El máximo líder de la República Popular de Corea (RPDC), Kim Jong-un en el marco de la tercera sesión plenaria del 8º Comité Central del Partido de los Trabajadores de Corea, revisó y evaluó los cambios que se están produciendo en el plano internacional y específicamente analizó las políticas de la nueva administración estadounidense hacia Pyongyan y concluyó que estaba listo para hablar con la administración Biden, que asumió el cargo el 20 de enero. Y que su país debería prepararse tanto para el diálogo como para la confrontación con Estados Unidos, especialmente para lo confrontación.
Pero si bien la declaración del viernes está reiniciando una etapa de diálogo entre Corea del Norte y Estados Unidos, no significa necesariamente que la posible cumbre sea inminente.
El líder planteo que la meta del gobierno de la RPDC es proteger la dignidad y los intereses de la Nación para garantizar el desarrollo independiente de “nuestro pueblo” y “garantizar de manera confiable el entorno pacífico y la seguridad de nuestro estado”, informó el viernes la Agencia Central de Noticias de Corea”
Kim ya había roto un precedente cuando se convirtió en el primer líder norcoreano en tener una cumbre con un líder estadounidense en funciones, el ex presidente Donald Trump, en 2018. Sin embargo, esa iniciativa no logró asegurar un gran avance en las relaciones bilaterales.
También «definió las medidas estratégicas y tácticas apropiadas y la dirección de las actividades necesarias»; enfatizó la necesidad de mejorar aún más la posición estratégica y el papel activo del país, y crear un clima externo favorable en sus propias iniciativas, «concentrando los esfuerzos en tomar un control estable de la situación en la península de Corea», dijo.
La reunión plenaria también discutió cuestiones de estabilización y mejora de la vida de la gente en la situación actual, según el informe.
Kim dijo que «todos los funcionarios deben prestar especial atención a proporcionar suficiente comida a los niños de las guarderías y jardines de infancia con el afecto de sus verdaderos padres», dijo.
Biden y el presidente surcoreano Moon Jae-in acordaron le mes pasado as políticas diplomáticas hacia Corea del Norte dejando abierta la posibilidad de una cumbre con Kim. No sin asumir la permanente complejidad, las idas y vueltas de la relación entre Pyongyan y Washington que siguen poniendo obstáculos incluidas las delegaciones que se reúnen en las mesas de trabajo».
Es poco probable que los fuegos artificiales diplomáticos de la cumbre de 2018 entre Corea del Norte y Estados Unidos se repitan, al menos, no de manera inminente. Por ello los expertos que esperaban algún tipo de señal de Corea del Norte enviara ante la revisión de las políticas de la nueva administración de Biden, expresan hoy un cauteloso optimismo aun ante las dificultades.
Al analizar las diferentes reacciones a la declaración de Kim, Moon Moon Chung-in, un académico que ha asesorado a tres presidentes surcoreanos sobre la política norcoreana dijo «Los medios estadounidenses se han centrado en la confrontación, pero en Corea del Sur, la atención se ha centrado más en el diálogo, si el énfasis de Kim en la reunión hubiera estado en la confrontación”, dijo Moon, “se habría incluido una crítica a Estados Unidos en la declaración informada, pero no fue asi”.
Sin dudas las enormes dificultades económicas y santinarias generadas por la pandemia de Covid a las que se suman las sanciones internacionales de bloqueo comercial han tensado la situación de Corea de Norte y se estarían generando condiciones de diálogo a través de múltiples canales que estarían listos.
Pero el momento de las relaciones entre Pyongyang y Washington no son fáciles, por un lado EEUU pretende que su política de aislamiento internacional ha sido exitosa y pone a Corea del Norte contra la pared listo para negociar a cualquier precio, pero Kim ha planteado que la política del apriete imperial no funciona con una nación digna dispuesta a defender su futuro y llamó al pueblo a estar listo también para la confrontación.