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LIBIA: UNA DÉCADA DESPUÉS

Por Mauricio Montes*- Este 26 de marzo, se ha informado que una comisión de ministros de Exteriores europeos viajó a Libia para apoyar el establecimiento de «un nuevo gobierno» en ese país. Se trataría de una iniciativa hecha por la Unión Europea para tratar de reparar el «gran error» que significó la invasión a Libia, perpetrada por la OTAN hace una década.

El objetivo sería intentar proponer un «gobierno de consenso a través de elecciones libres». Un escenario harto complicado en un país devastado por las bombas de Estados Unidos y sus aliados europeos, que transformaron a una nación próspera en un territorio fragmentado bajo el control de cientos de milicias y de un Ejército Nacional Libio, dirigido por el general Jalifa Haftar.

A 10 años de uno de los mayores crímenes impulsados por la Casa Blanca y la élite belicista de la Unión Europea, conviene hacer repaso por los hechos que justificaron tal invasión y tratar de extraer las duras lecciones que nos deja.

EL FALSO BOMBARDEO QUE JUSTIFICÓ LA GUERRA

La destrucción de Libia inició el 19 de marzo de 2011, con el ataque de los cazas Rafale del Ejército del Aire Francés, quienes bombardearon Trípoli, capital de la entonces Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista, con la anuencia de la resolución 1973 de las Naciones Unidas que autorizó a la OTAN atacar militarmente y derrocar al gobierno de Muamar Gadafi.

 Las fuerzas navales estadounidenses y británicas iniciaron esa misma noche el lanzamiento de más de 110 misiles de crucero Tomahawk. Así, fuerzas militares de Bélgica, Canadá, Catar, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Noruega y Reino Unido participaron en una misma intervención militar, aunque para cada país tuvo un nombre distinto. Estados Unidos la nombró Operación Amanecer de la Odisea.

Un equipo de la cadena latinoamericana Telesur, presente en Trípoli, desmintió la información que recorrió las primeras páginas de los diarios y los anuncios de las más importantes cadenas de televisión del mundo sobre un ataque a la población civil, que dio justificación y legalidad a la invasión.

Poco después, el gobierno ruso también comprobó que en el espacio aéreo libio no hubo actividad militar contra población civil. Sin embargo, era tarde, la invasión ya había sido consumada.

EL AMANECER DE LA PRIMAVERA ÁRABE

El año 2011 inició con grandes protestas en Túnez y Egipto, donde miles de manifestantes inundaron las calles de las principales ciudades de estos países, mientras la prensa occidental reseñaba que la libertad estaba por llegar al mundo árabe. A este movimiento se le denominó Primavera Árabe y ocurrió en los países frontera con Libia. Ben Alí, en Túnez primero, y Hosni Mubarak, en Egipto, después, serían reemplazados por nuevos líderes igual de complacientes con los intereses de Washington en la región. El periodista venezolano Richard Ezequiel Peñalver, analista internacional, hizo notar que ambos mandatarios caían tras décadas en el poder y que, esa característica, asociada a regímenes dictatoriales, pronto sería endilgada al líder libio Gadafi.

«A Libia se le aplicó una especie de tenaza, con ejemplos a ambos lados de la frontera. En el caso de Egipto y el caso de Túnez, con supuestas caídas de tiranías para llegar a movimientos democráticos. Entonces las protestas en Libia comenzaron en esa oleada, con una gran campaña en redes sociales, una muy bien orquestada campaña psicológica, campaña proimperialista», apuntó.

El 17 de febrero de 2011, estallaron las protestas en Bengasi, las llamaron El día de la ira.

«Captaron sectores de gobierno y militares, se utilizó Bengasi como cabeza de playa, territorio liberado, lo que intentaron en Venezuela en varias oportunidades, con la plaza Altamira en Caracas, en el año 2002, allá lo lograron», relató.

Además, afirmó que «en medio de las supuestas protestas lograron aterrizar funcionarios de Estados Unidos, Europa, y comenzaron a ingresar mercenarios por distintos lados de la frontera, vía Egipto, al sur también por Túnez, incluso por vía marítima».

Peñalver califica al bombardeo en Trípoli por la fuerza aérea militar de Libia, jamás realizado, como un falso positivo, el clímax de la campaña mediática contra Gadafi previa a la invasión.

«Esa campaña de manipulación funcionó mientras era difundida por medios a nivel mundial, ingresaban miles, decenas de miles de mercenarios y comenzaba el plan de destrucción de Libia, luego la aprobación en Naciones Unidas, abrió la compuerta a la OTAN para bombardear Libia, de manera coordinada con la intervención terrestre de mercenarios», afirmó.

Por su parte, el analista español José Egido explica que las guerras imperialistas son precedidas por una campaña sistemática, en sus palabras, de intoxicación informativa para justificar la guerra y engañar a la opinión pública de sus países y del mundo. «La guerra contra la revolución Libia no es una excepción, hubo una preparación de guerra».

«Ahora lo que hay es la destrucción del Estado, la división del país, la fragmentación de las tribus, la destrucción de la soberanía y la toma del país por fuerzas imperialistas, extranjeras, mercenarias y terroristas, quienes han hecho del país un mercado de esclavos africanos, un reino de las mafias que trafican con migrantes hacia Europa y un saqueo de los recursos petrolíferos del país, en el marco de una guerra entre dos bandos de orientación extranjera. Es el mayor desastre que ha tenido un país africano en los últimos 200 años, por lo menos», exaltó Egido.

Peñalver destaca que la destrucción de Libia fue orquestada como parte de un plan mayor.

«No hay que ver a Libia como un caso aislado, eso estuvo en el marco de una planificación de modificación política de Oriente Medio y del norte de África, el caso de la denominada Primavera Árabe que comenzó a finales de 2010 en Egipto, luego en Túnez. Túnez, Egipto, Libia y Siria, prácticamente al unísono», señaló.

LA MONEDA AFRICANA

La invasión a Libia fue ejecutada justo después de la Cumbre de la Unión Africana, realizada el 31 de enero de 2011, donde fue aprobada la creación del Fondo Monetario Africano, proyecto auspiciado por Gadafi.

Algunos analistas señalan que el unificar a África con una moneda respaldada por el oro libio, fue lo que le costó la vida al líder libio. Era notable el liderazgo de Gadafi en África y conocidos sus planes de consolidar al continente como un polo económico mundial. Para Peñalver, la nueva moneda sí fue un argumento decisivo para sacar a Gadafi del juego político mundial.

De acuerdo con Peñalver, es importante recordar la propuesta:

«Es importante recordar esto, así como la propuesta de la moneda respaldada por el oro libio, la cumbre África y pueblos de Suramérica, cumbre ASA, que se realizó en dos oportunidades, la primera de ellas aquí en Venezuela, que establecía la posibilidad de un contacto directo entre África y Sudamérica», señaló Peñalver.

Muamar Gadafi visitó América Latina por primera vez cuando participó en la segunda Cumbre ASA, realizada en la isla de Margarita el 28 de septiembre de 2009, donde se reunió con el anfitrión del evento, el expresidente Hugo Chávez.

Egido agrega las razones históricas que mantuvieron a Gadafi y a la Revolución Libia en la mira.

«Desde el 11 de septiembre de 1969, la revolución de Al Fateh siguió una línea antimperialista y anticolonialista que tenía como fin la construcción de un mar mediterráneo revolucionario y de paz, de una nación árabe unida, antisionista y antimperialista, y un continente africano unido, además de también haber ayudado a las fuerzas revolucionarias de América Latina. Su estrecha amistad con el comandante Chávez tampoco fue del gusto de los imperialistas asesinos», destacó.

DIVIDE Y VENCERÁS

Gadafi al frente de la Revolución Verde logró unificar las provincias que habían sido divididas por siglos de influencia de los imperios otomano, romano, bizantino, italiano. Provincias, grupos y tribus que fueron aplastadas por las invasiones de los siglos XIX y XX auspiciadas por Europa para mantener este rico territorio al servicio de las potencias occidentales.

Con la muerte de Gadafi se quebró el acuerdo de unidad que dio origen a la Gran Yamahiriya Árabe Libia. José Egido hace énfasis en que la estrategia de dividir era vencer a un importante polo de poder geopolítico.

«Los imperialistas y sus lacayos islamofascistas e islamoterroristas han contribuido a dividir estratégicamente al pueblo libio para que dejara de convertirse en un polo revolucionario antimperialista, de unidad del mundo árabe, del mundo musulmán, del mundo africano, del mundo de los países revolucionarios del tercer mundo», sentenció.

Gadafi, apresado, martirizado y asesinado tras la invasión, dejó una advertencia y profecía de que Libia entraría en una espiral de violencia incontrolable, tal como ha sido hasta ahora. El analista español explica que a las históricas tres provincias, grupos y tribus, se añaden los grupos terroristas que trafican con personas, recursos naturales y energéticos vendidos al mejor postor, como Al Qaeda, el Estado Islámico, Los Hermanos Musulmanes, además de la intervención de las potencias occidentales como Estados Unidos y Francia y de naciones vecinas como Turquía y los Emiratos Árabes Unidos.

«Gadafi trató de seguir los pasos de Nasser, lamentablemente sus proyectos de unidad con otros Estados árabes como Marruecos, Túnez, Egipto, no funcionaron, fue al final quedándose aislado, pero no cabe la menor duda que es uno de los grandes líderes árabes anticolonialistas y antimperialistas del siglo XX, como lo son el marroquí Muhammad Ibn Abd el Karim El Jattabi, como lo es el argelino Houari Boumédiène, como es el egipcio Gamal Abdel Nasser, como lo es el fundador del partido BAAZ sirio Michel Aflaq, como lo es el líder de la revolución siria Hafez Asad, como son los nacionalistas árabes iraquíes».

LIBIA Y VENEZUELA, ¿EL MISMO RIESGO?

El periodista venezolano Richard Ezequiel Peñalver considera que aunque la confrontación con los intereses de las potencias occidentales mantiene en riesgo de ataques a Venezuela, actualmente cercada por un bloqueo, el contexto es distinto. «El caso Libia se enmarca dentro de un proyecto elaborado con antelación, el cambio del rostro político en Oriente Medio. El imperialismo no actúa de forma aislada», apuntó.

Estados Unidos había anunciado su retiro progresivo de Irak en 2011 y lo hizo finalmente tras incursionar militarmente en territorio libio.

«En el caso de Venezuela, pudiéramos decir que se enmarca dentro de un proyecto que se ejecutó en lo que para mí fue la muerte, el asesinato, del comandante Hugo Chávez, que no creo casual haya ocurrido luego de la muerte de Gadafi, dos líderes que intentaron profundizar la alianza entre Libia y Venezuela, entre África y Sudamérica principalmente», indicó.

Richard Ezequiel Peñalver destaca que los intereses transnacionales continúan haciendo mella en la relación de Venezuela con Colombia y Guyana, tal como lo intentaron con Libia; sin embargo, el aupar gobiernos paralelos para dividir a la nación bolivariana no ha resultado, así como la región paulatinamente da la vuelta a la derecha latinoamericana.

«Luego de la muerte de Chávez, vimos como en cadena cayó Brasil, el golpe a Dilma Rousseff, como luego logran controlar a Ecuador por un tiempo, con la traición de Moreno a Correa, el golpe de Estado en Bolivia, la victoria de Macri en Argentina, y ahora vemos como, 4 años después, la ola regresa, gana Alberto Fernández en Argentina, se da marcha atrás al golpe de Estado en Bolivia con el triunfo de Arce y el regreso de Evo a su país, Lula Da Silva luego de ser condenado por hechos de corrupción es absuelto, el candidato de la alianza del partido de Correa en Ecuador triunfa en primera vuelta, vemos cómo la situación va cambiando. Entonces pensar que pueda ejecutarse un plan similar al de Libia en Venezuela, yo lo veo realmente complicado. Ahora, no hay que descartar que otras opciones el imperialismo esté sopesando sobre Venezuela».

 

Nota realizada por Mauricio Montes, Historiador, recopilador de las historias mínimas que nacen en las luchas de resistencia de nuestros pueblos latinoamericanos.

Fuente: Sputnik