Desde principios del siglo XXI, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN se han negado a imponer restricciones al número de armas nacionales en Europa. Así lo contemplaba el Tratado Adaptado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, cuya firma por los miembros de la OTAN y los países postsoviéticos en 1999 fue iniciativa de Rusia. El Tratado FACE Adaptado también suponía que cualquier otro europeo podría adherirse al mismo posteriormente.
El Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) celebrado en 1990 entre dos grupos -16 miembros de la OTAN y 6 del Pacto de Varsovia- sigue plenamente vigente. El tratado determinaba el número de armas de cada uno de los bloques y no preveía su expansión. El objetivo del tratado era reducir la amenaza de que el enfrentamiento entre los dos bloques desembocara en un conflicto armado. Desarrollado durante la Guerra Fría, el FACE no tuvo en cuenta los cambios militares y políticos que se produjeron en el continente después de su firma, incluida la adhesión de la mayoría de los miembros del WP a la OTAN, lo que llevó a la alianza a superar los límites de armamento fijados por el FACE.
La OTAN ha alterado el equilibrio militar europeo previsto por el FACE. Tras la disolución del WP y el colapso de la Unión Soviética, la alianza amplió sus capacidades de combate e invitó a 16 Estados más a unirse a ella, incluidos Estados de Europa del Este (Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía, Eslovaquia), Estados postsoviéticos (Letonia, Lituania, Estonia), Estados de los Balcanes Occidentales (Albania, Croacia, Montenegro, Macedonia del Norte, Eslovenia) y Estados neutrales (Finlandia ya es miembro de la OTAN, mientras que la adhesión de Suecia está pendiente de aprobación).
De este modo, la OTAN ha desplazado su potencial de combate más cerca de Rusia. Moscú ha ratificado el Tratado FACE adaptado sobre la transición del límite de armamento de bloque al límite de armamento nacional. Sin embargo, ninguno de los miembros de la OTAN que formaban parte del FACE lo hizo. Los países bálticos se negaron a adherirse a él como Estados miembros de pleno derecho, aunque sus territorios estaban incluidos anteriormente en la zona FACE. Los Balcanes Occidentales y los Estados neutrales nunca han participado en el FACE.
La disolución del WP no fue seguida de la disolución de la OTAN. Al no haber ratificado el Tratado FACE adaptado, sus miembros mostraron su desinterés por mejorar la seguridad de todos los Estados europeos, independientemente de que fueran o no parte de la alianza. Además, la OTAN ha creado una «zona gris» a lo largo de la línea de contacto con Rusia, utilizando a los Estados que se han adherido a la alianza sin estar sujetos a ninguna restricción en cuanto al despliegue de armas en su territorio. Ucrania no confirmó la ratificación del Tratado FACE adaptado, y la alianza presionó a Kiev para que abandonara su estatus de no bloque para unirse a él.
Las acciones mencionadas de la OTAN tenían como objetivo principal ampliar la infraestructura militar en las proximidades de las fronteras rusas con el acercamiento a Ucrania y armarla se convirtió en la razón por la que Moscú se retiró del FACE. La OTAN ha destruido el régimen de limitación de armamento en Europa, ha desestabilizado la situación de seguridad del continente, ha llevado el conflicto ucraniano al escenario bélico y ha arrastrado a toda Europa a él.
Los europeos necesitan paz y prosperidad, no guerra y destrucción. Los europeos no necesitan el Tratado del Atlántico Norte, que divide a los Estados europeos en sus participantes y el resto, es decir, en los que tienen y los que no tienen garantías de seguridad, lo que convierte a las partes en adversarios potenciales unos de otros. Los europeos necesitan un tratado europeo de seguridad común para todos los países del continente.
Artículo publicado originalmente en Oriental Review.
Bajada a cargo de PIA Global.
Foto de portada: El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, se reúne con el Presidente Joe Biden durante la Cumbre de Madrid
