Meloni apuesta por una Italia protagonista en Europa y en el mundo I
En la anterior entrega trabajamos sobre la política exterior italiana a partir del informe “Geoeconomía y seguridad: implicaciones y opciones para Italia” elaborado por Aspen Institute Italia, Cespi (Centro de Estudios Políticos Internacionales), Ecfr (Consejo Europeo de Relaciones Exteriores), Iai (Istituto Affari Internazionali) y Ispi (Instituto de Estudios Políticos Internacionales) dentro del proyecto de “Comunidad Italiana de Política Exterior”, promovido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional y llevado a cabo por los principales centros de estudios italianos sobre temas relacionados con cuestiones políticas exteriores específicas.
Pudimos desarrollar los principales puntos desde dónde y cómo Italia lee al mundo, hacia dónde mira, los peligros, los retos, las oportunidades y las ventajas. Se desarrolló sobre el contexto internacional actual, China, el nuevo Consenso de Washington y Europa, y el proyecto estratégico de convertir a Italia en un hub energético euromediterráneo. También repasamos las principales actividades de la primer ministro de Italia, Giorgia Meloni, tras casi un año de gestión, encaminadas a cumplir las ambiciones italianas en materia de política exterior.
En esta ocasión nos centraremos en revisar otro informe, elaborado por los mismos actores que realizaron el de “geoeconomía y seguridad”, esto incluye a la Farnesina italiana, que se titula “La seguridad europea ante las crisis multidimensionales perspectivas de futuro y posición de Italia”.
Se trata de un informe enfocado en el ámbito de la seguridad y defensa de la política exterior italiana. Allí se detalla el contexto en el que se encuentran Europa e Italia, marcado entre otros por el enfrentamiento entre grandes potencias; el desplazamiento y refuerzo de la postura de la Alianza Atlántica hacia el flanco oriental; el interés primordial italiano por la zona mediterránea ampliada y; la evolución de la política de seguridad y defensa de la UE.
Resulta importante volver a mencionar que “Italia es, desde el punto de vista geoestratégico, un espacio muy relevante, es como si fuera un portaaviones sobre el Mediterráneo. Es un punto de conexión entre los Balcanes, el norte de África y Europa Occidental. Es decir, es muy relevante desde el punto de vista geopolítico. También es la puerta de entrada del gas que proviene de Argelia y otro gasoducto que proviene del Cáucaso, que a través de los Balcanes llega efectivamente al sur de Italia”, nos explicaba Federico Larsen en una entrevista para PIA Global cuando analizamos la renuncia de Draghi.
El informe desarrolla tres capítulos: el advenimiento de las crisis multidimensionales en Europa; la defensa colectiva de la OTAN y las relaciones transatlánticas vistas desde Italia y; política de Seguridad y Defensa de la UE: hacia una defensa europea, entre luces y sombras.
En primer lugar se advierte del contexto de múltiples crisis, o crisis multidimensional, que atraviesa al mundo, pero en especial a Europa en la que se encuentran en juego los “fundamentos de la seguridad europea y la arquitectura sobre la que se asienta”. Se menciona a la pandemia del Covid-19 y la guerra en Ucrania como principales motores de esas crisis pero en especial llegan a la conclusión de que estos dos eventos “han sacado a la luz todas las criticidades del proceso de globalización, poniendo de relieve los múltiples niveles de interdependencia entre continentes, Estados-nación, sectores, tecnologías y sociedades”.
La interdependencia también fue mencionada en el informe sobre ‘geoeconomía y seguridad’ entendiendo que “la interdependencia crea vulnerabilidad cuando se convierte en sobredependencia”, por lo que se propone “diversificar las fuentes y acortar las cadenas de valor”. En el informe de ‘seguridad europea’ se menciona la vulnerabilidad y dependencia respecto a ejes como lo energético con Rusia -y a la transición energética-, y a lo tecnológico con China.
De acuerdo a la lectura italiana en este informe, la guerra en Ucrania representa un “retorno al pasado” pero también “presenta una serie de elementos completamente nuevos”. En primer lugar, se refiere a la guerra en Ucrania como “la vuelta al escenario europeo de una potencia imperialista que actúa con esquemas mentales del siglo XX, una agresión militar llevada a cabo con medios convencionales y un papel preponderante del componente terrestre pesado, pero también el espectro de amenazas no convencionales QBRN (químicas, biológicas, radiológicas y nucleares)”.
En segundo lugar, se reconocen nuevos elementos como el “uso de tecnologías, en el plano militar, e instrumentos, en el plano político, que no son necesariamente nuevos, pero que se emplean a una escala y/o de una manera sin precedentes”. Otros elementos son el “uso sin precedentes de la infraestructura espacial en el conflicto y el papel desempeñado por actores privados como Space X” y; “los riesgos de ataques a infraestructuras críticas no sólo en el teatro de la guerra, sino también en Europa que no está directamente implicada en el conflicto” mencionando al Nord Stream y al Amber Grid. Esto pone el foco en la preocupación italiana porque no suceda lo mismo en el Mediterráneo, que como vimos en la primera entrega es de interés geoestratégico para Italia.
No obstante, “la vulnerabilidad” de las infraestructuras no sólo se refiere al contexto de guerra sino también, dice el informe, “a las injerencias e inversiones directas de terceros países en ellas” mencionando las inversiones chinas en puertos europeos, incluyendo en Italia, o en infraestructuras de telecomunicaciones.
Se reconoce que “los países occidentales no consiguieron implicar plenamente al resto del mundo en la condena de la agresión rusa”; que “el conflicto (ruso-ucraniano) puso de manifiesto cómo el orden liberal posterior a la Guerra Fría no convenía a todos” y que “la universalidad de los valores en los que Occidente se reconoce está siendo puesta a prueba”.
En este sentido, explica el informe, “el término paraguas «Sur Global» debería replantearse porque agrupa indebidamente a países muy diferentes, es antagonista y lleva al llamado «Norte Global» al autoaislamiento. Se necesitan nuevas definiciones. En el contexto internacional contemporáneo, lo que para el llamado Occidente es revisionismo puede ser interpretado por otros actores como un cambio positivo”.
En lo que respecta a Italia, el informe hace hincapié en que el país “debe seguir moviéndose en sintonía con las opciones europeas”, aunque “hay espacio para iniciativas autónomas en las relaciones con terceros países no alineados, empezando por aquellos capaces de ejercer una influencia significativa a escala regional y mundial”.
Italia en la OTAN: exigiendo su lugar
En este capítulo, el informe deja en claro que Italia se mueve bajo la órbita de la OTAN y es de interés estratégico, pero que “las relaciones transatlánticas no están exentas de críticas”. El principal eje de descontento italiano sobre la OTAN recae en que para Italia la estabilidad y la seguridad en el Mediterráneo ampliado son de vital importancia mientras que para la Alianza Atlántica se trata de un “área secundaria en la coyuntura actual”.
De esta manera, en el informe se detalla la contribución activa de Italia a la defensa colectiva de la OTAN en varios frentes. “En primer lugar, con personal y equipos desplegados en Letonia, Hungría y Bulgaria, donde lidera el grupo de combate en el papel de nación marco. En segundo lugar, participando activamente en la vigilancia del espacio aéreo aliado desde el Mar Negro hasta el Mar Báltico. En tercer lugar, mediante la contribución italiana a la Fuerza de Alta Disponibilidad de la OTAN: la Fuerza Operativa Conjunta de Muy Alta Disponibilidad (Vjtf). En total, las fuerzas italianas desplegadas en el flanco oriental y con fines de defensa colectiva ascienden a 2.905 efectivos. Además, Italia apoya militarmente a Kiev en coordinación con los aliados del Grupo Ramstein”.
“También en el marco de la OTAN, Italia asegura una presencia naval dividida entre el Mediterráneo y el Mar Negro. A ello se añade el liderazgo italiano de la misión de la OTAN en Kosovo – la NATO Joint Enterprise/KFOR, que compromete al mayor número de militares italianos (1.490 unidades). Además, más de 1.260 unidades en total están desplegadas en Irak, como parte de la misión de desarrollo de capacidades de la OTAN dirigida por Italia y como parte de la coalición internacional contra Daesh”.
Pero para Italia constituye un “riesgo dejar en un segundo plano la zona del Mediterráneo ampliado, donde Rusia y China también están presentes bajo distintas apariencias: desde la presencia naval rusa en el Mediterráneo oriental, hasta las milicias privadas rusas en África, como el grupo Wagner, pasando por las inversiones chinas en las infraestructuras de la región”.
“Italia ha identificado claramente el Mediterráneo ampliado como una zona central para sus intereses nacionales y tiene la ambición de ser un punto de referencia para los principales aliados en el marco de la OTAN, como se especifica en la Estrategia de Seguridad y Defensa para el Mediterráneo publicada en mayo de 2022”, en especial desde que el “Mediterráneo ampliado ha adquirido aún más centralidad debido a las preocupaciones relacionadas con la cuestión de la seguridad energética”.
El informe explica que el trato del Mediterráneo como “área secundaria en la coyuntura actual” por parte de la OTAN se demuestra, también, en “el hecho de que, durante la Cumbre de Madrid, entre los países socios representados a nivel de jefes de Estado y de gobierno, no había ninguno de Oriente Medio y el Norte de África ni de los Balcanes, regiones en las que Italia tiene fuertes intereses: la mayoría de los socios presentes eran países del Indo-Pacífico”. En este sentido, se menciona incluso que “del apoyo militar masivo a Kiev, a medio y largo plazo el tablero europeo ya no es tan prioritario para Washington en comparación con el Indo-Pacífico”.
No obstante, reza el informe, debido “al papel que Estados Unidos está desempeñando en el apoyo a Ucrania y a la arquitectura de disuasión y defensa de Europa en cualquier caso, si Washington pide a los aliados europeos que contribuyan al esfuerzo de contención de China en el Indo-Pacífico en el futuro, no estarán en condiciones de negar su apoyo”.
Aún así, “para los países europeos, entre ellos Italia, se plantea por tanto la cuestión central de hacerse cargo tanto de la vecindad de Europa, cualquiera que sea la administración estadounidense en el poder, como, en cierta medida, de la propia defensa colectiva del Viejo Continente, incluso aumentando los presupuestos militares nacionales y las capacidades globales de producción de la industria europea de defensa”.
Con respecto a los presupuestos para el gasto en defensa el informe explica “la presión” por aumentarlo por diversos motivos: Rusia, la inestabilidad del marco geoestratégico, el riesgo de quedarse rezagado respecto a otros países aliados (Francia y Polonia) y, también a los ojos de Estados Unidos y dentro de la Alianza.
En este capítulo se llegan a algunas importantes conclusiones. Respecto a la OTAN se remarca que “ha recuperado su razón de ser y recibirá más recursos” por lo que Italia deberá cumplir un rol primordial para reiterar en todos los espacios necesarios “ el vínculo geográfico que une el Mediterráneo con el Mar Negro y los Balcanes”. Además, Italia deberá demostrar la importancia de su papel “a la hora de apoyar a los actores locales en el Mediterráneo ampliado frente a «actores saboteadores» como el Grupo Wagner. Aportar soluciones a las principales disputas diplomáticas de la región ayuda a evitar que otros lo hagan, como China en el conflicto entre Irán y Arabia Saudí”.
Otra conclusión se desarrolla alrededor del “futuro lugar de Rusia en la arquitectura de seguridad europea”. Se remarca que para Italia, Rusia ha sido un socio importante en la esfera económica y comercial, por lo que, aunque aún no se ve una pronta solución a la situación actual, “es necesario reflexionar para superar una situación de conflicto perpetuo con Moscú, sin por ello ceder a la ilusión de que las negociaciones pueden volver al estado anterior a la guerra”.
Política de Seguridad y Defensa de la UE: hacia una defensa europea, entre luces y sombras
En este capítulo del informe se explica que desde 2016 la política de seguridad y defensa de la UE ha cobrado nuevo impulso a partir de “una serie de iniciativas de la Comisión Europea y en la creación de nuevos instrumentos y mecanismos, dirigidos especialmente al desarrollo de las capacidades militares y de la industria europea de defensa: la activación de la Cooperación Estructurada Permanente (Pesco), la creación de un Fondo Europeo de Defensa (Fed) con sus respectivos precursores (Padr y Edidp), la creación de una nueva Dirección General de Industria de Defensa y Espacio (DG-Defis) en 2019, dependiente del Comisario de Mercado Interior, con nuevas e importantes responsabilidades como la gestión del Fed”.
Se reconoce que la guerra en Ucrania (“la invasión rusa de Ucrania” dice el informe) “supuso un jarro de agua fría en muchas capitales europeas” que se encontraban trabajando sobre la Brújula Estratégica de la UE, y que el papel de “proveedor de seguridad en la Vecindad Meridional puede recaer en la UE, que, sin embargo, sigue profundamente dividida en cuanto a objetivos y métodos”.
Respecto a la postura italiana ante las iniciativas europeas de defensa “es de apoyo convencido. Por un lado, el refuerzo de las capacidades europeas de defensa se interpreta en Roma como complementario y no en competencia con los esfuerzos de la OTAN. Por otro, Italia no puede contar con un aumento nacional de las inversiones en defensa comparable al de sus socios, debido a la limitada capacidad de gasto derivada del estado de las finanzas públicas nacionales. Por este motivo, la financiación europea destinada a aumentar las capacidades de defensa y reforzar la base industrial y tecnológica del sector representa una valiosa oportunidad para Italia de complementar la financiación nacional”.
En este punto, la propuesta de política exterior de Meloni, durante su campaña, ya ponía el foco en relanzar el sistema de integración europea; promover políticas comunes de defensa de la Unión Europea y el establecimiento de una «columna europea» de la OTAN, pilares fundamentales para la seguridad y la independencia del continente.
Por supuesto, se aclara en reiteradas oportunidades que “desde el punto de vista italiano, la integración europea en materia de defensa debe reforzarse y este objetivo no está en contradicción, sino que es complementario, con los objetivos de la Alianza Atlántica y el mantenimiento de relaciones con socios estratégicos no comunitarios (…) como Estados Unidos y el Reino Unido, con los que Italia mantiene importantes vínculos industriales”.
No obstante, en el informe son muy claros en señalar que “el aumento sustancial de los presupuestos de defensa de la mayoría de los Estados miembros no se traduce automáticamente en un refuerzo de las capacidades militares o de la industria europea de defensa”. Incluso, “a veces se favorecen las asociaciones y las compras con y de socios no europeos.
Meloni ha asumido el liderazgo italiano con una fuerte impronta en política exterior buscando hacer de Italia un actor geopolítico relevante, en especial en el marco de la Comunidad Europea. Sin salirse del bloque imperial y la necesidad de adular a EEUU, Meloni encamina la política exterior italiana bajo los intereses nacionales realizando una lectura amplia sobre los acontecimientos internacionales de disputa entre potencias mundiales y los retos, pero también, las oportunidades que esto genera para su país.
Parte del desenvolvimiento y de la política exterior de Meloni incluye la necesaria avanzada del Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) en las próximas elecciones en el Parlamento Europeo ya que de esta manera podría servir como tracción para posicionar a Italia como actor de peso en el escenario europeo a partir de su posición geopolítica y geoestratégica sobre el mediterráneo en un contexto de hundimiento del eje franco-alemán; de necesidad energética europea; de cara a las elecciones en EEUU el año que viene y un posible cambio de rumbo en la política norteramericana sobre Europa; de crisis y reordenamiento de las relaciones internacionales “caracterizado por la interdependencia y la diversificación”.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Mapa del Mediterráneo + foto de militares italianos + Giorgia Meloni en la UE. Diseño de PIA Global.