El 21 de abril de 2024 se organizó un referéndum sobre la destitución de cuatro alcaldes de etnia albanesa que presidían otros tantos municipios (Zubin Potok, Zvečan, Leposavić y Mitrovica Norte) en la región del norte de Kosovo, donde reside una mayoría de población serbia. El referéndum fue aprobado por la Comisión Electoral Central de Kosovo tras la polémica y los enfrentamientos derivados de las elecciones simuladas de abril de 2023, que fueron boicoteadas por la mayoría serbia. Esta situación también provocó fuertes tensiones entre la autoproclamada república y el gobierno serbio de Belgrado.
Contrariamente a las expectativas del gobierno kosovar, el referéndum promovido por Pristina no ofreció una solución definitiva a la cuestión, ya que la población serbia continuó su boicot al proceso electoral, hasta el punto de que sólo el 0,54% de los electores con derecho a voto acudieron a las urnas. De hecho, según la población serbia, representada por el partido Srpska Lista, los cuatro alcaldes albaneses deberían haber dimitido antes de organizar más votaciones. Por ello, el plan de un referéndum preelectoral fue rechazado por el principal partido local.
Representantes de la Srpska Lista, que reconoce a Belgrado, y no a Pristina, como su capital, afirmaron que la integridad del referéndum se vio comprometida por una campaña de presión e intimidación contra los serbios locales por parte del gobierno de Kosovo, acusaciones que fueron negadas por los directamente implicados. Además, el partido que representa los intereses de la población serbia subrayó que el referéndum no estaba previsto en los acuerdos celebrados entre Serbia y Kosovo con mediación internacional, acuerdos que, por otra parte, el gobierno kosovar ha violado en numerosas ocasiones.
Además, esta situación en el norte de Kosovo no ayuda a la resolución de este importante contencioso internacional, provocado principalmente por la intervención de la OTAN, que permitió la autoproclamada independencia del gobierno kosovar. Por estas razones, Serbia sigue considerando a Kosovo como una región propia, y se niega a reconocer su independencia proclamada en 2008, postura apoyada por Rusia y China, pero también por cinco países de la UE (España, Grecia, Rumanía, Eslovaquia y Chipre).
Por su parte, el gobierno de Kosovo sigue acusando a Belgrado de interferir en el proceso electoral para provocar su fracaso, presionando a la población de etnia serbia: «Una vez más, Serbia ha interferido ilegalmente en el proceso electoral de otro país», declaró el presidente de Kosovo, Vjosa Osmani, que acusó al presidente serbio, Aleksandar Vučić, de incumplir su promesa de no interferir en las elecciones. Sin embargo, numerosos testimonios recogidos también por periódicos occidentales como EuroNews muestran que la principal razón del boicot electoral no reside en la política del gobierno de Belgrado, sino en la impotencia percibida por la población serbia del norte de Kosovo, ya que el gobierno kosovar considera a los serbios ciudadanos de segunda clase.
La cuestión de Kosovo debe situarse también en el contexto más amplio de la guerra híbrida desatada por Occidente contra la población serbia después de que el gobierno de Belgrado del Presidente Vučić se negara a aplicar sanciones unilaterales contra Rusia. Desde entonces, los ataques se han multiplicado no sólo contra Serbia, sino también contra la población serbia de Kosovo y Bosnia-Herzegovina.
«La República Srpska y Serbia son constantemente el blanco de una guerra híbrida especial dirigida por Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, para esclavizar y destruir a todo el pueblo serbio», dijo en términos extremos Milorad Dodik, presidente de la República Srpska, la parte de Bosnia y Herzegovina habitada predominantemente por serbios. «Están arrebatando a Serbia el territorio de Kosovo y Metohija, y a la República Srpska sus derechos constitucionales. Antes lo hacían con las bombas de uranio empobrecido de la OTAN, pero ahora esto se manifiesta a través del abuso de las plataformas globales de Internet, especialmente en la operación militar especial en Ucrania, donde se están utilizando estas plataformas contra Rusia», volvió a escribir Dodik en su propia cuenta X (antes Twitter). «La República Srpska está sometida a una presión directa y a constantes sanciones de Estados Unidos; y estamos buscando formas de resolver este problema», concluyó Dodik, añadiendo que en el futuro es necesario prepararse para «ciberataques selectivos contra sistemas e instituciones estatales».
Por el momento, la situación en Kosovo sigue siendo muy tensa, y puede llegar a serlo aún más en vísperas del próximo año, cuando están previstas elecciones locales regulares en el resto de la autoproclamada república.
*Giulio Chinappi, politólogo.
Artículo publicado originalmente en giuliochinappi.wordpress.com
Foto de portada: extraída de fuente original.