El título de la Declaración de Waraira Repano, “La paz es nuestro sueño, los cambios nuestro camino”, recoge el significado del inicio del diálogo entre el sector más importante de la insurgencia colombiana, como lo es el Ejército de Liberación Nacional y el Gobierno de Colombia, encabezado por Gustavo Petro, con el acompañamiento de los países Garantes (Cuba, Noruega y Venezuela) y con la Misión de la ONU en Colombia y la Iglesia Católica, como acompañantes.
Comencemos diciendo que esta Mesa de Diálogo no es la misma que sentó en La Habana a las FARC. Sus actores son productos de la nueva recomposición política que ha sacudido a Colombia a raíz del triunfo de Gustavo Petro y el Pacto Histórico y esto se refleja en un Gobierno de diferentes matices que va desde la elite política tradicional hasta los sectores populares que se han abierto camino a través de la lucha en la calle y en los territorios, como es el caso de la Vicepresidenta Francia Márquez.
La Delegación del Gobierno Nacional de Colombia trasciende al Gobierno mismo, incluso al propio Pacto Histórico. La imagen de su núcleo central viajando en un avión militar a Caracas, cuna del Libertador Simón Bolívar, es más que simbólica: Otty Patiño, Jefe de la Delegación del Gobierno colombiano, antiguo integrante del M-19 y protagonista de los acuerdos entre esta Organización y el Gobierno de Virgilio Barco que llevó a la Constituyente y a la vigente Constitución de 1991, proceso conducido por los partidos Liberal y Conservador y el M-19 ya incorporado a la vida legal; Danilo Rueda, Alto Comisionado para la Paz del Gobierno de Petro; Iván Cepeda, Senador por el Pacto Histórico y finalmente una figura impensada pero avalada por el mismísimo Álvaro Uribe Vélez en las primeras semanas de la llegada al poder de Gustavo Petro, el presidente de FEDEGAN, José Félix Lafaurie.
En esta Delegación se encuentra también la Senadora por el Pacto Histórico, María José Pizarro, hija del Comandante del M-19 asesinado dentro de un avión comercial, después de la firma de los acuerdos de paz, Carlos Pizarro. Y para destacar entre el resto de los integrantes de la delegación, los militares retirados, el coronel del Ejército Álvaro Matallana, el almirante Orlando Romero y el General en situación de activo, Eliot Gerardo Benavides.
Uno estaría obligado a pensar que con la participación de Otty Patiño, Iván Cepeda, María Pizarro y varios integrantes cercanos a la Vicepresidenta Francia Márquez, otra debería ser la dinámica que marcó el debate y los acuerdos de La Habana seis años atrás. Aunque el Editorial de este 21 de noviembre de 2022, en la Revista Insurrección del Comando Central del ELN (COCE) deja algunas interrogantes sobre la Delegación del Gobierno colombiano que se irán despejando en la medida que transcurra el tiempo, en este profundo y dilatado debate que está por darse en la Mesa de Diálogo, leamos:
“Si en la Delegación del Gobierno llegan dirigentes sindicales, campesinos o de otros sectores sociales -a quienes todos los Gobiernos les han incumplido-, con dichos negociadores: ¿Cómo negociaría la guerrilla?, o ¿Será que dentro del Gobierno ya negociaron los campesinos con los hacendados, los sindicalistas con los empresarios?”
“¿Con quién negociaría el ELN en la Mesa? ¿Con los empresarios o con los sindicalistas? ¿Con los terratenientes o los campesinos? En esa Mesa ¿Quién es el Gobierno?, o al final asistirán los gremios cómo ya se deja ver, ¿Quiénes más vendrán?, de un lado de la Mesa estará el ELN, del otro lado, ¿Quién?”.
Pareciera que Gustavo Petro estuviera enviando un mensaje a la insurgencia colombiana, algo más próximo a lo señalado por Álvaro Uribe en su comunicado para enmarcar la presencia de Lafaurie en la Mesa de Diálogo, “Los procesos de paz en lo posible deben ser producto de acuerdos nacionales”. Ya saldrán por allí a decir que estoy dejando entrever un preacuerdo entre Petro y Uribe, pero ese análisis lo dejo para otro trabajo. ¿Habrán discutido Petro y Uribe sobre las Líneas Rojas intocables, impuestas por el Estado a la Constituyente del 91 y a la negociación con las Farc, entre otras, el Modelo Económico y el Régimen Político, sobre la Política Exterior, sobre el Sistema Judicial y la Doctrina Militar?
Lo trascendente es que a Uribe y buena parte de su combo la nueva situación los ha obligado a aceptar el diálogo, por ahora, como herramienta de creación de consensos y de futuro.
Por otra parte, el fragmento que adelante comparto de uno de los puntos de la Declaración, supone el contexto del debate que habrá de darse entre los integrantes de ambas Delegaciones con la participación de la sociedad colombiana y por qué no, del conjunto de los pueblos de Nuestra América, entendiendo que estos diálogos pudieran traducirse en una nueva hoja de ruta que marque la continuidad de la movilización popular que se gesta a lo largo de la región en busca del poder: “Construir la paz a partir de una democracia con justicia, y con cambios tangibles, urgentes y necesarios que esta Mesa acuerde dando la mayor participación posible y eficaz de la sociedad, priorizando a los sectores históricamente marginados y abandonados, para un presente y futuro de dignidad con derechos plenos y democracia auténtica, para que Colombia sea potencia de la vida humana y cuidado de los bienes comunes.”
Otro fragmento pero esta vez de una entrevista hecha a Antonio García, Primer Comandante del ELN, por la Corporación Nuevo Arco Iris, coloca uno de los puntos medulares que marcaran el desarrollo de los intensos debates en la Mesa de Diálogos: “Siempre el tema sustancial ha sido entender la naturaleza política y social del alzamiento armado; hasta tanto esto no se supere, los Gobiernos seguirán tratando de imponer las políticas de pacificación y sometimiento, que según ellos deben llevar a la desmovilización, al desarme y la reinserción; sin que haya las transformaciones en la sociedad que originan y reproducen el alzamiento armado el ciclo del conflicto continuará.”
Sobre el punto anterior vale la pena citar dos relatos del libro del Comandante Antonio García, publicado por capítulos quincenales en la página de internet www.eln-voces.net , “La Paz con el ELN y los regateos del Gobierno”, en su capítulo II, titulado “La Ley del Embudo”, crónica política que narra las vivencias del proceso para elaborar la Agenda para las Conversaciones, resultado de un trabajo conjunto con el Gobierno colombiano de Juan Manuel Santos, iniciado en Caracas en agosto del 2012, con la intermediación del Comandante Chávez y del entonces Canciller Nicolás Maduro:
“Las transformaciones no se pueden hacer si la guerrilla sigue en armas, se precisa la dejación”, señalaba en la discusión el jefe de la Delegación del Gobierno de Santos, Frank Pearl. Y más adelante cuando trascurre la intervención el jefe de la delegación de Santos deja soltar la siguiente perla: “El Gobierno no está dispuesto a revisar el Sistema Político y Económico, la Doctrina Militar, tampoco la Política Internacional, ni su Sistema Judicial”. ¿Será que Otty Patiño, Iván Cepeda y María Pizarro expresarán lo mismo? Lo que si es seguro es que Lafaurie, Álvaro Matallana, el almirante Orlando Romero o el general Benavides, lo harán. Continuando con el relato ante lo declarado por Pearl, no tardó el Comandante Antonio García en exponer la posición del ELN: “Si atacamos sólo el conflicto militar y dejamos de lado las causas que lo originaron y continúan reproduciéndolo, no se solucionará nada. Aquí radica el fondo de la Solución Política y cabe la pregunta: ¿Está dispuesto el Gobierno a transformar el tratamiento que le da a los conflictos de la sociedad, de tal manera que el conflicto armado no sea el sitio de llegada de los otros conflictos?”.
Otro pasaje clarificador para lo que está por desarrollarse en la Mesa de Diálogos entre el ELN es uno relacionado a la intervención del General en situación de retiro Eduardo Herrera Berbel, ex Rector de la Universidad Militar y especialista en Defensa Nacional, quien deja sentencia firme sobre la Mesa: “La posición del Gobierno es clara. Es de naturaleza armada, por algunas razones se arman. Es un conflicto armado interno. Debemos buscar los elementos que son necesarios y suficientes para ponerle el fin al conflicto.”
Eso aceptó las FARC. Resanar, tapar huecos y pintar la casa, pero antes entregar las armas. En La Habana, las FARC se lanzaron sin paracaídas desde el Mirador del Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución.
Pero veamos que piensa otro General, esta vez en condición de activo y quien estará en la Mesa de Diálogo, el brigadier general Eliot Gerardo Benavides, del componente de la Aviación Militar colombiana, quien se desempeña actualmente como comandante del Comando Conjunto Estratégico de Transición de las Fuerzas Militares. Su declaración la hemos tomado del programa radial “Avanzando por Colombia”, un espacio del Comando General de las Fuerzas Militares de Colombia que se transmite cada jueves. Este capítulo fue dedicado a los seis años de la Firma de los Acuerdos de Paz de La Habana y en el cual el brigadier general Benavides señala sobre la “Paz Total”, uno de los elementos esenciales inmersos en la propuesta del Gobierno de Petro y del Pacto Histórico, pero que además lo enuncia dentro de “las lecciones dejadas por la firma de los Acuerdos de La Habana”: “Lo primero es dejar por sentada la importancia de la Ley de Orden Público que ha trascendido a seis gobiernos (1997); no se construye algo nuevo sino sobre lo ya construido. Lo primero es que hay que definir que esta Ley es una política de Estado, la Paz como política del Estado, y el nuevo concepto de Seguridad Humana, donde el centro es la protección de las personas. Otro aspecto es la definición de la Paz Total, un concepto transversal a todos los asuntos del Estado. Esta promueve mecanismo de participación de la población civil y de las instituciones, entre ellas, las Fuerzas Militares”.
Prosigue el brigadier general señalando: “Quiero además dejar claro que la misión de las fuerzas militares permanece intacta, que las Fuerzas Militares no se han apartado de su misión constitucional: la protección y la preservación de la vida, la búsqueda de la Paz, conservar el orden público”. Es decir que la “Paz Total” para el brigadier general Benavides, se amolda a cualquier circunstancia, como una pieza de rompecabezas que entra forzada sobre otra para constituir la totalidad. Aquí está uno de los riesgos a lo que se pueden enfrentar los protagonistas de la Mesa de Diálogos (léase que utilizo el plural). ¿Qué se les dice a las familias de los 6.402 colombianos asesinados en estado de indefensión, los mal llamados falsos positivos? ¿Las Fuerzas Armadas gubernamentales están realmente apegadas al marco constitucional?
Pero al final el general Benavides supedita todo al punto que dejaba sobre la Mesa en su momento el general Herrera: el proceso de diálogo muere con el fin del conflicto militar, “un sometimiento a la justicia y desmantelamiento” de una estructura del enemigo derrotado. ¿La victoria es la Paz? ¿Esta derrotada la insurgencia del ELN?
Y nuevamente un fragmento del relato del Comandante Antonio García del inicio del tremendo debate de dos años, nos deja claro lo difícil que fue lograr un acuerdo de Agenda para las Conversaciones, pues el Estado y sus poderes fácticos no quieren que se transforme Colombia. La Agenda, que está vigente, en su segundo punto abre la posibilidad que la Democracia pueda ser evaluada con la participación de la Sociedad y que ella haga el ejercicio de romper las Líneas Rojas: “… el Gobierno… está totalmente cerrado a considerar otras temáticas que hemos propuesto; y en el fondo está negando un proceso político. Siguen bloqueados los temas de fondo: Naturaleza Política del Conflicto Armado, El Modelo Económico, Sistema Político, Doctrina Militar y Fuerzas Armadas, y Soberanía Nacional, entre otros ”.
Finalmente, hay dos textos que me llevan directamente a los integrantes de ambas delegaciones que hoy discuten el futuro (el presente y la memoria en el pasado), de Colombia, y de carambola el devenir de Nuestra América. Uno de ellos es un fragmento de la obra de Alfredo Molano, en su “Cartas a Antonia” que me dejan un reflejo de la Delegación del Gobierno de Gustavo Petro: “La naturaleza te dio una cara bella no para que goces con ella, sino para que otros la gocen y la admiren. Pero no puedes vivir para ser bella y menos aún para ser admirada. No puedes usarla para alimentar tu ego, sino para dominarlo. Porque él querrá que siempre te admiren, te llenen de elogios, se postren a tus pies. Y tú sentirás la tentación de usar tu belleza para dominar a otros y a otras; de sentirte un ser superior, extraordinario. Esa tentación, ese goce del ego con tu belleza, podría ser tu derrota”.
Y el otro, sobre lo que debe estar reflexionando la Delegación del ELN, oportunas líneas de una canción dejada por el recién fallecido Pablo Milanés: “La prefiero compartida, antes que vaciar mi vida no es perfecta más se acerca a lo que yo simplemente soñé”.
Miguel Ernesto Salazar* Profesor en Ciencias Sociales del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC).(@SalazarErEspia). Miembro del equipo editorial de la revista digital puebloenarmas.com de Venezuela
Este artículo ha sido publicado en la Revista Pueblo en Armas
Imagen de portada: Comandante Pablo Beltrán miembro de la delegación del ELN para la Paz