Aunque oficialmente se atribuyó su ausencia a la intensa campaña electoral en el estado clave de Bihar, analistas coinciden en que Modi buscó evitar una reunión incómoda con el presidente estadounidense Donald Trump, en medio de tensas negociaciones comerciales y presiones de Washington sobre las importaciones de petróleo ruso.
Durante un evento reciente en la Casa Blanca, Trump reiteró públicamente que “India dejará de comprar petróleo ruso”, una afirmación que generó incomodidad en Nueva Delhi. Sin embargo, el gobierno indio se ha mantenido firme en su política energética soberana.
La decisión de participar en la cumbre de manera virtual permitió a Modi mantener el compromiso con el sudeste asiático, pero sin exponerse a un encuentro directo con el mandatario estadounidense.
Entre el cálculo electoral y el riesgo diplomático
Las elecciones estatales de Bihar, programadas para el 6 y 11 de noviembre, representan un desafío crucial para la coalición del Partido Bharatiya Janata (BJP), que gobierna a nivel federal. Bihar es un estado decisivo donde la alianza con el Janata Dal United de Nitish Kumar es fundamental para mantener la estabilidad del gobierno central. En este contexto, Modi optó por priorizar su presencia en el frente interno antes que en los foros multilaterales.
Sin embargo, más allá del cálculo electoral, su ausencia en Kuala Lumpur refleja una cautela estratégica frente a Trump, cuyo estilo imprevisible podría haber generado tensiones públicas. Según Harsh Pant, profesor de relaciones internacionales en el King’s College de Londres, “si Modi hubiera estado allí y se reunía con Trump, con la propensión de este a decir cualquier cosa en público y la expectativa de una respuesta de Modi, la situación habría sido incómoda”.
Las presiones de Washington y la autonomía energética india
La relación entre India y Estados Unidos atraviesa un momento delicado. Washington insiste en que Nueva Delhi reduzca o suspenda sus compras de crudo ruso con descuento, parte de la estrategia estadounidense para aislar económicamente a Moscú. Pero para India, segundo país más poblado del mundo y una de las economías emergentes de mayor crecimiento, el acceso a energía barata es una cuestión de supervivencia económica, no de alineamiento político.
El ministro de Comercio e Industria, Piyush Goyal, fue categórico al afirmar que “India no se apresurará a firmar ningún acuerdo comercial ni aceptará términos que limiten sus opciones soberanas”. Actualmente, India enfrenta aranceles estadounidenses del 50% —de los cuales el 25% corresponde a sus importaciones de crudo ruso—, una carga que Nueva Delhi busca reducir mediante un nuevo acuerdo comercial bilateral que aún se encuentra en negociación.
La reunión del ministro de Asuntos Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, con el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio en Kuala Lumpur al margen de la cumbre, muestra que el diálogo diplomático sigue abierto, pero también que Modi decidió delegar en su canciller la interlocución directa con Washington, evitando exponerse personalmente en un momento de tensión.

ASEAN, un foro de menor prioridad estratégica para Nueva Delhi
A diferencia de los foros globales donde India actúa como potencia emergente —el G20, el BRICS+, o el Quad—, la ASEAN opera mediante un proceso de consenso que tiende a diluir las posiciones nacionales más firmes.
En palabras de Uday Chandra, profesor de la Universidad de Georgetown en Qatar, “Modi prefiere espacios donde India pueda proyectarse como un igual entre las grandes potencias, no como un participante más entre potencias medianas”.
Aunque la cumbre de Kuala Lumpur abordó temas como la revisión del Acuerdo de Libre Comercio ASEAN-India, la cooperación marítima y la integración de Timor Oriental como nuevo miembro, Modi se limitó a expresar su apoyo a través de una intervención virtual. La señal fue clara: India mantiene su compromiso con el sudeste asiático, pero bajo sus propios términos y prioridades.
Una estrategia de liderazgo controlado
La diplomacia de Modi combina una retórica de cercanía con Asia y África con un realismo político orientado a preservar la autonomía estratégica india. Su decisión de no asistir personalmente a la cumbre se inscribe en una lógica más amplia: evitar gestos simbólicos que puedan ser explotados por Washington o percibidos como debilidad frente a las presiones externas.
Desde la perspectiva india, la política exterior debe servir a los intereses internos —electorales, económicos y energéticos— antes que a las expectativas de potencias occidentales o de foros multilaterales donde India no puede ejercer un peso decisivo.
En ese sentido, Modi ha demostrado una coherencia pragmática: mantener el diálogo con todos, pero sin comprometer la soberanía económica del país ni ceder a la lógica de bloques.
El significado geopolítico del gesto
La ausencia de Modi en Kuala Lumpur no es una simple omisión de agenda. Es una manifestación de la nueva realidad del poder mundial, donde las potencias emergentes ya no buscan aprobación, sino respeto.
Mientras Washington intenta reimponer su influencia en Asia a través de presiones económicas y diplomáticas, India se posiciona como un actor autónomo, dispuesto a cooperar, pero no a subordinarse.
Se considera que la decisión de Modi de “esquivar” a Trump refleja la madurez de una política exterior que combina firmeza, cálculo electoral y visión estratégica. India no busca confrontar a Estados Unidos, pero tampoco acepta que se le dicte su política energética ni su papel en Asia.
En un mundo cada vez más multipolar, ese gesto silencioso —no acudir a una cumbre— puede tener más peso que cualquier discurso público.
*Foto de la portada: AFP

