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Japón se suma a la industria de los semiconductores

Por Hideki Tomoshige*- En la Cumbre del G7 celebrada en Hiroshima en mayo de 2023, los líderes declararon en una declaración sobre resiliencia económica y seguridad económica que reforzarían las cadenas de suministro de bienes críticos, incluidos los semiconductores, mediante asociaciones mundiales.

Dos elementos clave de la estrategia de semiconductores de Japón para 2023 son el fortalecimiento de la capacidad de fabricación nacional y el fomento de la investigación y el desarrollo (I+D) de la tecnología de semiconductores de próxima generación mediante la colaboración internacional. Este ambicioso planteamiento pretende transformar la industria japonesa de semiconductores y demuestra la determinación del gobierno de reactivar su ecosistema de semiconductores.

El gobierno japonés pretende aumentar la capacidad nacional de fabricación de semiconductores concediendo subvenciones a las empresas dedicadas a la producción de semiconductores avanzados. Dado que los semiconductores se utilizan en todo, desde teléfonos móviles hasta sistemas de defensa, ampliar la capacidad nacional de Japón será crucial para reducir el riesgo de dependencia de fuentes de suministro poco fiables, así como el riesgo de depender excesivamente de unos pocos países.

En 2021 y 2022, el gobierno reservó más de 1 billón de yenes (cerca de 7.000 millones de dólares) para plantas de fabricación de semiconductores. Sin esto, las empresas japonesas y extranjeras probablemente elegirían lugares más atractivos para fabricar semiconductores. En mayo de 2023, altos ejecutivos de siete empresas extranjeras de semiconductores se reunieron con el primer ministro Fumio Kishida para intercambiar puntos de vista sobre la ampliación de las inversiones en Japón. Se espera que este paso afiance aún más la base de fabricación de semiconductores.

Los semiconductores también fueron designados «materiales críticos especificados» para reforzar la capacidad de la industria japonesa de fabricar semiconductores heredados y producir los equipos y materiales de fabricación necesarios. El resultado fue un presupuesto total de 368.600 millones de yenes (2.800 millones de dólares). Estas medidas de apoyo pretenden mantener la presencia de Japón en el ecosistema mundial de semiconductores e inducir inversiones adicionales del sector privado.

Más allá del apoyo financiero, la Corporación Japonesa de Inversiones (JIC) -un fondo afiliado al gobierno y supervisado por el Ministerio de Economía, Comercio e Industria- ha dado un paso significativo al adquirir la empresa productora de materiales para chips JSR mediante una oferta pública de adquisición de aproximadamente 900.000 millones de yenes (6.400 millones de dólares). JSR posee una cuota aproximada del 30% del mercado mundial de fotorresistencias necesarias para fabricar semiconductores. La adquisición permitirá a JSR y JIC reestructurar la industria japonesa de materiales semiconductores mediante fusiones y adquisiciones a gran escala para aumentar la competitividad de las empresas japonesas de materiales semiconductores.

Aunque la política industrial por sí sola no bastará para revitalizar la industria nacional de semiconductores de Japón, el gobierno puede trabajar para garantizar que sus políticas industriales contribuyan al éxito de la industria. Este trabajo requerirá un estrecho compromiso con las empresas de semiconductores y otras partes interesadas, un examen de los éxitos y fracasos de los esfuerzos de política industrial y la modificación de las políticas según sea necesario.

La estrategia de semiconductores del gobierno japonés también hace hincapié en el fortalecimiento de la base tecnológica de semiconductores de nueva generación de Japón a través de la colaboración internacional. Otras naciones tecnológicas, como los países europeos, Estados Unidos, Corea del Sur y la India, están poniendo en marcha políticas para construir cadenas de suministro resistentes para los semiconductores. Este es un momento oportuno para que Japón busque la colaboración con otros países.

En diciembre de 2022, Japón creó el Centro de Tecnología de Semiconductores de Vanguardia (LSTC), que cuenta con el apoyo de instituciones públicas de investigación japonesas y sirve como centro de I+D para científicos de todo el mundo. En el LSTC, los investigadores explorarán nuevas tecnologías para semiconductores de próxima generación basadas en las necesidades de las industrias nacionales y extranjeras. Se espera que el Centro Nacional de Tecnología de Semiconductores y el Centro Interuniversitario de Microelectrónica (IMEC) colaboren con el LSTC en tecnologías avanzadas de semiconductores.

Por otro lado, el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada de Japón colabora con empresas de semiconductores nacionales y extranjeras en un proyecto para lanzar una línea piloto de chips de 2 nanómetros. También colabora con la Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) para desarrollar una tecnología avanzada de envasado de semiconductores en 3D. Estos proyectos de colaboración ponen de manifiesto la ambición del gobierno japonés por alcanzar a los líderes mundiales, que actualmente llevan 10 años de ventaja a Japón en tecnología de fabricación de chips.

El gobierno japonés también ha creado Rapidus, un centro de producción en serie de semiconductores de nueva generación, en colaboración con IBM e IMEC. Rapidus ha recibido 330.000 millones de yenes (2.300 millones de dólares) en ayudas financieras del gobierno japonés para 2022 y 2023. Su objetivo es empezar a producir semiconductores de 2 nanómetros en 2027.

Pero como Rapidus no ha construido ni explotado una planta de fabricación hasta la fecha, es probable que tarde tiempo en desarrollar su potencial. También está por ver si el modelo de negocio de Rapidus, basado en la I+D sostenida por los ingresos de las ventas, funcionará.

Entre los años 1970 y 2000, el gobierno japonés emprendió múltiples proyectos conjuntos de investigación similares al LSTC. Estas iniciativas gubernamentales beneficiaron inicialmente a la industria japonesa de semiconductores. Pero, a largo plazo, las empresas japonesas de semiconductores se volvieron menos diversas debido a la estandarización de su tecnología y a la nivelación tecnológica entre sus empresas.

Esta falta de diversidad entre los fabricantes japoneses de semiconductores dificultó la adaptación de las empresas a los cambios en un entorno competitivo. Para aplicar las lecciones aprendidas de anteriores iniciativas gubernamentales, el LSTC deberá estar dirigido por un conjunto diverso de empresas japonesas de semiconductores, funcionar con flexibilidad y no estar demasiado atado a objetivos de investigación específicos.

La nueva política de semiconductores del gobierno japonés pretende desempeñar un papel importante en la reactivación del ecosistema de semiconductores de Japón. Para aplicar la estrategia con éxito, el gobierno debe seguir realizando más inversiones y políticas a largo plazo destinadas a construir una cadena de suministro mundial resistente. Al mismo tiempo, el gobierno también tendrá que colaborar estrechamente con las partes interesadas y seguir siendo flexible a la hora de ajustar sus políticas.

Además del apoyo financiero, el gobierno japonés está adoptando un enfoque polifacético para reforzar la competitividad de su industria de semiconductores. La cooperación internacional, la creación de centros de I+D y el desarrollo de los recursos humanos están sobre la mesa. Se espera que estos esfuerzos ayuden a la industria japonesa de semiconductores a construir una posición más fuerte y contribuyan a la resistencia económica dentro y fuera del país.

*Hideki Tomoshige es Investigador Asociado del Proyecto Renovación de la Innovación Estadounidense en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), Washington DC.

Artículo publicado originalmente en East Asia Forum.

Foto de portada: Adobe Stock

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