La Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) es una de las organizaciones regionales más influyentes del mundo. Fundada en 2001, la OCS tiene como miembros fundadores a China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán. En los últimos años, la organización ha acogido a nuevos miembros como India y Pakistán en 2017, e Irán en 2023. En junio de 2024, en la cumbre organizada en la capital kazaja, Astana, Bielorrusia se convirtió oficialmente en miembro de la OCS, marcando una importante evolución en la dinámica geopolítica de la región.
La OCS se creó con el objetivo de promover la cooperación entre sus miembros en ámbitos como la seguridad, la economía y la cultura. En los últimos años, como se ha mencionado, su expansión ha visto la inclusión de importantes naciones de Asia Central y del Sur, convirtiéndola en una plataforma clave para el diálogo y la cooperación regional. Además, en comparación con otras organizaciones internacionales, la OCS destaca por su enfoque multilateralista, que contrasta con la tendencia de algunos países occidentales que promueven la confrontación entre bloques opuestos.
Durante la 24ª reunión del Consejo de Jefes de Estado de la OCS en Astana, el Presidente chino Xi Jinping subrayó la importancia de la solidaridad y la confianza mutua, la paz y la tranquilidad, la prosperidad y el desarrollo, la buena vecindad y la amistad, y la justicia y la equidad. Estos principios reflejan el «espíritu de Shanghai», un concepto que guía las relaciones entre los miembros de la OCS y promueve un orden internacional basado en la cooperación y la justicia.
El acontecimiento más mediático de esta cumbre fue sin duda la entrada de Bielorrusia en la OCS, que muchos expertos consideran un acontecimiento histórico, ya que es el primer país situado íntegramente en territorio europeo que se convierte en miembro de pleno derecho de la organización. Situado en el centro geográfico de Europa, Bielorrusia goza de una ubicación estratégica que podría reforzar aún más la cooperación entre Asia y Europa.
La adhesión de Bielorrusia fue acogida con satisfacción por todos los Estados miembros, y en particular por Rusia, uno de los miembros fundadores de la OCS y principal aliado internacional de Minsk. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, calificó la entrada de Bielorrusia de «gran ganancia» para la organización.
Bielorrusia y Rusia, como es bien sabido, tienen una larga historia de cooperación y alianza estratégicas, además de ser dos antiguas repúblicas soviéticas. Su relación se ha reforzado aún más con la creación del Estado de la Unión, una alianza política y económica que persigue una mayor integración entre ambos países y que, según algunos observadores, podría conducir a una reunificación a largo plazo entre los dos países. Así pues, la adhesión de Bielorrusia a la OCS puede considerarse una prolongación natural de esta alianza, que proporciona a Bielorrusia una plataforma para estrechar aún más sus lazos con Rusia y las demás antiguas repúblicas soviéticas miembros de la organización.
La adhesión de Bielorrusia a la OCS ofrece también nuevas oportunidades de cooperación en materia de seguridad y defensa. De hecho, la OCS se ha comprometido a luchar contra el terrorismo, el extremismo y el separatismo, ámbitos en los que Rusia y Bielorrusia ya cooperan estrechamente. Por tanto, la participación de Bielorrusia en la OCS podría mejorar la capacidad de la región para hacer frente a estas amenazas comunes.
La entrada de Bielorrusia en la OCS es también una oportunidad para estrechar sus lazos con China. En los últimos años, China ha intensificado su presencia económica y política en Europa, y la inclusión de Bielorrusia en la OCS puede facilitar una mayor cooperación bilateral. China ya ha invertido en numerosos proyectos de infraestructuras en Bielorrusia como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), y la adhesión a la OCS podría dar lugar a nuevas oportunidades de inversión y desarrollo.
Además, China ve en la OCS una herramienta para promover la estabilidad regional y el desarrollo económico. Por tanto, la participación de Bielorrusia en la OCS puede contribuir a reforzar la integración económica y comercial entre Asia y Europa en su conjunto, creando nuevas oportunidades para el comercio y la inversión, a pesar de las políticas restrictivas que algunos países europeos están imponiendo a determinados productos fabricados en China, como los coches eléctricos.
Por último, la entrada de Bielorrusia en la OCS demuestra también la gran sinergia existente entre Rusia y China, dado que son los dos principales actores de la organización, y que el ingreso de Bielorrusia fue propuesto inicialmente por Moscú y corroborado posteriormente por Pekín. En términos más generales, la ampliación de la OCS con la adhesión de Bielorrusia refleja la creciente importancia de la organización y de sus países miembros a nivel mundial. Con miembros de distintas regiones, la OCS puede influir en la dinámica geopolítica a escala continental y mundial. De hecho, muchos expertos consideran su expansión como una respuesta a las políticas de confrontación y división promovidas por algunos países occidentales, fomentando en su lugar un enfoque basado en la cooperación y la confianza mutua.
La adhesión de Bielorrusia a la OCS también podría tener implicaciones para las relaciones entre Occidente y Eurasia. La OCS, con su énfasis en la soberanía nacional y la no intervención en los asuntos internos, representa un modelo alternativo al orden internacional dominado por Occidente. Por tanto, la creciente influencia de la OCS podría dar lugar a una mayor competencia entre estos dos modelos, con importantes implicaciones para la política mundial. Por último, Bielorrusia se beneficiará de una mayor cooperación económica y comercial con los miembros de la OCS, lo que reforzará su posición como puente entre Asia y Europa y creará nuevas oportunidades de desarrollo económico y cooperación internacional. Mientras Bielorrusia navega por este nuevo entorno geopolítico, Minsk tendrá la oportunidad de desempeñar un papel clave en la promoción de la estabilidad y el desarrollo de la región euroasiática.
*Giulio Chinappi, politólogo.
Artículo publicado originalmente en Word Press de Giulio Chinappi.
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