Europa

La conciencia de Davos: la percepción de la élite europea

Por Fulvio Bellini* –
Vamos a ver si la política colaboracionista suicida de la UE y de Alemania en favor de Estados Unidos, diametralmente opuesta a los intereses europeos, ha sido captada por el Foro Económico Mundial.

Para un análisis del Foro Económico Mundial 2023 celebrado en Davos, Suiza, del 17 al 21 de enero.

Observaciones preliminares

El Foro Económico Mundial 2023 de Davos (Suiza), y más concretamente en el triángulo de los ricos del mundo, situado en el cantón de los Grisones y formado por Saint Moritz, Chur (Chur en italiano) y Davos, que se celebró del 17 al 21 de enero, ha llegado recientemente a su fin.

Nunca antes había sido tan oportuno como este año analizar de cerca lo ocurrido en la reunión de Gotha del capitalismo globalizado. Como de costumbre, el punto de vista de los observadores y creadores de opinión italianos fue tan chapucero y provinciano como siempre.

Se pasa de considerar el Foro Económico Mundial (FEM) como una versión montañesa del foro anual de Ambrosetti en la Villa d’Este de Cernobbio, a denunciar el foro suizo como el congreso de los ricos y privilegiados del mundo que pasan el tiempo pensando en cómo hacerse cada vez más ricos (véase, por ejemplo, la cruzada de Byoblu: “El Foro Económico Mundial está desconectado de la realidad” o el perentorio “Davos no existe”).

En mi opinión, esta no es la forma correcta de enfocar el Foro de Davos, que no tiene nada que ver con la reunión de Cernobbio, porque a orillas del lago como, los “empresarios” italianos suelen lloriquear ante los políticos para obtener la enésima ración de dinero o desgravaciones fiscales en nombre del crecimiento, sólo para decrecer enseguida; no es en Davos donde los ricos piensan en cómo hacerse más ricos, porque ya lo hacen en otros lugares durante los días que quedan del año.

¿Qué se hace entonces en el FEM? Una cierta clase dirigente, mucho más estrecha de lo que podemos imaginar, se reúne, aparentemente mezclada, con grupos de la misma clase pero pertenecientes a círculos concéntricos más externos, y así sucesivamente hasta llegar al más externo de todos: el político.

Estos grupos articulados en círculos concéntricos discuten de la forma más estratégica posible sus propios intereses, y cómo éstos interactúan con los de las demás élites del mundo, y estas confrontaciones pueden tener lugar de dos maneras: oficiales dentro de un laberinto de convenciones, reuniones, encuentros; no oficiales y a menudo más decisivas en almuerzos, cenas y ocasiones privadas. Empecemos por la arquitectura del FEM, detalle esencial para una correcta clave de comprensión de lo ocurrido en los Grisones.

En el centro de todo ello está, por supuesto, el fundador del Foro Económico Mundial, el suizo Klaus Schwab, cuyos estudios como ingeniero mecánico, a los que más tarde añadió los de economía, nos interesan.

A lo largo de los años, su trayectoria personal ha inspirado el carácter del FEM: un simposio para empresarios industriales europeos, principalmente de habla alemana. En otras palabras, en el centro de los círculos concéntricos del FEM se encuentran los altos directivos de las grandes empresas alemanas, suizas y austriacas.

En el círculo concéntrico inmediatamente exterior se encuentran los grupos industriales franceses; una de las tareas de Davos es revisar anualmente las relaciones entre los altos directivos alemanes y franceses, cuya colaboración, por ejemplo, ha dado lugar a gigantes como Airbus. En el círculo aún más exterior se encuentran los grandes industriales europeos de los países más pequeños, como Italia y los del norte de Europa. Así pues, el Foro de Davos representa los intereses “corporativos” de la industria europea continental, con epicentro en el mundo germanoparlante.

Dentro del foro, este grupo interactúa con otras élites mundiales que difieren tanto en su origen empresarial como geográfico y que sólo aparentemente pertenecen a un grupo. No lo son, por ejemplo, los representantes de la industria anglófona, sobre todo estadounidense; no lo son todos los representantes de las finanzas, sobre todo cuando se vuelven especulativas, como los bancos de negocios angloamericanos y los fondos de inversión más o menos “de borde”.

Los representantes económicos de otras zonas del mundo, China y Rusia en primera fila, también interactúan externamente con el foro. Por último, fuera de la arquitectura del foro, están los políticos y sus representantes, cuya presencia o ausencia hay que valorar adecuadamente: la participación de una Sanna Marin no es necesariamente buena, o la ausencia de un Joe Biden mala, pero como políticos, su actitud tiene trascendencia para el foro.

La ausencia sustancial de representantes chinos de cierto nivel y la ausencia total de rusos no fue, desde luego, una señal positiva para el FEM. Por el contrario, la presencia de la esposa del presidente-actor-camarero Zelensky, que no hizo sino renovar la tentación de hacer que los participantes en el foro reconstruyeran un país devastado, no convenció del todo. Al tratarse de una tentación, esconde su naturaleza “maligna”: la perspectiva poco atractiva de hacer pagar la factura a los de siempre, Alemania y Francia, que es lo que políticamente significa el deseo de Kiev de ingresar en la UE, no se compensa adecuadamente con las garantías que Ucrania tiene que ofrecer a cambio de las inversiones de la UE.

En esencia, Kiev puede prometer campos de cereales, aunque sean dignos, mientras que no puede ofrecer las regiones industrializadas y ricas en materias primas, las del Donbass para ser precisos, que están y seguirán estando al alcance de Rusia. En conclusión, ¿qué interés tiene para nosotros el FEM 2023?

En mi opinión alta, porque el tema de este artículo es captar los contrastes, que en mi opinión los hubo e incluso fuertes, entre los intereses expresados por el Foro y el liderazgo político europeo, esencialmente de expresión alemana y personificado en las personas del Canciller Olaf Scholz y la Presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen, únicos líderes destacados presentes en el FEM. En otras palabras, vamos a ver si la política colaboracionista suicida de la UE y de Alemania en favor de Estados Unidos, diametralmente opuesta a los intereses europeos, ha sido captada por el Foro Económico Mundial.

La conciencia de Davos: el plan de referencia

Varios artículos de 2022 han intentado demostrar la tesis de que, utilizando como pretexto el conflicto de Ucrania, la Casa Blanca ha llevado a cabo su estrategia de dolarización de la zona euro. A través de una paridad sustancial del tipo de cambio entre el euro y el dólar, y gracias a una política de embargos crecientes contra Rusia, especialmente en lo que respecta a la importación de gas natural y petróleo, Estados Unidos ha logrado desplazar el rico mercado europeo de importación de materias primas energéticas de Rusia a Estados Unidos (gas licuado) y a los demás países productores del Mediterráneo y del Golfo Pérsico, todos ellos sometidos a precios altamente especulativos en dólares.

De este modo, gran parte de la inflación en dólares, que a principios de 2022 afectaba sobre todo a Estados Unidos, se extendió a Europa, como se desprende de la evolución de la inflación a ambos lados del Atlántico en 2022: la inflación estadounidense en enero fue del 7,48%, en junio alcanzó un máximo del 9,06% y luego bajó al 6,45% en diciembre; la inflación europea en enero fue del 5,1%, en junio del 8,6%, en diciembre del 9,2%, con un máximo en noviembre del 10,1%.

Recordemos que no se trata de una inflación debida a una producción desmesurada de euros, sino de las reverberaciones inflacionistas del alza de los precios en dólares de las materias primas y la energía, que se ha desbordado en la zona euro precisamente por la paridad sustancial del tipo de cambio. Debido a decisiones precisas de la Comisión Europea y de los gobiernos nacionales de la Unión, la industria del viejo continente se encontró ante dos escenarios de crisis, uno inmediato y otro prospectivo, lo que en lenguaje militar se traduciría por una crisis táctica inicial y otra estratégica posterior: veámoslas.

En 2022, esa táctica se concretó en lo siguiente: tener que incurrir en nuevos costes industriales en detrimento del rendimiento de su balance: tener que gestionar un diferencial de inflación entre Europa y Estados Unidos del 2,7%; tener que sufrir una inflación en enero de 2023 permanentemente de dos dígitos; tener que pagar la energía y las materias primas a precios diez veces superiores a los de 2021; tener que sufrir un aumento exponencial de los plazos de importación de productos semiacabados y acabados, por ejemplo de China.

Veamos ahora los elementos de la crisis estratégica de la industria europea procedentes de la reacción de Rusia. Una vez apagada la fábula del inmediato colapso económico, social y, por tanto, político de Moscú y de su total aislamiento diplomático, en Europa se cierne el ominoso presagio de que es más bien el viejo continente el que está al borde de la crisis política y del aislamiento diplomático, una Europa percibida cada vez más como el nuevo patio trasero de los estadounidenses.

De la crisis ucraniana están surgiendo dos bloques opuestos: por un lado, los países del renovado pacto BRICS, al que miran con creciente interés un gran número de países de Asia, África y América Latina; por otro, Estados Unidos y sus provincias imperiales europea, japonesa y coreana, cuyas relaciones internas son las clásicas existentes entre una metrópoli imperial y sus provincias, como nos enseñaría un Edward Gibbon o un Theodor Mommsen, y como se vieron plásticamente, por ejemplo, durante la reciente cumbre en el USAF Ramstein Command el 20 de enero.

A pesar de las simpatías ideológicas por las formas más extremas del liberalismo anglosajón, más que de las inclinaciones naturales hacia el atlantismo, la sospecha de estar en el lado equivocado del tablero puede haber empezado a circular entre los dirigentes de las corporaciones europeas presentes en el FEM.

La conciencia de Davos: la percepción de la élite europea

Hay que tener cuidado con los reportajes de los distintos reporteros de los periódicos de Davos, hemos explicado, porque a sus ojos el FEM se interpreta como el sabbat de los malvados privilegiados que conspiran por el poder mundial o como una reunión de ricos incapaces de interpretar correctamente la realidad, que elaboran planes y estrategias vagas, haciéndonos creer así que deberíamos alegrarnos de mantener a la clase política elegida democráticamente porque es honesta, independiente y dedicada sólo a los intereses del pueblo, como nos ha demostrado recientemente el caso Panzeri.

Por el contrario, la clase dirigente reunida en Davos tiene el privilegio de disponer de una información libre de las distorsiones propagandísticas que nos acosan a diario a los ciudadanos de a pie, al tiempo que posee una percepción realista de las relaciones internacionales de poder.

Si un director general de Siemens, más que de ABB, más que de Volkswagen, creyera, por ejemplo, en los artículos de un tal Maurizio Molinari, redactor jefe de la Repubblica, sobre el conflicto ruso-ucraniano, cometería errores fatales. ¿Por qué razón? De un redactor jefe de un periódico nacional cabría esperar imparcialidad en informaciones tan importantes como las procedentes de una zona de guerra y análisis igualmente correctos; de ser así, sería difícil entender la siguiente noticia aparecida en la Repubblica el 14 de noviembre de 2022: “El redactor jefe de la Repubblica, Maurizio Molinari, ha recibido la Orden al Mérito de Clase III de manos del presidente Volodymyr Zelensky por su apoyo a Ucrania en los últimos meses.

“Por una contribución personal significativa al fortalecimiento de la cooperación interestatal, el apoyo a la soberanía estatal y la integridad territorial de Ucrania”. Afortunadamente para ellos, los CEO citados no leen, creo, La Repubblica, sino informes confidenciales, quizá proporcionados por el propio FEM, para tener una imagen más veraz y análisis serios que no sean, por ejemplo, la mesiánica expectativa de un golpe de Estado en Moscú (El antiguo redactor de discursos de Putin: “En Rusia, la posibilidad de un golpe de Estado es real” titula La Repubblica del 31 de enero de 2023).

También hay que tener en cuenta que los participantes en el FEM suelen estar muy próximos al poder imperial estadounidense, tanto en forma de los miembros del establishment de las barras y estrellas que asisten como de los numerosos colaboradores de la clase política europea también presentes. Investigar si las élites del FEM son conscientes de lo que les está ocurriendo se complica, por tanto, por el hecho de que las opiniones más señaladas del malestar se emiten de forma involucionada y confusa en medio de muchos otros rituales, por tanto sin importancia, como los relativos al clima o a la condición de los trabajadores: esta técnica se llama simplemente supervivencia.

Veamos qué se dijo en Davos según nuestra lente lectora. En primer lugar, cabe mencionar el discurso inaugural pronunciado por el fundador del FEM, Klaus Schwab, que utilizó términos contrarios a las consignas atlantistas de los dirigentes políticos de la UE:

“Tenemos la capacidad de construir un mundo colaborativo, un mundo más pacífico, resistente, integrador y sostenible, pero para ello debemos superar la fragmentación entre quienes adoptan una actitud constructiva y quienes son críticos y negativos”.

¿A quién se refiere? ¿Estamos seguros de que Schwab se une a la gran caja de la propaganda atlantista? Entre los dos beligerantes en Ucrania, por ejemplo, ¿quién está siempre dispuesto a abrir mesas de negociación serias y quién, en cambio, pide incesantemente más y más armas y dinero?

Para el siguiente resumen de declaraciones, nos basamos en los oportunos informes de Claudia Gioacchini publicados en el sitio web “La Svolta”.

En cuanto a la crisis energética: “Fatih Birol, Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) hizo un análisis muy lúcido: a partir del 1 de marzo de 2022, hemos entrado en la crisis energética mundial, la primera de tal magnitud. ¿Por qué? Rusia, hasta el 24 de febrero de 2022, era el primer exportador mundial de energía y gas. El primer objetivo es producir energía limpia.

Birol también aporta algunas cifras: en 2019, uno de cada 100 coches era eléctrico; en 2022, el porcentaje había subido al 13% y el fenómeno está llamado a crecer. En este sentido, China, considerada actualmente el motor número uno de las energías limpias, ocupa el primer lugar. Para Europa, por tanto, las cosas no van nada bien: los suministros rusos garantizaban un mercado energético eficiente con tarifas favorables, mientras que en el frente de las energías limpias, hay que dejar constancia del liderazgo del otro malvado “enemigo de Occidente”.

En el ámbito laboral: “Adam Grant, autor y profesor de la Wharton School, señala cómo muchas personas trabajan en un entorno tóxico, sufriendo además muy a menudo abusos de poder. Afortunadamente, vivimos en un mundo que poco a poco se está volviendo cada vez más flexible”. Anjali Sud, CEO de Vimeo, también defiende la necesidad de una comunicación diferente entre empresarios y empleados.

Precisamente porque la pandemia ha tenido un impacto tan fuerte en el mundo laboral, es necesario atraer nuevos talentos a las empresas. ¿Pero cómo? Es una cuestión de valores, afirma Claudia Azevedo, CEO de Sonae, que subraya la importancia de los valores auténticos. Las empresas deben ser transparentes, transmitir valores genuinos y auténticos”. La calidad del trabajo también se está deteriorando en Europa, el modelo que está surgiendo para los trabajadores alemanes y franceses es el de los países sudamericanos, que ya se ha implantado con éxito en Italia.

Veamos lo que se dijo sobre el tema de la recesión: “Según Axel Lehmann, Presidente del Consejo de Credit Suisse, no nos enfrentamos a una recesión, sino a un mundo “multipolar”. En particular, sostiene que la recesión es aún evitable dada la reapertura de China, que dará un enorme impulso a la economía mundial”. Cabe señalar que el “faro” de la democracia occidental, Estados Unidos, ni siquiera se menciona periféricamente como agente de superación de la crisis, sino que vuelve a apelar al enemigo de la libertad: China.

Pasemos al tema de las materias primas no energéticas: “Anne-Laure de Chammard, Vicepresidenta Ejecutiva de Siemens Energy, señala que se necesitan seis veces más metales raros para fabricar un vehículo eléctrico que para un vehículo ordinario. Por lo tanto, es necesario centrarse en el reciclaje, sobre todo porque a menudo se necesita mucha energía para extraer estos metales. Al mismo tiempo, es esencial invertir en nuevas tecnologías para una extracción de metales más sostenible. El principal productor de tierras raras es China, por lo que es comprensible la referencia a la necesidad de reciclar las baterías gastadas.

Y llegamos a la previsión para 2023: “Gita Gopinath, Directora Gerente Adjunta del Fondo Monetario Internacional: sigue habiendo guerra, sigue habiendo inflación, y continuará; como resultado, habrá un mayor endurecimiento de la política monetaria que conducirá a una ralentización económica. Pero en la segunda parte de 2023 la situación será diferente”.

Pasemos al tema del proceso de “desglobalización” que tanto preocupa al FEM. Ni que decir tiene que este término se refiere al comportamiento de la clase política europea, verdaderamente incrustada en el cuerpo de marines de Estados Unidos. La crítica a esta línea puede deducirse del espacio que se concede a quienes persiguen de algún modo una estrategia alternativa. Según el ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Péter Szijjártó: “Hungría es un país pequeño, pero bien establecido en el comercio gracias a la cooperación euroasiática.

A partir de 2022, sin embargo, esto ha cambiado drásticamente: se ha convertido en “un sueño lejano”. ¿Qué ocurrió en 2022 para Hungría, como para el resto de países occidentales? Se desencadenaron las sanciones contra Rusia, que Budapest percibe evidentemente como una pesadilla, ya que la cooperación anterior se ha convertido en un “sueño lejano”.

En cuanto a la sostenibilidad, son interesantes las siguientes opiniones: “David MacLennan, Presidente y Director General de Cargill, afirma que las inversiones en agricultura sostenible han aumentado en los últimos cinco años. El objetivo es crear todo, desde ropa hasta alimentos, de la forma más sostenible posible, afirma Doug McMillon, Presidente y Consejero Delegado de Walmart’.

Si ésta es la percepción de la realidad de dos grandes corporaciones estadounidenses, hay poco que alegrar a decenas de millones de ciudadanos estadounidenses desempleados y en apuros económicos. Hoy son zapatos y ropa baratos chinos los que les aseguran una subsistencia mínima, pero ¿cuáles serían los precios de la comida y la ropa totalmente sostenibles tal y como los entienden MacLennan y McMillon?

En cuanto a la seguridad de las infraestructuras energéticas, intervino Anders Opedal, Presidente y Consejero Delegado de la noruega Equinor, quien subrayó “la necesidad de cooperación entre las distintas empresas europeas, también para evitar sabotajes, como ocurrió el año pasado con los gasoductos Nord Stream, que pusieron de manifiesto la vulnerabilidad energética de Europa”.

Evidentemente, en el FEM no están tan convencidos de que hayan sido los rusos quienes hayan dañado sus gasoductos, mientras que los culpables son bastante obvios si sólo se aplica la regla romana del “cui prodest?”; ya que los estadounidenses son “demócratas”, hoy para los rusos y mañana para cualquier otro, incluidos los noruegos.

En el plano económico, es muy interesante el estudio en profundidad sobre Japón, que desde hace algunos años experimenta el fenómeno de la deflación, una bajada generalizada de los precios: el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Yasutoshi Nishimura, habla de una “curiosa deflación permanente”. Sin duda hay que investigar el tema de la deflación japonesa, hay que entender cuál es la causa que suele estar en el hundimiento del consumo.

Stephen Pagliuca, copresidente de Bain Capital, dijo que por ahora Japón va en la dirección correcta con una economía algo más abierta, y que las tensiones entre China y EE.UU. podrían ser una excelente oportunidad. Para una gran empresa de la aristocracia del dinero como Bain Capital, con sede en Boston, el papel de Japón debe ser acelerar el deterioro de las relaciones entre Pekín y Washington hoy; y quizá enviar tropas auxiliares a Manchuria mañana, puesto que ya han estado allí.

Por otro lado, quien se está beneficiando de las renovadas relaciones económicas con Rusia es India: “el ministro de Ferrocarriles, Ashwini Vaishnaw, destacó el enfoque pragmático de India y de su primer ministro, Narendra Modi. Este último ha optado por centrarse en el consumo y en los sectores más frágiles; ha invertido mucho en infraestructuras en la capital. Por tanto, el avance de la producción permite el crecimiento a largo plazo de la India.

Por otro lado, quien se está beneficiando de las renovadas relaciones económicas con Rusia es India: “el ministro de Ferrocarriles, Ashwini Vaishnaw, destacó el enfoque pragmático de India y de su primer ministro, Narendra Modi. Este último ha optado por centrarse en el consumo y en los sectores más frágiles; ha invertido mucho en infraestructuras en la capital. Así pues, el avance de la producción permite el crecimiento a largo plazo de la India.

También es buena la cifra de inflación, que actualmente se sitúa en el 5%. En marzo de 2022, por ejemplo, se registró un crecimiento del 19% en comparación con unos meses antes. Natarajan Chandrasekaran, Presidente del Grupo Tata, señala que la situación en la India mejora cada vez más y que, en comparación con hace 10 años, la diferencia es notable.

A continuación pasamos al tema fundamental de las tendencias demográficas, verdadera señal indicadora de la percepción del futuro por parte de la población de una nación o de una zona económica. En efecto, es evidente que cuando una pareja percibe un futuro positivo y tranquilizador para el niño por nacer, tanto en lo inmediato, en términos de lo que un Estado y una sociedad son capaces de hacer en la delicadísima fase de crecimiento inicial, como a medio plazo, en términos de sistema escolar y universitario, y finalmente a largo plazo, en términos de futuro del empleo, aumenta la propensión a tener hijos, o viceversa.

Por ejemplo, en consonancia con el interminable declive de Italia: “La fecundidad de las mujeres italianas, en mínimos históricos. En 2021, el nivel de fecundidad de las mujeres entre 15 y 49 años se estima en un valor medio de 1,25 hijos (1,24 en 2020), una modesta recuperación que sigue a un largo período de declive en curso desde 2010, cuando se registró el máximo relativo de 1,44 hijos por mujer”, se lee en el informe del ISTAT del 19 de diciembre de 2022 sobre los datos consolidados de 2021, mientras que ya se prevé un 2022 con datos aún peores.

De vuelta a Davos, se expresan las mismas preocupaciones a un nivel más amplio: “Se calcula que en 2050 el porcentaje de población mundial mayor de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%”. Darryl White, Director General del Banco de Montreal, señala que en Estados Unidos el 50% de los jóvenes de 18 a 29 años siguen viviendo con sus padres, porcentaje que aumenta en distintas partes del mundo.

El principal problema es que los jóvenes no tienen medios económicos para comprar una propiedad, señala Noura Berrouba, Global Shaper y comisaria adjunta de Stockholm Hub. La crisis, entre pandemia y guerra, ha golpeado duramente al sector inmobiliario. La crisis de la vivienda es una realidad en varios países de nuestro planeta”.

¿Qué se dijo en el frente sanitario? “Según Belén Garijo, Ceo de Merck, fue la pandemia la que puso de manifiesto todas las carencias que tenemos en el sector sanitario, nos afectó y no estábamos preparados, y eso tiene costes. Una sociedad que está bien y cuida la salud, tanto mental como física, es más activa y, en consecuencia, más productiva”.

En resumen, no pocos discursos de presidentes y altos ejecutivos dieron la clara impresión de estar en el “lado equivocado”, mientras que algunos países asiáticos, como India, mostraron más dinamismo y visión de futuro. Ninguno de los presentes mencionó nunca a Estados Unidos como motor de desarrollo, como mercado alternativo válido al mercado energético de Rusia o al mercado de bienes de China. Puede decirse que, al menos a nivel oficial, hubo conciencia de lo que ocurre en Europa, aunque edulcorada por los deberes de etiqueta.

EEUU-Europa: intereses contrapuestos

Apareció, como la Madonna peregrina, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, pero bien conocida por nosotros porque, junto con Mario Draghi y Janet Yellen, forma parte de la tríada designada por la Casa Blanca para dolarizar la economía europea, en defensa del dólar cueste lo que cueste.

Lagarde, por un lado, anuncia la subida de los tipos de interés en medio punto, tranquilizando a sus ilustres compañeros Klaas Not, Gobernador del De Nederlandsche Bank (Banco Central de los Países Bajos) y Christian Sewing, Director General del Deutsche Bank, pero, por otro lado, hace un guiño a sus compañeros campeones del dólar al advertir que: “en cuanto a la inflación, Christine Lagarde advierte que la reapertura de China tendrá, inevitablemente, repercusiones sobre los precios. Habrá mucha más demanda de gas natural licuado y todo ello provocará mayores presiones inflacionistas. La política monetaria mantendrá probablemente la misma orientación que en 2022, pero el objetivo es contar con medidas más selectivas para evitar que la inflación siga subiendo”.

Traduciendo: la taza de precios sobre el gas sólo funciona para los que están “obligados” a venderlo a través de gasoductos, en primer lugar Rusia, que al mismo tiempo está afectada por un embargo, pero no afecta en absoluto al gas licuado estadounidense, que si no se vende a sus carísimos precios podría dirigirse a otros mercados.

De hecho, Christine Lagarde sabe muy bien que las necesidades del mercado europeo, privado por razones políticas del mercado ruso, garantizan las exportaciones estadounidenses a sus precios inflados. La acusación a China de ser la causa de las tensiones inflacionistas también es engañosa, y de hecho Kristalina Gerogieva, directora de operaciones del Fondo Monetario Internacional, no parece estar en la misma onda: “Subraya que un fuerte impulso al crecimiento mundial vendrá de China, que en 2022, por primera vez en 40 años, creció menos que el resto del mundo.

Por último, insiste en la necesidad de evitar a toda costa la fragmentación mundial, que podría reducir el PIB en un 7%, el equivalente a “7 billones de dólares”. Vuelve la cuestión del papel de Pekín como motor del crecimiento mundial y, de forma involucionada, los perjuicios derivados de la actual fractura dentro del mercado mundial, tan apreciada por el FEM.

Pero el problema para Europa no acaba ahí: la posibilidad de que Estados Unidos se endeude sin límites permite también a sectores de la industria estadounidense competir deslealmente contra las industrias europeas, cuyos Estados miembros están condicionados, si no obligados hasta 2019, a diversos mecanismos de estabilidad presupuestaria. Este pasaje es crucial para comprender la relación de servilismo que ha propiciado el liderazgo colaboracionista de la UE, y también el clásico descaro con que Estados Unidos se aprovecha de ella.

Veamos los dos casos más recientes de 2022 y principios de 2023. La Ley CHIPS for America, acrónimo de “Creating Helpful Incentives to Produce Semiconductor”, destinó 52.700 millones de dólares a la investigación, el desarrollo, la producción y el crecimiento de la mano de obra en la industria estadounidense de semiconductores.

Formalmente, esta ley pretende reducir la dependencia de China en materia de semiconductores, pero finge no tener en cuenta dos elementos: China dispone de una cadena de suministro de alta tecnología que llega hasta el producto acabado, por lo que es capaz de absorber internamente la producción de semiconductores; el segundo reside en el hecho de que la UE es también un importante productor de semiconductores cuyas industrias, sin embargo, no se benefician de ayudas públicas similares.

Aún más resonante es la muy reciente Ley de Reducción de la Inflación (Ira), con la que Biden promulgó un paquete legislativo de unos 400.000 millones de dólares, que a partir del 1 de enero de 2023 facilitará a empresas y hogares la transición ecológica. “Se trata de una asignación sin precedentes de subsidios para persuadir a las empresas de que vuelvan a invertir en EE.UU., además de conceder fuertes exenciones fiscales a las familias para convencerlas de que “compren estadounidense”, con los coches eléctricos a la cabeza.

Las industrias automovilísticas alemana y francesa temen no poder resistir a la competencia: baste decir que Ira concede una desgravación fiscal de 7.500 dólares por la compra de un coche eléctrico nuevo, y de 4.000 dólares por uno usado. Incentivos fuera de alcance en Europa”, como nos informa Italia Oggi el 25 de noviembre de 2022.

Italia Oggi de nuevo: “Ira tiene un presupuesto de 738.000 millones de dólares, de los que 391.000 millones se gastarán en energía y cambio climático. El resto se destinará a reducir el déficit federal (238.000 millones), subvenciones de tres años a la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible, reducción de los precios de los medicamentos con receta y reforma fiscal”.

Resulta difícil no creer que en Davos no se discutiera adecuadamente el hecho de que Estados Unidos, un país masivamente endeudado y por tanto teóricamente incapaz de llevar a cabo estas maniobras de finanzas públicas, se comporte en cambio como una nación con un presupuesto virtuoso. Además, no se puede ignorar que el inmovilismo de los dirigentes de la UE juega a favor de los estadounidenses, impidiendo de hecho que la zona euro reaccione adecuadamente a la agresión del dólar.

Algo pasó en Davos

Vimos que el Foro Económico Mundial también intentó oficialmente alzar una voz disonante contra la retórica de la política oficial europea.

En mi opinión, entre bastidores hubo fuertes críticas al Canciller alemán Olaf Scholz, sospecha que se desprende de la actitud del Gobierno alemán en la reunión celebrada en la base estadounidense de Ramstein el 20 de enero, cuando estaba a punto de finalizar el foro de Davos.

En el cuartel general de la USAF en Alemania, Washington informó a sus Gauleiters europeos de las nuevas órdenes de servicio relativas a la guerra en Ucrania: entreguen sus tanques a Kiev y en caso de una nueva represalia rusa tengan paciencia, es el precio de (nuestra) libertad.

En medio del chasquido de tacones de los ministros europeos presentes, obviamente el italiano más ruidoso que los demás, el ministro alemán no cayó fácilmente en la cuenta. El Gobierno del alemán Mario Draghi, Olaf Scholz, se mostró indeciso, como informa Rai News 24: “En Ramstein, los aliados no lograron ponerse de acuerdo sobre los tanques Leopard a Ucrania Cinco horas después de la reunión, pero la indecisión alemana se mantiene”.

Sabemos que en los días siguientes, Scholz consiguió que su gobierno volviera a los deseos de Washington, pero no sin un desaire protocolario: Alemania aceptó enviar sus Leopard 2 a Kiev y autorizar a otros países como Polonia a hacer lo mismo sólo si Estados Unidos enviaba sus tanques M1 Abrams. Sobre todo este extraño asunto, además, ha descendido un velo de misterio sobre el número de tanques que se enviarán, el tiempo necesario para hacerlo y la utilidad real de estas armas para el ejército ucraniano, en lo que no es objeto de este artículo profundizar.

Sin embargo, en Davos ocurrió algo, aunque no tenemos más datos. Podemos suponer que los gobiernos colaboracionistas se sienten cada vez más presionados por las clases dirigentes de sus países. Podemos decir que, por ejemplo, Francia y Alemania sienten claramente la crisis de las instituciones de la UE, a menudo a sueldo de alguien que no son ciudadanos europeos: hoy son Quatar y Marruecos, mañana podrían ser los contratos secretos sobre el suministro de vacunas Covid-19: “Qatargate reaviva las acusaciones contra von der Leyen sobre las vacunas Covid …. Los eurodiputados presionan a la Comisión para obtener respuestas sobre los contratos de Pfizer”, titula Europa Today el 13 de febrero de 2023.

¿Podemos registrar un primer resultado político? Alemania y Francia han encargado de facto la UE y ahora negocian con Zelensky por un lado y Biden por otro, el tiempo se acaba y son Berlín y París los que corren el riesgo de pagar la factura de todos, con buena paz para los demás países occidentales y orientales que, debido a un excesivo espíritu atlantista, no tienen ninguna relevancia política. En este nuevo marco tampoco tiene ya cabida la aprendiz de “dragoana” Giorgia Meloni, que evidentemente ha confundido su papel de mera ejecutora de órdenes con el de representante de los intereses estadounidenses en Europa, un mandato que era de Mario Draghi y nunca fue suyo.

*Fulvio Bellini, estudioso de temas económicos y geopolíticos. Colaborador de “Cumpanis”. Artículo escrito el 12 de febrero de 2023.

Artículo publicado originalmente en L’Antidiplomatico.

Foto de portada: extraída de L’Antidiplomatico.

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