El ministro de Comercio e Industria indio, Piyush Goyal, confirmó que las conversaciones “continúan de manera constante”, aunque advirtió que “hay muchos asuntos delicados, muchos problemas serios cuya resolución requerirá tiempo”. Según declaró al diario The Economic Times, la India no pondrá en riesgo ni su industria láctea ni las pequeñas y medianas empresas, pilares fundamentales de su economía nacional.
La declaración de Piyush Goyal se produce pocas horas después de que la Casa Blanca diera una actualización similar en la que afirmaba que había avances en las conversaciones.
Discrepancias estructurales
Aunque las delegaciones han logrado avances en materia de reducción de aranceles aduaneros, las exigencias estadounidenses siguen generando fricciones. Washington insiste en que Nueva Delhi limite sus importaciones de petróleo ruso con descuento, que actualmente constituyen cerca de un tercio del suministro energético externo de India.
Para Estados Unidos, esas compras socavan sus sanciones contra Moscú; para India, en cambio, se trata de una política energética soberana orientada a proteger a los consumidores locales.
La tensión se agravó en agosto, cuando el Gobierno estadounidense impuso aranceles adicionales del 25% sobre productos indios, elevando la carga total hasta el 50%, como represalia por la cooperación energética con Rusia. Nueva Delhi calificó esas medidas de “injustas” y “contrarias al espíritu de un comercio equitativo”.
A las diferencias energéticas se suman las exigencias de Estados Unidos de abrir el mercado indio a productos agrícolas genéticamente modificados, especialmente maíz y soja, lo cual choca con la postura proteccionista del Gobierno de Narendra Modi, que prioriza la autosuficiencia alimentaria y la defensa del sector rural tradicional.
Por su lado, Estados Unidos ve en la alianza con India un pilar clave frente a China en el Indo-Pacífico. Pero la imposición de aranceles y la presión para alinearse demasiado rápido pueden socavar la confianza entre los aliados. Como advierten analistas, la crisis de 2025 entre Washington y Nueva Delhi podría representar “el peor momento en dos décadas” de sus relaciones bilaterales.
Un socio comercial clave, pero no dominante
Pese a las tensiones, Estados Unidos sigue siendo el mayor socio comercial de la India por cuarto año consecutivo, con un volumen bilateral que alcanzó los 131.840 millones de dólares en el ejercicio fiscal 2024-2025.
Las exportaciones indias a EE.UU. ascendieron a 86.500 millones, representando el 18% del total nacional, mientras que las importaciones estadounidenses hacia India equivalen al 6,22% del volumen global.
Sin embargo, las exportaciones indias hacia el mercado norteamericano cayeron un 11,93% en septiembre, hasta los 5.460 millones de dólares, debido a los altos aranceles y las trabas regulatorias impuestas por Washington. En contraste, las importaciones indias desde EE.UU. aumentaron 11,78%, una asimetría que preocupa a los economistas en Nueva Delhi.
La India estudia cuidadosamente actualmente qué concesiones está dispuesta a hacer y cuáles considera no negociables; el acuerdo, por lo tanto, será el resultado de una negociación de múltiples niveles.
El proceso está diseñado en fases: primero se podría acordar una reducción limitada de aranceles, mejoras puntuales de acceso al mercado y compromisos energéticos de auto-preferencia, luego vendrían liberalizaciones más amplias.
Anteriormente el gobierno de la India informó que consideraba recortar aranceles sobre más de la mitad de las importaciones estadounidenses valoradas en 23.000 millones de dólares —siempre que EE.UU. otorgue a su vez alivio tarifario.
Soberanía económica frente a presiones externas
La posición india refleja una línea constante de independencia estratégica. Desde el inicio del conflicto ucraniano, el país se ha negado a alinearse con los bloques occidentales y ha reforzado su papel como potencia mediadora dentro del Sur Global.
El Gobierno de Modi sostiene que India actuará siempre conforme a sus intereses nacionales, no bajo presiones externas, especialmente en sectores sensibles como la energía, la agricultura y la industria de pequeñas empresas.
En este contexto, el eventual acuerdo comercial con Estados Unidos no solo es una cuestión económica, sino geopolítica. La capacidad de India para mantener su soberanía económica frente a las exigencias de Washington será determinante para su aspiración de consolidarse como una potencia multipolar autónoma, con vínculos simultáneos con Occidente, Rusia y el Sudeste Asiático.
Si bien las negociaciones avanzan lentamente, lo que está en juego es mucho más que un tratado de aranceles: se trata de definir el margen de autonomía de India en el orden global que emerge tras el declive del viejo hegemon.
*Foto de la portada: Autogenerada IA
