La Representante Permanente Adjunta de Irán ante la ONU, Zahra Ershadi, se enorgulleció del papel geoeconómico de su país en la integración de Eurasia al intervenir el lunes ante ese organismo mundial. A continuación, los extractos más relevantes de su discurso:
“Mi delegación concede gran importancia a la cuestión de la conectividad entre Asia Central y del Sur, así como al desarrollo integral y coherente de los vínculos en todos los ámbitos entre los Estados de Asia Central y del Sur, sobre la base del espíritu de amistad tradicional entre los pueblos de las dos regiones, con el fin de reforzar los vínculos históricos y culturales.
Somos de la opinión de que la conectividad desempeña un papel clave en el comercio, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, mejora la cooperación regional y fomenta las relaciones amistosas entre los estados vecinos, y en este sentido, destacamos el importante papel de las organizaciones regionales como la OCE en la mejora de la conectividad inter e intrarregional.
Mi delegación también alienta la continuación y el avance de la cooperación entre Asia central y meridional mediante la ampliación de las infraestructuras de transporte y comunicación y los corredores de transporte internacional que abren rutas cómodas, comerciales y seguras a los puertos marítimos, como Termez-Mazare-Sharif-Herat-Zahedan-Chabahar, y los ferrocarriles Uzbekistán-Turkmenistán-Irán-Pakistán.
Irán, con sus capacidades únicas, su potencial y sus posibilidades, y como importante puente de conexión entre Asia Central y el Sur de Asia, está dispuesto a ayudar a promover la conectividad entre estas dos importantes regiones”.
Sus observaciones son significativas, ya que confirman que Irán está deseando cumplir su destino conectando más estrechamente el supercontinente a través del Corredor de Transporte Norte-Sur (NSTC), el proyecto geoeconómico emblemático entre él mismo, Rusia, India, Azerbaiyán, Afganistán y las repúblicas de Asia Central.
Las sanciones occidentales sin precedentes impuestas a Rusia por Estados Unidos en respuesta a su actual operación militar especial en Ucrania revolucionaron geoeconómicamente a Eurasia al convertir a Irán en un país indispensable para esa Gran Potencia. Su Ministro de Transporte llegó a señalar a finales de mayo que el NSTC es el único corredor logístico internacional viable que le queda a su país para el resto del mundo, y que acaba de entrar en funcionamiento el martes tras la finalización de la fase de prueba del mes pasado.
El día anterior, el Banco de la Reserva de la India internacionalizó oficialmente la rupia creando un sistema de liquidación para utilizarla en el comercio con las repúblicas de Asia Central, Irán, Rusia y el resto del sur de Asia. Todo esto se produce en vísperas del viaje del presidente Putin a Teherán la semana que viene para participar en la última ronda del proceso de paz sirio junto a sus homólogos iraníes y turcos, durante el cual también se espera que se reúna con el presidente Raisi para discutir más a fondo la NSTC.
Y es que este megaproyecto geoeconómico va mucho más allá de facilitar el comercio ruso-indio, ya que tiene el potencial de servir de base para que ambos e Irán creen conjuntamente un tercer polo de influencia en la actual fase intermedia bimultipolar de la transición sistémica global hacia la multipolaridad. Esto, a su vez, facilitará su objetivo compartido de parir un orden tripolar antes de la inevitable evolución hacia la multipolaridad compleja (“multiplexidad”).
Por lo tanto, Irán se ha encontrado de repente desempeñando un papel sin parangón en la transición sistémica global debido a su ubicación geoestratégica que le confiere una influencia geoeconómica desproporcionada en la configuración del emergente Orden Mundial Multipolar. A diferencia del vecino Pakistán, cuyas autoridades golpistas posmodernas no comparten la visión del ex primer ministro Khan de su país como Estado pivote global y, por tanto, han desaprovechado su oportunidad única en el siglo de avanzar en esa gran visión estratégica, Irán está preparado para actuar.
Para ello, ha recibido a líderes de Asia Central, ha enviado a su ministro de Asuntos Exteriores a India, ha sido pionero en la creación de plataformas financieras alternativas y ahora está preparado para recibir al presidente Putin. Por el contrario, Pakistán comenzó a practicar una política exterior semi-aislacionista que neutralizó su hasta entonces prometedor papel en la transición sistémica mundial, ya que sus interlocutores trataron, en cambio, de dar prioridad a la represión de los partidarios del derrocado primer ministro por medios muy duros, en un intento fallido de resolver la crisis política en ese país.
En última instancia, fue Irán y no Pakistán el que acabó siendo el Estado pivote global después de que este último abandonara este papel tras el exitoso cambio de régimen orquestado por Estados Unidos contra el ex primer ministro Khan, cediéndolo así por completo a la vecina República Islámica que ahora está cooperando estrechamente con los rivales indios de Islamabad para crear un tercer polo de influencia con Rusia. Esta observación demuestra que los procesos geoeconómicos continuarán a pesar de los obstáculos inesperados siempre que exista la voluntad política.
En este caso, Irán recogió el testigo que Estados Unidos le quitó de las manos a Pakistán y decidió compartirlo con India para que ambos pudieran reactivar conjuntamente el Corredor de Transporte Norte-Sur (NSTC), previamente paralizado, con el fin de aliviar la presión de las sanciones occidentales sobre su socio ruso común. Al abrazar con orgullo su destino geoeconómico, a diferencia de las autoridades pakistaníes posteriores al golpe de Estado, que abandonaron el suyo abruptamente, Irán está preparado para convertirse en una de las fuerzas multipolares más influyentes del mundo en el futuro.
*Andrew Korybko es analista geopolítico.
FUENTE: One World Press