La migración ofrece un potencial significativo para el desarrollo económico y social en África, pero los marcos de gobernanza obsoletos y los enfoques regionales fragmentados obstaculizan la capacidad del continente para aprovechar plenamente sus beneficios.
La perspectiva de un continente más integrado y próspero impulsado por el libre comercio sigue siendo el eje del discurso sobre el desarrollo africano. Este estribillo se escuchó con fuerza en la 16ª Conferencia Económica Africana en Gaborone.
Los principales responsables de la formulación de políticas y la toma de decisiones en el ámbito económico y del desarrollo deliberaron sobre cómo asegurar el futuro económico de África en un contexto de creciente incertidumbre. Se señaló que el libre comercio podría ser un factor de cambio, y muchos destacaron la importancia de vincular los esfuerzos para lograr el libre comercio con la eliminación de las barreras a la libertad de movimiento de las personas.
El Índice de Apertura de Visas para África 2024, presentado en la conferencia, mostró algunos avances hacia la libre circulación, pero se necesita más.
Esto reafirma el análisis del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS) de que la libre circulación de personas es un componente clave del comercio continental, la libertad económica y la integración. Pero ¿qué se necesita para lograrlo?
Ya se han hecho grandes avances para lograr un comercio más libre en África, pero el lento ritmo de las medidas complementarias para promover la libre circulación sigue siendo un obstáculo. Esto se complica aún más por las complejas y a veces contradictorias leyes de África. Es vital una mejor cooperación entre las naciones y los mecanismos regionales para gestionar la migración de manera justa.
Una forma clave de lograr esto es a través de políticas migratorias armonizadas para gestionar el aumento proyectado de la migración impulsado por factores como el crecimiento de la población, el cambio climático y los conflictos.
África no carece de marcos. Entre ellos se incluyen el Tratado de Abuja sobre la Comunidad Económica Africana, el Protocolo de Libre Circulación, el Marco de Política Migratoria para África y la Zona de Libre Comercio Continental Africana. El desafío radica en su plena aplicación.
Para ello, la ISS ofrece algunas recomendaciones para mejorar la coherencia, la coordinación y la implementación, con el objetivo último de fortalecer el Estado de derecho y proteger los derechos humanos de los migrantes. Un informe reciente de la ISS identifica desafíos específicos como la detención de inmigrantes y la interacción entre el cambio climático y el desplazamiento, junto con las funciones y limitaciones de las comunidades económicas regionales (CER) para fomentar la integración regional.
Muchos coinciden en que la migración dentro de África beneficia al desarrollo, y que el dinero que envían los migrantes a sus países supera actualmente a la ayuda extranjera. Sin embargo, la gran variedad de leyes a nivel internacional, continental, regional y nacional dificulta la gestión eficaz de la migración.
Esto se ve agravado por la regresión y la fragmentación, como la decisión de Burkina Faso, Malí y Níger este año de abandonar la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, una región líder en el avance de la libre circulación intrarregional de personas, allanando el camino desde 1979.
A pesar de estos reveses, los países africanos ya están logrando avances en algunas áreas de la gobernanza de la migración. Por ejemplo, el Marco de Políticas Migratorias Revisado para África 2018-2030 ofrece un marco continental integral que reconoce la naturaleza multidimensional de la migración y su potencial de desarrollo. El aumento de la apertura de visados también está facilitando una mejor gestión de la migración para el desarrollo.
Pero es necesario hacer más para traducir estos marcos en mejoras tangibles sobre el terreno. Al adoptar un enfoque más progresista y colaborativo para la gobernanza de la migración, los países africanos pueden aprovechar todo el potencial de la migración y crear un futuro en el que la movilidad humana sea una fuerza de transformación positiva.
Para lograrlo, es necesario un cambio de paradigma en la forma en que los países africanos abordan la gobernanza de la migración. El enfoque tradicional en el control y las restricciones fronterizas debe reemplazarse por un enfoque más integral y con visión de futuro que priorice la mejora de la gestión de las fronteras, la integración regional, los derechos humanos y el potencial de desarrollo de la migración.
Hay cinco áreas en las que la reforma es fundamental para avanzar en este enfoque. En primer lugar, existen numerosos instrumentos relacionados con la migración a nivel internacional, continental y regional, que generan incoherencias y problemas de coordinación. Juntos, la Unión Africana y las comunidades económicas regionales deberían racionalizar esos marcos, asegurando una mayor claridad y coherencia en la implementación de las políticas.
En segundo lugar, la superposición de miembros en las comunidades económicas regionales dificulta la aplicación eficaz de los marcos migratorios, ya que las prioridades no siempre coinciden y pueden dar lugar a que los países queden rezagados en la aplicación. Una arquitectura regional más racionalizada podría ayudar a reducir estas superposiciones y facilitar una coordinación más eficiente.
En tercer lugar, la ausencia de mecanismos sólidos de seguimiento y evaluación para evaluar la aplicación de los instrumentos migratorios continentales y regionales implica que hay pocas oportunidades de mejora. Estos mecanismos deberían mejorarse y centrarse en evaluar el cumplimiento de las normas de derechos humanos e identificar áreas en las que es necesario seguir avanzando.
En cuarto lugar, se debería fortalecer la creación de capacidad en los Estados miembros y a nivel regional, con el objetivo de mejorar la comprensión por parte de los Estados miembros de los instrumentos clave en materia de migración, como el Protocolo sobre la libre circulación de personas, lo que permitiría a los gobiernos aplicar esos marcos de manera eficaz y maximizar su impacto en el desarrollo.
En quinto lugar, es necesario promover una migración segura, ordenada y regular, aprovechando los logros de los pactos mundiales sobre migración y refugiados de 2018 , que exigen la elaboración de directrices más claras para promover una migración segura, ordenada y regular, mejorar la protección de los solicitantes de asilo y los refugiados y promover la distribución de responsabilidades entre los países. Los instrumentos existentes a menudo carecen de orientación específica sobre el cumplimiento.
Al abordar estas áreas críticas, los países africanos pueden crear un sistema de gobernanza de la migración más eficaz y humano. Un sistema bien administrado puede contribuir significativamente al desarrollo de África. Puede impulsar el crecimiento económico, promover la innovación y el espíritu emprendedor, facilitar el comercio y la integración regional y aumentar las remesas, apoyando los medios de vida y la reducción de la pobreza.
Una migración bien gestionada puede ser una fuerza positiva para África. Es fundamental adoptar un enfoque holístico e integrado de la gobernanza de la migración que aborde eficazmente las complejidades de la movilidad humana en el siglo XXI. África puede aprovechar las oportunidades que presenta la migración y, al mismo tiempo, mitigar los riesgos.
De esta manera, los países pueden crear un sistema que proteja los derechos de los migrantes, fomente la integración regional y promueva el desarrollo sostenible. Como sucede con todas las políticas, la prueba del éxito estará en una implementación exitosa respaldada por la voluntad política, el compromiso sostenido y los esfuerzos de colaboración entre todas las partes interesadas.
*Ottilia Anna Maunganidze, Jefa de Proyectos Especiales, ISS
Artículo publicado originalmente en ISS Africa