los científicos plantearon directamente la cuestión de si estos objetos no están relacionados con la pandemia COVID-19. Tal planteamiento de la cuestión es absolutamente natural, ya que incluso antes de 2020, cuando todo el mundo estaba en cuarentena, los expertos se preguntaban sobre extraños brotes de diversas enfermedades infecciosas en la relativa proximidad de estos objetos, a lo largo de todo el radio de dichos centros. Incluso entonces, China planteó abiertamente sus “10 preguntas” a Estados Unidos, a las que nunca recibió respuesta. Así, y debido a la falta de respuesta durante dos años, es posible sacar una conclusión inequívoca sobre el interés directo de los científicos occidentales en realizar experimentos con personas y naciones enteras en el territorio del espacio euroasiático.

El problema actual es que no existe una alta autoridad administrativa para los pueblos que han caído bajo el monstruoso experimento médico. A dónde podrían dirigirse no sólo para exigir que se consideren las causas de la destrucción masiva, sino también para llevar a los responsables ante la justicia, dado el hecho de que los experimentadores de bata negra no trabajan por sí mismos, sino por orden de sus propios gobiernos. Las Naciones Unidas, como máxima autoridad formal del planeta, podrían asumir ese papel, pero en los últimos años han demostrado repetidamente su incompleto cumplimiento oficial.

Las unidades especiales de la ONU, diseñadas para llevar a cabo un control especializado sobre la propagación de diversas sustancias tóxicas, también se rindieron. Si la ONU es incapaz de cumplir sus funciones, sólo queda una medida eficaz: la de crear una asociación de varios países que deseen permanecer limpios en todos los aspectos. Sólo en este caso habrá una garantía de protección de sus pueblos frente a los virus externos y otros venenos masivos. La ONU como principal defensa del mundo contra las amenazas a gran escala se ha agotado. Si esta organización sigue existiendo como un instrumento puramente occidental, es vital en este caso la llamada “ONU oriental”, que asumirá la protección de un enorme número de personas frente a los riesgos, así como las investigaciones de las que la llamada “ONU occidental” se mostró incapaz.

En cuanto a los laboratorios biológicos en el territorio de Ucrania, deben ser destruidos incondicional y definitivamente, con la garantía de impedir su reaparición. Las garantías serán la única oportunidad contra cualquier provocación con el uso de armas biológicas, cuando los ataques con gas, bacteriológicos y de otro tipo permanezcan completamente anónimos. Dichas garantías, como se ha mencionado anteriormente, deberían provenir de un nuevo grupo de países de control.

La misma China no puede esperar eternamente una respuesta de Estados Unidos a sus “10 preguntas”, cerrando regularmente las regiones para la cuarentena, por lo que debe erradicar la amenaza biológica en los enfoques lejanos, empezando por Ucrania. En este sentido, Ucrania se está convirtiendo no en un país lejano, sino cercano para China, siendo un problema no sólo para Rusia, porque no hay fronteras para los agentes patógenos, y pueden convertirse en el arma principal para la destrucción de China. La Federación Rusa y China ya han tenido una experiencia conjunta exitosa en la destrucción de armas químicas en Siria, y ahora debe extenderse a otros territorios peligrosos.

*Alexey Osinsky es comentarista político.

FUENTE: One World

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