En la cumbre de la OTAN de Vilna, los miembros emitieron una declaración final en la que criticaban las políticas coercitivas de China, que según ellos desafían los intereses, la seguridad y los valores del bloque.
No obstante, los miembros de la OTAN se comprometieron a mantener un «compromiso constructivo» con esta superpotencia en rápida ascensión.
No obstante, Beijing reaccionó con dureza a la declaración. Acusó a la Alianza de «difamar y mentir» sobre China y advirtió contra los esfuerzos de la OTAN por llegar a Asia-Pacífico.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, se mostró tajante:
La OTAN debe abandonar la mentalidad obsoleta de la Guerra Fría y la mentalidad de suma cero, renunciar a su fe ciega en el poderío militar y a la práctica errónea de buscar la seguridad absoluta, detener el peligroso intento de desestabilizar Europa y Asia-Pacífico y dejar de buscar pretextos para su continua expansión.
Cómo desafía Estados Unidos a China
La enérgica reacción de China refleja su grave preocupación por los desafíos globales a los que se enfrenta. Entre ellos se incluyen
las crecientes redes de alianzas y asociaciones de seguridad lideradas por Estados Unidos, como la Cuádruple y AUKUS, que pretenden constreñir, si no contener, a China las políticas estadounidenses y de la Unión Europea de reducción de riesgos y diversificación de sus cadenas de suministro para reducir su dependencia de China
y las normativas de control de exportaciones más restrictivas que Estados Unidos ha promulgado sobre transferencias o intercambios de alta tecnología. Con ellas se pretende impedir que China adquiera la capacidad de fabricar semiconductores y frenar sus avances en computación cuántica e inteligencia artificial.
Aunque estos retos le preocupan cada vez más, Beijing confía en que estas redes de alianzas y asociaciones lideradas por Estados Unidos sigan siendo un mosaico, dada su diversidad de intereses, prioridades y compromisos.
China también conserva ventajas significativas dados sus estrechos vínculos económicos con los aliados y socios de Estados Unidos. Esto influirá en que Estados Unidos pueda alcanzar con éxito lo que Beijing considera su objetivo de contener a China.
La estrategia de China en respuesta
Los analistas se han preguntado si Beijing es lo suficientemente inteligente y paciente como para ser capaz de aplicar una estrategia de cuña para dividir a EE.UU. y sus aliados, o si sus errores de juicio y su arrogancia podrían hacerle caer en un exceso de confianza e incluso en la arrogancia.
De hecho, la diplomacia del guerrero lobo y las políticas asertivas de Beijing en los últimos años sólo han servido para ayudar a EEUU y sus aliados a acercarse más para contrarrestar estas acciones.
Puede que Beijing haya aprendido la lección. Ahora está adoptando una diplomacia más proactiva y confiada para contrarrestar el cerco estadounidense. He observado al menos cuatro tácticas en este cambio de política exterior.
1) China se centra en la región y se apoya en sus puntos fuertes
Beijing reconoce que debe centrar sus energías diplomáticas en Asia, dada su importancia para la seguridad y los intereses económicos de China.
Está estrechando sus lazos económicos con la ASEAN, el bloque regional de 10 naciones, al tiempo que apoya la centralidad de la ASEAN en las estructuras de seguridad de la región. El grupo del sudeste asiático teme verse arrastrado a un conflicto entre Estados Unidos y China y verse obligado a elegir un bando. También le preocupan las iniciativas lideradas por Estados Unidos, como la Quad, que podrían reducir su papel en la región.
Al mismo tiempo, China ha promovido activamente la Asociación Económica Integral Regional patrocinada por la ASEAN. Considera que este grupo ofrece un enfoque más integrador y cooperativo de la cooperación económica regional. El grupo incluye a los miembros de la ASEAN, China y varios aliados de Estados Unidos, como Corea del Sur, Japón y Australia.
Beijing lo presenta como una alternativa atractiva al Marco Económico Indo-Pacífico para la Prosperidad, patrocinado por Estados Unidos. Este grupo, que incluye a 14 países de la región, firmó el mes pasado un acuerdo para hacer más resistentes sus cadenas de suministro.
2) Beijing está impulsando sus esfuerzos diplomáticos con Europa
Desde que levantó sus restricciones fronterizas Covid, Beijing ha recibido a líderes mundiales, ha acogido a grupos empresariales y ha promovido las oportunidades de comercio e inversión en China.
Europa, en particular, ha sido el centro de la diplomacia reciente de Beijing. El primer gran viaje internacional del primer ministro Li Qiang desde que asumió el cargo fue a Alemania y Francia el mes pasado, donde hizo hincapié en las oportunidades económicas por encima de las diferencias geopolíticas, en la asociación por encima de la rivalidad.
Líderes europeos como el presidente francés, Emmanuel Macron, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el canciller alemán, Olaf Scholz, también se han convertido en habituales de Beijing.
Estos esfuerzos están permitiendo a China profundizar sus lazos económicos con Europa. Con ello, Beijing espera socavar los esfuerzos de Estados Unidos por desarrollar un enfoque transatlántico hacia China, que incluya políticas de desvinculación o disociación de sus economías respecto a China.
3) China apoya a Rusia
Desde el suministro de energía hasta la cooperación en tecnología militar, Rusia sigue siendo un socio estratégico vital para China. Lo último que quiere China es una Rusia diezmada, que la deje sola frente a Estados Unidos y sus redes de alianzas y grupos de seguridad. China tampoco querría enfrentarse a posibles amenazas de Rusia, dada la larga frontera que comparten.
Beijing se ha presentado cuidadosamente, aunque no de forma convincente, como un espectador neutral en el conflicto, interesado en ponerle fin. China también está aprovechando la precaria posición de Rusia para ampliar y consolidar su influencia en Asia Central, sin dejar de respetar los vínculos tradicionales de Rusia con la región.
4) China se promociona como líder mundial
Por último, China se ha mostrado más confiada y activa a la hora de promover sus modelos de gobernanza mundial en materia de seguridad, desarrollo y construcción de comunidades.
Algunos esfuerzos están aún en fase de desarrollo, como su Iniciativa de Seguridad Global, mientras que otros son más concretos. Por ejemplo, Beijing se ve a sí misma como mediadora global tras su éxito en la negociación de una tregua entre Arabia Saudí e Irán en marzo.
Beijing también sigue promoviendo sus instituciones multilaterales preferidas, desde la Organización de Cooperación de Shanghai hasta el grupo BRICS, que actualmente incluye a China, Brasil, Rusia, Sudáfrica e India. Beijing ha acogido con satisfacción la ampliación del grupo.
Junto con su ambiciosa y controvertida Iniciativa del Cinturón y la Ruta, Beijing cree que puede ofrecer una alternativa a las agrupaciones lideradas por Estados Unidos, como la Cuatriada. Apoyándose de este modo en las instituciones, Beijing puede promover sus intereses a escala mundial evitando al mismo tiempo la confrontación directa con Estados Unidos.
*Jingdong Yuan es profesor asociado de Seguridad en Asia-Pacífico en la Universidad de Sydney.
Artículo publicado originalmente en The Conversation.
Foto de portada: Wang Yi. Getty Images.