Esta semana el excanciller Marcelo Ebrard definirá la ruta a seguir para su movimiento y mientras lo anuncia la política mexicana se mantiene en vilo, pues su decisión puede incidir en el rumbo de la disputa presidencial del 2024.
Pendientes de su decisión están Morena y sus adversarios internos, representados por Claudia Sheinbaum, la recién ungida como «coordinadora de la defensa de las cuarta transformación». Sin embargo, también observa, el Frente Amplio por México (FAM) y la responsable de crearlo, Xóchitl Gálvez, además de Movimiento Ciudadano (MC).
Para analistas políticos, Ebrard, si bien quedó fuera de una candidatura presidencial independiente al vencer el plazo el jueves y no anotarse, aún tiene un abanico de posibilidades, desde quedarse en ese partido en espera de una nueva oportunidad, hasta irse con la oposición.
Los dos escenarios más remotos pueden ser el rompimiento frontal con el presidente Andrés Manuel López Obrador o quedarse en Morena.
Ambas situaciones significarían el fin de su carrera política, considera Juan Pablo Navarrete Vela, profesor Investigador de la Universidad de La Ciénega del Estado de Michoacán (UCEMich), autor de diversas publicaciones sobre partidos de izquierda, quien no descarta que Ebrard decida construir una nueva candidatura para el futuro.
Para alguien con la personalidad del excanciller, explica Rodrigo Salazar Elena, profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), es impensable que si, como Ebrard ha dicho, se preparó 40 años para ser presidente, se quede tranquilo y se dé por vencido, pues al menos podría trabajar para el futuro.
Lo cierto es que “el resto de los aspirantes de la cuarta transformación han tratado de minimizar las pérdidas y, en cambio, Ebrard no ha hecho más que multiplicarlas”.
La semana de la sucesión
Desde el domingo 3 de septiembre empezó la semana crítica para las elecciones presidenciales de 2024, primero con la nominación de Xóchitl Gálvez a la cabeza del FAM –formada por los partidos Acción Nacional (PAN), el Revolucionario Institucional (PRI) y el de la Revolución Democrática (PRD)– y su declaratoria como responsable de construirlo, resultado de un proceso trunco de selección.
Ese mismo día, el diputado emecista con licencia y secretario del Ayuntamiento de Monterrey, Agustín Basave Alanís, planteó en un video una ruta para hacer un “último esfuerzo para forjar la unidad de la oposición”, en rechazo a la estrategia impulsada por el líder de MC, Dante Delgado, de contender solo y sin alianzas.
Este plan consiste en un acuerdo MC-FAM para que sus aspirantes presidenciales se midan en una encuesta antes de la elección, y que el menos posicionado se comprometa a declinar a favor de quien lleve la delantera.
“Es decir, si para entonces el candidato de MC, que espero salga de nuestras filas, no obtuvo el apoyo de la mayoría del electorado opositor, deberá retirarse de la contienda y sumarse a Xóchitl y viceversa”, según Basave.
El lunes 4, en reunión con estudiantes de la Universidad de Monterrey, en la conferencia “Nueva Generación, Nueva Política”, el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, de MC, dio un no definitivo sobre buscar la presidencia el próximo año.
Esgrimió tres razones: admitió que le falta madurez política, anunció que no dividirá a la oposición y privilegió estar cerca de sus hijos.
El 7 de septiembre inició el Proceso Electoral Federal (PEF), pero hay tiempo para que MC o incluso Ebrard tomen una decisión.
El partido naranja puede esperar hasta el 5 de noviembre, día en el que inicia el periodo de precampañas, si hay contienda interna. Pero incluso puede extender su definición hasta el registro, si se trata de una candidatura única, lo que puede pasar hasta el 22 de febrero.
Y aún así le quedaría tiempo si lanza a un aspirante y luego sustituye esa candidatura, lo que puede ocurrir “por renuncia” incluso hasta el 2 de mayo, un mes antes de la elección.
En Morena, el miércoles 6 de septiembre concluyó el proceso interno y se nombró a Claudia Sheinbaum, exjefa de gobierno de la ciudad, como coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación.
Pero todas las alertas que Ebrard lanzó contra Sheinbaum, incluso desde que inició el proceso interno el 19 de junio, por derroche de gastos, uso de la estructura de la Secretaría del Bienestar e intervención de gobernadores y contra Morena por sesgo y exclusión de los aspirantes al cargo para conocer la metodología de la encuesta-madre que definió los resultados, explotaron ese mismo día.
Morena trasladó las 12,500 papeletas usadas para la encuesta de Morena y cuatro sondeos espejo a un salón del World Trade Center en la Ciudad de México y de la madrugada del día cinco al seis de septeimbre, el equipo de Ebrard alegó “incidencias” graves y exigió la reposición del procedimiento, dos horas antes del anunció oficial.
Morena cada vez «se parece más al PRI», atajó ese día el exjefe de gobierno de la ciudad.
“Lo que nos queda claro es que en Morena no tenemos espacio después de lo que vimos”, dijo al día siguiente con Ciro Gómez Leyva para su noticiero de Radio Fórmula.
Cuestionado sobre si estará en la boleta del 2024, afirmó: “Sí porque tengo que ser leal con la gente que me apoya. En caso contrario te diría voy, me siento en un cargo o varios cargos, me quedo callado”.
Sin embargo, Malú Micher mandó un mensaje distinto: “No nos vamos a ir de Morena, formamos parte de esta familia, somos orgullosamente morenos, somos felices”.
Según Ebrard, este lunes 11 de septiembre tomará la decisión sobre el rumbo a seguir, en una reunión con sus seguidores.
El tono empleado por Ebrard es justo lo que ahora lo distancia del partido guinda y de Sheinbaum, incluso más que el rechazo a los resultados, considera Salazar Elena:
“Aceptar los resultados y volver al partido implicaría que se trague su orgullo y en sus propias palabras sería someterse a ‘esa señora’ y quedar en un papel muy secundario”, explica.
Para el analista de la FLACSO, el excanciller, quien en el pasado “se ha mostrado arrogante”, muy difícilmente se retractaría: “Esas palabras a Sheinbaum terminaron de cerrarle las puertas del partido”, expuso.
¿Qué vías jurídicas quedan a Ebrard?
Aunque legalmente Ebrard puede impugnar el proceso de Morena, primero ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena (CNHyJ), y si no le dan la razón ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), esto no conduciría a nada, pues ser el «coordinador de la cuarta transformación» es un cargo inexistente en el estatuto de Morena.
Además tampoco es una precandidatura o candidatura formal, ya que emplear esa figura carente de base legal fue planeado por Morena para dar la vuelta a la ley y hacer posible el proselitismo durante meses, sin ser señalado de actos anticipados de precampaña o campaña.
Jurídicamente Ebrard Casaubón también quedó fuera de la posibilidad de buscar ser abanderado independiente, pues el jueves, al arranque del Proceso Electoral Federal, venció el plazo para notificar a las autoridades electorales su intención y no lo hizo.
“Ahora el único camino que le queda en ese escenario es tener el respaldo de un partido”, explica Salazar Elena.
El único que hoy no cuenta con un prospecto propio es Movimiento Ciudadano (MC) y hay cercanía entre Ebrard y el líder nacional del partido naranja, Dante Delgado, a quien se atribuye la supuesta decisión de alargar la candidatura emecista en espera de un eventual rompimiento del canciller con Morena.
Delgado y Ebrard han cultivado una añeja amistad y el excanciller ha considerado que, cuando vivió una “persecución” del expresidente Enrique Peña Nieto, en 2012, y cuando su partido en ese entonces, el de la Revolución Democrática (PRD), le cerró las puertas a una candidatura a diputado, fue el dirigente naranja quien le tendió la mano y le ofreció la postulación.
El agradecimiento a Delgado se debe, aunque Ebrard lo ha negado, a que la búsqueda de esa posición –que le regateó el PRD- obedecía a tener fuero en el caso de enfrentar un proceso penal, entonces por supuestas irregularidades en las compras de trenes y en la planeación de la Línea 12 del Metro, situación que no llegó a ese extremo.
Pero ahora es por esa cercanía que se ve insinúa una postulación de Ebrard por MC.
Fuera del partido naranja, sólo quedaría el FAM y la responsable de la construcción. La senadora Xóchitl Gálvez admitió este sábado 9 de septiembre que hay acercamientos, aunque no con ella personalmente.
“Él tiene que tomar su decisión, primero con su equipo, ya no fue candidato independiente, tampoco la tiene fácil en MC, porque hay varios tiradores en MC, entonces a ver qué decide”, señaló la panista.
El miércoles, el excanciller tronó contra el proceso interno de su partido, mientras el líder del PAN, Marko Cortés, y el del PRI, Alejandro Moreno, le tendieron la mano.
Jesús Zambrano, del PRD, consideró que aunque Ebrard sería bienvenido en este momenot el partido no está buscando candidato o candidata porque, agregó, virtualmente ya tienen a Xóchit Gálvez.
Una escisión del PVEM que pudiera respaldar la aspiración de Marcelo Ebrard no se ve en el horizonte, pues el control de ese partido como para decidir a quién registra como abanderado lo mantiene el llamado «niño verde», Emilio González, y el senador con licencia Manuel Velasco, quienes mantienen una alianza con López Obrador y Sheinbaum.
Los militantes verdes que respaldaron a Ebrard, encabezados por el diputado federal Javier López Casarín, si bien en palabras de él mismo “van hasta donde tope con Marcelo”, no alcanza para poner a disposición del exjefe de gobierno el registro del PVEM ante el Instituto Nacional Electoral (INE).
En Morena, este 10 de septiembre la «coordinadora de la defensa de la cuarta transformación», Sheinbaum, admitió que cercanos a Ebrard ya le respondieron un mensaje de texto que le envió desde el miércoles, en el que se inconformó con el proceso, pero no dio más detalles.
El contacto habría sido vía la senadora Malú Micher, el ala que no quiere irse de Morena.
Ebrard, el calculador
En la vida de Ebrard, según sus muy cercanos, “siempre hay planeación, difícilmente improvisa” y cuando va por algo “siempre está instalado en el día después”, señaló Leticia Bonifaz, su exconsejera jurídica en el gobierno de la ciudad.
Salazar Elena, de la FLACSO, considera que es probable que haya “hecho el cálculo de que podría generar la imagen de una persona que se crece de una injusticia que le cometen” y potencializar sus posibilidades en caso de romper con Morena».
“Pero la verdad es que no está generando eso porque no es creíble, realmente, por mucho que diga Sheinbaum tiene la ventaja de que lleva al menos dos años siendo claramente percibida como la favorita del presidente y como López Obrador es tan popular, pues para la gente que responde a este liderazgo es muy natural apoyarla. Tal vez Ebrard se le hace injusto, tal vez lo sea, sin embargo, no es creíble que haya perdido a la mala”, agregó.
De acuerdo al catedrático, las denuncias del excanciller no bastan para crear una plataforma ganadora por fuera de Morena.
“Lo dijo hasta el presidente –el jueves 7 de septiembre– que a lo mucho Ebrard le gusta más a la clase media y le quitaría votos a Xóchitl Gálvez, pero eso no va a lastimar la postulación de Sheinbaum, entonces ni siquiera le serviría como un elemento de chantaje y ni siquiera de venganza”, añadió.
Cuestionado respecto a si habría una estrategia decidida de antemano para que Ebrard fuera lanzado por MC para intencionadamente restar votos al bloque opositor, el analista indica que no es viable que esa sea la intención del exjefe de gobierno.
El es un político –dice- “que se imagina a sí mismo como presidente y no creo que se preste a ese sacrificio. Es algo que se puede pedir a un Juanito como el de Iztapalapa. Pero una persona de la estatura objetiva que tiene Ebrard y, más aún, del valor que Ebrard se concede a sí mismo, que se ve como presidente viable, no cabe que se sacrifique”.
Es por esto que Salazar considera que la única posibilidad del exaspirante morenista para aparecer en la boleta en 2024 es postularse por MC, pero por ese partido –destaca– no podría ganar, pues la base del partido guinda que lo ha apoyado no necesariamente se iría con él.
“Si presentara su candidatura para afectar a Morena sería una venganza muy poco efectiva, porque terminaría favoreciendo a Sheinbaum”, considera el politólogo.
“Me parece un funcionario competente, discreto, eficiente… no creo que pase de rondar el 10% de los votos”, anota.
El movimiento ebrardista
Para Navarrete Vela, de la UCEMich, no es probable tampoco que el excanciller decida contender por MC. Entre otras razones, porque aún quedan a este algunas figuras propias como el mismo Dante Delgado o el gobernador de Nuevo León, Samuel García, a quien encuestas telefónicas situaron arriba que Ebrard en las preferencias.
“Que se mueva hacia Movimiento Ciudadano yo no lo veo probable. Yo creo que sería el término anticipado de su futuro político en los siguientes seis años”, dice el politólogo michoacano, pues de triunfar Sheinbaum en 2024 “Marcelo tendría enfrente a todo el aparato de gobierno que no lo consideraría parte del movimiento”.
Vio posible que se mantenga como un líder latente en un sector de Morena, “en aras de no (ser) considerado como traición irse a otro partido.
Es factible –agregó– que opte por construir una plataforma de exposición mediática, un movimiento, una corriente interna en Morena, “y probablemente construir nuevamente unas aspiraciones presidenciales para dentro de seis años”, porque ya en este 2024 ya no es probable.
Esto porque hay voces en MC que consideran que si llega a ese partido no tiene la postulación segura y “automática”, sino que deberá medirse con otros, agrega.
Para el catedrático de la UCEMich es posible que eso no ocurra y que tampoco, “por una cuestión de tal vez de dignidad política, que él no acepte el cargo de coordinador de los senadores, que era el cargo que estaba destinado para el que quedara en el segundo lugar”.
Es muy probable –señala Navarrete– que Marcelo diga que no va a traicionar, pero tampoco se unirá al proyecto.
*Carina García es periodista de Expansión Política, donde fue publicado originalmente este artículo.
FOTO DE PORTADA: La Opinión.