Este jueves alrededor de 60.000 trabajadores, docentes, del transporte público, de los ferrocarriles y de aeropuertos, guardias de prisiones, carteros, bomberos y trabajadores de servicios públicos, colmaban las calles de Bruselas y el espacio aéreo belga permanecía cerrado hasta las 22:15 de esta noche debido a la huelga de controladores aéreos que se habían sumado a la medida de fuerza.
Según informó la Policía de Bélgica los uniformados debieron reprimir a los manifestantes que protestaron frente a las sedes de algunos partidos que integran la coalición de gobierno con gases lacrimógenos y agua desde camiones hidrantes.
Según registran varios medios de comunicación el acatamiento a la huelga y manifestación fue muy elevado haciendo se evidente en el transporte público que prácticamente era inexistente, manteniendo un servicio de emergencia. En el caso del transporte aéreo, el 70 por ciento de los vuelos habían sido cancelados.
La protesta fue provocada por los recortes en el gasto social del presupuesto del país, que osciló en cerca de tres mil millones de euros al año, y el aumento en los gastos militares
El candidato al puesto de primer ministro, el presidente del partido de extrema derecha Nueva Alianza Flamenca, Bart De Wever que asumió al poder el pasado lunes 3 de febrero fue el impulsor de esta medida antipopular.
La reforma de las pensiones que planea impulsar el nuevo Gobierno belga busca recompensar a quienes trabajan después de la edad de jubilación con 35 años cotizados, mientras que quienes no cuenten con estos años de aportes podrían enfrentar a una penalización. Así, el nuevo sistema favorece menos a las rentas más bajas que el anterior, que preveía un pago único en función de la duración de la carrera profesional.
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