Análisis del equipo de PIA Global

Hechos geopolíticos en el área militar 2024

Por Guillermo Caviasca* –
Breve balance de la conflictividad militar a nivel mundial 2024

El balance de fin de año de los conflictos armados durante el 2024 nos indica que estamos en la época más conflictiva desde la segunda guerra mundial. Según en think tank británico IISS[1] (International Institute of Strategic Studies) los países donde se desarrollaron mayores niveles de violencia armada son los del siguiente mapa.

El estudio toma en cuenta las muertes violentas con el paradigma de incluir a bandas criminales complejas como carteles, o grupos de delincuentes con capacidad de desafiar a las FFSS, por eso aparecen países como Brasil o México, por ejemplo. Esto va dentro de la doctrina occidental de la “delincuencia trasnacional organizada” o el “narco-terrorismo”, o las “nuevas amenazas” como desafíos militares (de hecho, no se puede negar que son desafíos para el estado y para la población).

Sin embargo, para lo que es nuestro panorama de fin de año militar, deja afuera a otros conflictos que se mueven en el ámbito de la “Zona gris” o en estado “híbrido”, como sería sin duda el Asia Pacífico, donde el juego de ajedrez entre China, contra los anglosajones y sus aliados, es claramente un conflicto donde las piezas militares se mueven, aunque no abran fuego. Lo mismo podríamos pensar sobre Venezuela; donde si bien reviste la necesidad de un análisis más profundo saliendo de las declaraciones estertóreas de las partes, existe un conflicto geopolítico de importancia, en el que juegan piezas tanto la gran burguesía petrolera estadunidense (británica y francesa), como los intereses rusos, chinos e inclusive Iraníes. Por eso este mapa es una ilustración, aproximada.

Desde nuestra perspectiva en el 2024 se desarrollan una serie de guerras convencionales abiertas, otras de características asimétricas, “civiles” o inter estatales. Otras híbridas, u otras que se mantienen en una situación de tensa calma. Además de una cantidad de conflictos y violencias político militares delincuenciales superlativas que se mantienen en forma endémica en estados descompuestos. Mencionar a todas es para un trabajo que excede este pantallazo.

Las dos guerras mas importantes son sin dudas la de Ucrania y la de Israel vs el “eje de la resistencia”. Pero en un nivel de importancia geopolítica muy alta se encuentran las guerras desarrolladas en el Sahel entre los estados y sus aliados rusos, contra insurgentes islámicos o grupos separatistas. Como (dentro del mapa de Medio oriente también) la rápida guerra que dio por tierra con el gobierno sirio. O el conflicto en Birmania, al cual se le da poca atención en nuestro continente latinoamericano, pero es de relevancia para indochina, China e India (lo que de por sí habla de su envergadura). Por último, el conflicto en el Cáucaso se desarrolla en varios niveles, el mas destacado es entre Armenia y Azerbaiyán, que tiene implicancias en Rusia, Turquía e Irán en forma directa, e Israel en forma indirecta. O la crisis de Georgia que alcanza en nivel de conflicto híbrido, entre occidente y Rusia. Por último, no podemos dejar de mencionar la extrema violencia existente en Congo y su entorno donde niveles de degradación y salvajismo de bandas armadas de todo tipo operan para el control de la extracción de recursos básicos, articuladas con grandes empresas de occidente, China, India etc. Pero este conflicto debe ser abordado con un estudio específico. También podríamos ver la situación de Afganistán, Paquistán, e India. O de India y China. Serbia en Kosovo o Bosnia, la península de Corea, Yemen, etc.

Mencionaremos brevemente algunos aspectos de los mencionados como Más destacados. Aunque como sucedió en Siria, un escenario donde parecía haber una guerra congelada, en solo unos días se reactivó y definió drásticamente en forma inesperada.

Para comenzar la guerra Rusia Ucrania. Como ya señalamos en numerosos artículos este conflicto tiene un origen que al menos hay que retrotraer al 2014. Sin embargo, en el 2022 se inició la guerra actual. La mas importante desarrollada en Europa desde la segunda guerra mundial, y al menos la más importante de todas junto con la de Corea desde 1945. Ya es una guerra prolongada de tres años. La guerra convencional comenzó con un intento ruso de golpe de mano político militar que lograría un rápido cambio de régimen. Ante el fracaso de esta operación, por la errónea valoración de la voluntad ucraniana de resistir y de occidente de apoyar esta resistencia, la guerra se fue transformando en una larga “guerra de desgaste”.

Este último año hemos visto como los rusos avanzan a paso firme, permanente, pero muy lento y a alto costo. Este costo es para ambas partes. Está en apariencia claro que los ucranianos no pueden pensar en una ofensiva que les de algún tipo de triunfo estratégico. Aunque también que no se quiebran y parecen resistir. Lo mismo pasa con Rusia; que, ante cada victoria táctica, se espera algún aprovechamiento operacional que pueda tener carácter estratégico, pero este nunca se da, al menos hasta hoy. La guerra se ve que no se resolverá en el campo de batalla. Por eso lo que vemos que debemos atender este año (o los próximos meses), más que a operaciones militares (aunque una que implicara un cambio de situación sería determinante) al plano de las RRII, la política y la economía. Allí es donde este 2025 se definirá la guerra. Las conversaciones que el sector nacionalista de occidente le ofrezca a Rusia a través de Trump será la clave. Lo mismo que serán la clave para ver hasta donde los guerreristas globalistas y “progresistas” pueden mantener su voluntad de guerra contra los patrióticos, nacionalistas “fascistas”.

De la misma forma vemos que la prolongación de la guerra mostró la capacidad y voluntad rusa de sostener un año de ofensiva desgastante que continúa, como de lograr un marco internacional de relaciones que hizo fracasar la estrategia occidental de sanciones; como de sostener su economía en forma estable y expansiva para el esfuerzo de guerra. Sin embargo, creemos que este último punto tiene técnicamente un límite. Tres años de guerra son muchos, y su prolongación puede afectar a la economía rusa en forma negativa, y de allí al terreno de combate concreto, como al consenso social existente. Pero por ahora Rusia conserva la iniciativa estratégica, y ante las propuestas de Paz de occidente la pelota estará en el campo ruso que deberá tener la capacidad e inteligencia de valorar equilibradamente los objetivos posibles para aceptar o dar largas a las negociaciones.

El otro foco de conflicto central ha sido Medio oriente. Sobre este tema hemos realizado análisis a lo largo del año, donde dimos cuenta de la evolución del conflicto y las expectativas despertadas para el campo palestino. El 7 de octubre del 2023 la resistencia Palestina encabezada por Hamas atacó Israel en una operación de una envergadura y complejidad sorprendente. El objetivo era poner en el primer plano nuevamente la cuestión palestina que parecía encaminarse hacia su lenta extinción. Buscaba impedir la normalización por parte de los árabes de las relaciones con el estado judío. La clave de la victoria de Hamas, no iba a ser militar obviamente, estaba en que al haber pateado el tablero los países islámicos en diferente grado jugaran en forma efectiva para impedir una reacción israelí brutal. La que era militarmente sin dudas capaz de infligir daños enormes.

Ciertamente la operación rompió el equilibrio en Medio oriente. Todos los países islámicos frenaron sus acuerdos con Israel o, en diferente grado, hicieron gestos de colaboración con los palestinos. Sin embargo, es claro que una combinación de la determinación israelí de jugarse con todo en el plano militar, de duplicar la apuesta; y la insuficiente decisión (o falta de voluntad) de los árabes e islámicos de hacer lo mismo, jugó en contra de los palestinos. La guerra en Gaza fue difícil para Israel, pero nunca se puso en dudas su victoria en el campo de batalla. Debemos recordar que se enfrentan fuerzas con posibilidades distintas. Si para Hamas, o aun para Hizbollah, una “victoria” es sobrevivir con la capacidad política y prestigio intactos, por mas que sufran una cantidad de bajas desequilibrada con Israel; para los judíos “ganar” no es matar muchos enemigos, ni vencer muchos combates tácticos, sino imponer su orden.

Teniendo las manos libres, cualidad dada por los países occidentales, para de eliminar en el trayecto a su victoria la cantidad de población civil que fuera necesaria. En realidad, más que eso, ya que el objetivo de máxima declarado por Israel es terminar con los palestinos y trasformar a Gaza en territorio israelí con algunos guetos cercados de palestinos. Pero aún para ello debe eliminar la resistencia de Hamas o a su base social.

La guerra se extendió al “eje de la resistencia”, Irán intervino a través de Hizbollah desde el Líbano y de las milicias iraquíes. Como también a través de los Huties de Yemen que demostraron una capacidad de daño sorprendente e inesperada, más que a Israel al mundo occidental en su conjunto (y deberíamos decir que al comercio mundial incluyendo a los grandes países no occidentales como China, la misma Rusia o India (también a Egipto, etc.). En la estrategia iraní y de sus aliados estaba mantener una presión militar colectiva sobre Israel que no llegara a la guerra abierta, pero le produjera costos de largo plazo que los judíos no pudieran soportar. Jugar con “paciencia estratégica” contra la necesidad israelí de “resolución rápida”. Pero Israel subió permanentemente las apuestas, apuntando a todos sus enemigos con la convicción bíblica de su deber como pueblo elegido (que es parte central de la coalición de gobierno), y con la certeza real de que occidente mantendría el cordón umbilical de recursos. Apostar a la guerra total y presionar sin voluntad de negociar en un plazo de tiempo que parece extenderse mas que ninguna otra ocasión.

En la segunda mitad del año con la guerra en Gaza a nivel acciones de comando, Israel concentró sus esfuerzos en Líbano. Si bien la decisión de máxima era hacer desaparecer a Hizbollah, y avanzar hasta donde fuera necesario para esto. Lo cierto es que los libaneses demostraron una capacidad de resistencia en el terreno importante. Sin embargo, Israel encajo unos golpes de inteligencia de una envergadura sin precedentes, y mostró capacidad de sostener esos golpes en el tiempo. Destruyendo según señalan grades cantidades de arsenales libaneses, como matando o mutilando a la mayoría de la dirigencia y cuadros medios. Así se negoció una tregua, que implico que Hizbollah seguía como actor destacado, pero Israel lograba que el mas amenazante miembro del “Eje de la resistencia” cesara su presión militar en apoyo a los palestinos, y se retirara unos kilómetros de la frontera. Eso puede ser considerado una victoria israelí no solo táctica sino al menos de mediano plazo. Ya que la misma tregua “obliga” a Hizbollah pero, según se ha visto hasta ahora, no a Israel. Además de que rompe la llamada “unidad de las arenas” (nos referimos a la unidad en los hechos concretos) al aceptar los libaneses una tregua por separado mientras Gaza sigue bajo fuego.

La victoria israelí en esta etapa se contorneó con más claridad con un hecho paralelo: el derrumbe de Assad en Siria. Allí una operación militar encabezada por HTS, (una desconocida organización en América latina) logro en 10 días terminar con el régimen de Assad. Fue una sorpresa de fin de año, que altero notoriamente el mapa en Medio oriente, más que el resultado de Líbano. Siria era un miembro del “eje de la resistencia” en apariencia. En realidad, lo era por necesidad, ya que el gobierno dependía del apoyo iraní para subsistir en el poder, Como también del ruso. Siria era parte de una esfera de influencia, de una “frontera geopolítica” de Irán, (y de otros países como Rusia, Turquía y los EEUU, pero en ese momento especialmente de Irán) que le permita llegar hasta el Mediterráneo con continuidad territorial y a su vez negaba a Israel esta continuidad obligando al estado judío a buscar complejas vías de aproximación para sus ataques (efectivos o en planificación) contra el Estado persa.

Por otro lado, la victoria rápida de HTS, es parte de una operación que tiene como integrantes a otras organizaciones proxis de Turquía, y es un éxito para la misma Turquía, que la coloca en el primer plano de la escena en esta guerra regional. Los turcos, HTS, y sus aliados hoy están frente a frente contra Israel, y en guerra con los Kurdos (aliados privilegiados de EEUU, muy queridos en Occidente, y vistos con buenos ojos por Israel). La situación es nueva. La caída de Assad implica para Israel una situación que le permite hacer un aprovechamiento, que mejora su situación regional por ahora. Al alejar a irán del frente directo en su frontera. Al retroceder su “frontera geopolítica”.

La situación de Rusia es mas ambigua. Los acuerdos rusos desde la era soviética con los Assad eran firmes. La presencia militar rusa es para el país eslavo una clave en su despliegue estratégico. Sin embargo, no lo es especialmente por la cuestión interna de Siria, ni por Israel (Rusia tiene una posición moderada respecto a la política de ese estado), sino por cuestiones de proyección hacia el Mediterráneo y África. La resolución de esta cuestión respecto de sus bases, es la que nos permitirá medir cuanto fue perjudicada Rusia por la caída de Assad y el triunfo de HTS y Turquía.

África es el tercer frente que señalaremos en este balance de fin de año. Especialmente la región del Sahel. Toda la franja que va desde Senegal hasta Sudán es parte de un espacio donde (salvo Senegal) los conflictos armados alteran el panorama geopolítico mundial. Siguiendo el camino de Mali y Burkina Faso, Níger se incorporó a una alianza federal de estados que tienden a la unidad. Estos Estados se reposicionaron geopolíticamente y alcanzaron un nivel de alianza con Rusia que es de destacar. Porque implicó en términos militares y económico dos cuestiones fundamentales. Una, el pedido de retirada de las fuerzas occidentales de sus respectivos países, proceso que continúa hasta hoy. Donde había especialmente fuerzas francesas pero también norteamericanas y de otros países occidentales. Y segundo, la reapropiación de los recursos estratégicos por las juntas militares y su negocio con Rusia para ponerlos en explotación. Francia es la gran derrotada de África este año. Su imperio informal está desapareciendo. Occidente en general ha perdido en el Sahel.

Militarmente la guerra en el Sahel es asimétrica, entre los ejércitos de los estados e insurgentes islamistas o secesionistas. El estado africano en reconfiguración o crisis, actúa actualmente apoyado por Wagner (ahora África Korps) y por Rusia directamente en general. Los combates contra estos insurgentes no han conseguido una victoria definitiva. Y los enfrentamientos han dejado decenas de rusos como baja. Pero lo cierto es que este apoyo militar directo produce un efecto positivo en los militares africanos, y hasta ahora solidifica la relación haciendo a esta región un espacio de presencia rusa y así aumentando la presencia de Moscú en la discusión d ellos suministros de recursos básicos del sistema mundial.

En este sentido es que hablamos de las bases rusas en Siria, Ya que el apoyo ruso, material, con hombres, equipos, maquinarias etc. Tiene como vía de llegada un “puente aéreo” que nace en Rusia y tiene como pilares Siria y Libia. Libia el año pasado entró en una etapa de un equilibrio que se sostiene; donde los dos gobiernos el de Cirenaica y el de Tripolitana se reparten el país. En Cirenaica y a través del Frezan se encuentran las bases rusas que hacen el cordón umbilical hacia los estados del Sahel. Mientras que en Trípoli está el gobierno reconocido y respaldado por Turquía. La existencia de este precario equilibrio permite tanto a Turquía desarrollar su geopolítica de la “Patria azul” a través del Mediterráneo; como a Rusia sostener su presencia en África.

Hemos mencionado los tres estados del Sahel que avanzaron en una política común y hacia una alianza con Rusia. Sin embargo, la presencia rusa y la disputa geopolítica y militar se extiende a República centroafricana, donde Wagner es una pieza clave del gobierno y de la lucha contra las insurgencias en reemplazo de los occidentales. Como a Sudán; donde una feroz guerra civil entre les Fuerzas de Despliegue Rápido y el ejercito se desarrolla en forma abierta y sin cuartel, y donde las facciones parecen cambiar de apoyos, sin los que se entiende como “coherencia ideológica”. Allí también hay presencia rusa y occidental incluso israelí (Sudán fue formante de los Acuerdos de Abraham) como (se sospecha) ucraniana (para luchar contra los asesores rusos y miembros de Wagner). Es un hecho que el Sahel es un frente de combate de la disputa geopolítica mundial. Donde Rusia ha obtenido más victorias políticas, jugando un a carta militar híbrida, y una carta económica anticolonialista. Recordemos que para los africanos el “colonialismo” o el “imperialismo” tiene cara de europeo, aunque pueda, en realidad, ser de cualquier origen, si es una potencia diferencialmente más poderosa la que encara la relación, o un capital que determina las políticas del estado.

Por último, mencionaremos la región del Cáucaso. Por ser el flanco sur ruso y un espacio donde tanto Turquía como Irán tienen intereses fuertes. Además, de que los occidentales, especialmente a través de su presencia política en Georgia operan sobre ese flanco ruso. La resolución abrumadoramente favorable a Azerbaiyán de la guerra por Nagorno Karabaj en el 2023, implicó un cambio de correlación de fuerzas. De hecho, el gobierno armenio (histórico aliado de Rusia) había operado un giro hacia occidente (lo que es una razón para ciertas reticencias rusas de poner mucha “carne en el asador” por los armenios. Pero también es cierto que la prolongación de la guerra en Ucrania absorbe recursos mucho más amplios que los militares. Rusia no puede confrontar en todos los espacios geopolíticos; de hecho, necesita una “relación equilibrada“ con Turquía, un actor central en el respaldo a los azeríes. Pero el éxito turco abrió la puerta a nuevos reclamos, entre ellos la continuidad territorial de Azerbaiyán, la que se conseguiría con un “corredor” que cortaría el acceso terrestre de Irán a la región. Y que proyectaría en forma continua a Turquía hacia el Mar Caspio y con esta proyección hacia los estados túrquicos de Asia Central. Rusia se ha mostrado moderada, pero Irán tiende a “vetar” este reclamo azerí. La situación en el Cáucaso se encuentra en lo que se denomina “Zona gris”, situaciones hibridas y emergencia de grupos islamistas que afectan a Rusia. Pero es de destacar que las tres potencias que juegan definitoriamente son Irán, Rusia y Turquía. Mas que occidente.

Un síntoma de la etapa que estamos viviendo y como ha afectado al denominado “Orden basado en normas” es la crisis de las misiones de paz de la ONU. Las que fueron herramientas claves del orden en la era que se desplegó desde los 90 a la segunda década del siglo XXI. En los últimos años se registraron tres tendencias en las operaciones de paz multilaterales: 1) las tensiones geopolíticas más generales afectan el consenso político sobre la gestión de los conflictos armados, en el Consejo de Seguridad de la ONU y en el Consejo de Paz y Seguridad de la UA, no se llegó a acuerdos o fue muy dificultoso, inclusive para realizar ajustes a las misiones ya existentes; 2) Los países que ven un cambio en el equilibrio de poder mundial se muestran cada vez más descontentos con las operaciones de paz, lo que suscitó debates sobre su eficacia y valor, y 3) en los últimos años se han reducido las operaciones dirigidas por la ONU y han aumentado las desplegadas por organizaciones regionales.

Es de destacar que las acciones de Israel particularmente este año han dado por tierra con algunos consensos mínimos sobre la guerra y los crímenes de guerra. La decisión de Rusia de corregir las fronteras, o la de Azerbaiyán de hacer valer su soberanía reconocida internacionalmente por la fuerza, siendo ambos estados legítimos y gobiernos legales, también afectan el orden de posguerra. Y por último pero central, EEUU ya hace más de una década no se mostraba sujeto a las normas de la ONU y desplegaba unilateralmente y supra legalmente su poder por arriba de las instituciones internacionales. Es claro que el orden mundial está en crisis, una crisis de transición que requerirá un nuevo marco de reglas en las que la guerra misma se despliegue. Y la guerra valga la redundancia, es una herramienta para definir ese orden. El realismo del poder se impone.  

Hemos mencionado solo algunos de los conflictos en desarrollo, que tienen implicancias militares en forma directa o que buscan la mutación de regímenes o de equilibrio geopolítico mediante operaciones híbridas, o que se mantiene en zona gris con la amenaza militar explícita. Es un dato de la realidad que las potencias occidentales, especialmente EEUU, señalan que la confrontación con China es el horizonte estratégico. Sin embargo, las guerras y conflictos de alta envergadura o más moderada emergen con insistencia. Es una situación de conflictividad que, como mencionamos al principio, no se daba desde los preludios de la segunda guerra mundial.

Guillermo Martín Caviasca*. Doctor en Historia UBA / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa. Miembro del equipo de PIA Global

Foto de portada: Leticia Gotilbowsky

Referencias:

[1] https://www.iiss.org/publications/armed-conflict-survey/2024/iiss-conflict-trends-map/

Acerca del autor

Guillermo Martín Caviasca

Doctor en Historia UBA / Docente e investigador UBA / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa

Dejar Comentario