El primero en viajar fue el presidente español, Pedro Sánchez, quien se reunió con el líder asiático los últimos días de marzo, siendo también la primera visita de un dirigente europeo luego de la reunión entre Xi y Putin en Moscú.
La semana entrante, Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Emmanuel Macron, presidente de Francia visitarán Pekín, mientras que el Alto Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, Josep Borrell, estará en China cerca de mitad de mes.
Se trata de los líderes que han sostenido los discursos y acciones más confrontativas respecto a la situación ucraniana promoviendo paquetes de sanciones contra Rusia, enviando armamentos, proveyendo entrenamiento militar y financiando a las fuerzas ucranianas. Aunque Macron, al comienzo de la crisis ucraniana intentó posicionarse como actor importante en una posible mesa de negociaciones junto a Rusia y EEUU, pero no obtuvo la consideración de sus homólogos.
Estamos hablando de una Europa que se encuentra sumida en múltiples crisis arrastradas desde la pandemia por covid-19 y profundizadas por las decisiones políticas durante la crisis ucraniana con la imposición de paquetes de sanciones contra Rusia, que volvieron como boomerang golpeando las economías, comercios y sociedades europeas. Una Europa que se encuentra sometida a la hegemonía permanente de Estados Unidos, hoy bajo la remilitarización atlantista que avanza y revive a la OTAN en la región o, la consolidación de la dependencia energética al GNL estadounidense.
En este año de guerra, vimos que Europa, salvo algunas pocas excepciones, ha cortado los lazos estratégicos con Rusia siguiendo las órdenes de Washington, decisión que, hemos argumentado en diversos análisis en este medio, sólo ha afectado de manera muy negativa a las distintas sociedades europeas, al proyecto de autonomía estratégica europea y a la posibilidad de convertirse en un actor geopolítico relevante en el tablero internacional.
La gran pregunta es, ¿sostendrán los líderes europeos la misma obediencia hacia EEUU respecto a China?; ¿pueden sostener los países europeos una desvinculación total con uno de sus principales socios comerciales?. Si varixs analistas creíamos que la UE ya se había dado un tiro en el pie cortando sus vínculos con Rusia y el gran proyecto euroasiático, la posible decisión de desconectar las relaciones con Pekín puede ser la que mande a la Comunidad Europea a un coma irreversible.
De acuerdo al Parlamento Europeo, “en 2020, China había pasado a ocupar el lugar de los Estados Unidos como principal socio comercial de la Unión en materia de bienes, y en 2021 presentó una cuota global del 16,2 %, frente al 14,7 % de los Estados Unidos”. No obstante, ese mismo año, debido a la pandemia por covid-19, el comercio internacional de bienes se redujo notablemente. En diciembre de 2020, la Unión y China llegaron a un Acuerdo Global de Inversiones, en principio estaba pendiente de ratificación, pero terminó congelado debido a una escalada de tensiones en el que la UE sancionó a funcionarios chinos por supuestos abusos contra la minoría uigur en Xinjiang, y Pekín respondió de la misma manera, sancionando a varios políticos europeos.
De acuerdo a la Comisión Europea, “en 2021, China fue el tercer socio comercial más importante de la Unión en cuanto a las exportaciones de mercancías (10,2 %) y el mayor socio de la Unión en cuanto a importaciones (22,4 %)”. Además, “las importaciones de la UE procedentes de China ascendieron a 363 000 millones de euros en 2019 y a 472 000 millones de euros en 2021. Las exportaciones de la UE a China ascendieron a 198 000 millones de euros en 2019 y a 223 000 millones de euros en 2021. Es decir, aproximadamente 1 300 millones de euros diarios de importaciones y 600 millones de euros diarios de exportaciones, lo que equivale a 1 900 millones de euros diarios de comercio entre la UE y China”, detallan desde el sitio oficial de la Comisión Europea.
Estas visitas de los líderes europeos nos brindará una posible perspectiva sobre el tipo de vínculo que la Comunidad está dispuesta a asumir con su principal socio comercial y rival sistémico y enemigo declarado de EEUU.
Sánchez en China, Von der Leyen verborrágica en Bruselas
La visita de Pedro Sánchez se da en el marco del 50º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y España. De acuerdo al presidente español, “esta visita impulsa nuestras relaciones bilaterales y refuerza la cooperación en diversos desafíos globales. También hemos mantenido un intercambio sincero sobre la agresión de Rusia contra Ucrania”.
Cuando dice “sincera”, fue realmente directa. Sánchez defendió a Ucrania y las condiciones que este país establece para poder realizar negociaciones como punto esencial para lograr una paz “justa y duradera”, por lo que animó a Xi Jiping a hablar con Volodimir Zelensky, presidente ucraniano.
Por su parte, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores chino explicaron que Jinping “enfatizó que a ambas partes les incumbe planificar las relaciones bilaterales desde una altura estratégica y una visión de largo alcance, adherirse a la comprensión fundamental de que la cooperación mutuamente beneficiosa entre China y España genera ganancias compartidas, apoyarse mutuamente en las cuestiones tocantes a los respectivos intereses medulares, tales como la soberanía, la seguridad y el desarrollo, y perseverar en la dirección general de amistad, confianza mutua y cooperación, para crear unas relaciones bilaterales con determinación estratégica”.
Además, de acuerdo al Ministerio chino, Sánchez se comprometió a promover el diálogo y la cooperación entre la UE y China cuando España asuma la presidencia rotatoria de la UE en el segundo semestre de este año.
Mientras Sánchez se encontraba en China, Von der Leyen brindó un discurso un día antes del encuentro entre los líderes español y chino, ante el Instituto Mercator de Estudios sobre China (MERICS) y el Centro de Política Europea (EPC) en Bruselas, acerca de las relaciones UE-China.
La líder reconoció que la relación con China “es una de las más intrincadas e importantes del mundo. Y la forma en que la gestionemos será un factor determinante para nuestra futura prosperidad económica y seguridad nacional”. Aseguró que la relación se encuentra desequilibrada y cada vez más afectada “por las distorsiones creadas por el sistema capitalista de Estado de China”.
Para Von der Leyen, Xi Jinping quiere que “China se convierta en la nación más poderosa del mundo”. Explicó que “el alcance de China se extiende por todos los continentes e instituciones mundiales, y sus ambiciones son aún mayores. A través de la Iniciativa Belt and Road, es el mayor prestamista a los países en desarrollo. Y su poder económico, industrial y militar pone en entredicho cualquier noción de que la propia China siga siendo un país en desarrollo”.
En este sentido, si bien la presidenta de la Comisión Europea dijo tener preocupación por las “intenciones estratégicas de China” y por “lo que hay detrás de este regreso a la escena mundial”, la relación de la UE con China “es demasiado importante como para ponerla en peligro”, por lo que pidió reducir los riesgos en lugar de desasociar las relaciones, garantizando “la estabilidad diplomática y una comunicación abierta con China”.
“China es un socio comercial vital: representa el 9% de nuestras exportaciones y más del 20% de nuestras importaciones”.
Úrsula Von der Leyen.
“Gestionar esta relación y mantener un intercambio abierto y franco con nuestros homólogos chinos es una parte clave de lo que yo llamaría la eliminación del riesgo a través de la diplomacia de nuestras relaciones con China”, dijo Von der Leyen en su discurso luego de dedicarse por un gran rato a criticar a China, elevando el riesgo en vez de promover la estabilidad.
Von der Leyen dijo que “China ha adoptado una postura más asertiva en su propia vecindad” debido a las demostraciones de fuerza militar en el Mar de China Meridional y Oriental y en la frontera con la India, que “afectan directamente a nuestros socios y a sus legítimos intereses”.
Además, volvió a mencionar y sostener su postura y preocupación respecto a lo que la Comunidad Europea considera como “graves violaciones de los derechos humanos que se producen en Xinjiang”. Aseguró que “la forma en que China cumpla sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos será otra prueba de cómo -y cuánto- podemos cooperar con China”.
La presidenta de la Comisión Europea, dijo que ‘la intensificación de la postura militar’, junto a las ‘políticas de desinformación y coerción económica y comercial’, “forman parte de un uso deliberado de las dependencias y la influencia económica para garantizar que China obtiene lo que quiere de los países más pequeños”.
Además, sostuvo que China está cambiando pasando de una “era de reforma y apertura” a una “nueva era de seguridad y control” que implica “una China cada vez más represiva en el interior y más asertiva en el exterior”.
El embajador de China ante la UE, Fu Cong, le respondió a la líder de la Comunidad y dijo “le sugiero a Úrsula que estudie más sobre China y que deje de lado sus preconceptos sobre nuestro país. No ayuda, sino que entorpece uno de los flujos comerciales más grande del mundo. Buscamos la cooperación. Es hora de dejar de hacer conjeturas, y buscar mejores escritores de discurso más académicos y menos publicistas”.
Respecto a la posición China sobre la guerra en Ucrania, Von der Leyen dijo que “lejos de desanimarse por la atroz e ilegal invasión de Ucrania, el Presidente Xi mantiene su «amistad sin límites» con Putin”. Fue muy clara en sostener que “la forma en que China siga interactuando con la guerra de Putin será un factor determinante para las relaciones UE-China en el futuro”.
Al igual que Sánchez, la líder europea aseguró que la “paz sólo puede ser justa” si se atienden a las demandas de Ucrania, y que “cualquier plan de paz que de hecho consolide las anexiones rusas simplemente no es un plan viable”.
En el mencionado comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores chino sobre la reunión entre Jinping y Sánchez, el presidente Chino dijo (podríamos decir que respondió a Von der Leyen) que “el buen desarrollo de las relaciones entre China y la Unión Europea requiere que esta última persista en la independencia estratégica”.
Xi Jinping volvió a destacar la importancia de “descartar la mentalidad de la Guerra Fría y la confrontación entre bloques, y abandonar las sanciones y presiones extremas. China espera que las partes pertinentes construyan una arquitectura de seguridad europea equilibrada, efectiva y sostenible a través del diálogo y la consulta”, finalizó el comunicado.
Parece que Von der Leyen ha intentado quedar bien con dios y con el diablo en su discurso. Mientras criticó fuertemente a China, también habló de la necesidad de reequilibrar las relaciones entre la UE-China porque se trata de un socio de vital importancia para la Comunidad.
Aún falta ver la postura y políticas concretas que puedan desprenderse de la visita de Von der Leyen a China, como así también de la gira de Josep Borrell, quien a defendido la entrega de armamento a Ucrania; ha asegurado que Rusia debe caer en el campo de batalla y a advertido a China que no suministre armamento letal a Rusia, pudiendo ocasionar “un traspaso de una línea roja en las relaciones Pekín-Bruselas”.
Quedaremos atentos al desarrollo de los próximos eventos diplomáticos que pueden trazar el futuro de las relaciones UE-China, y por lo tanto el destino de la Comunidad Europea en este nuevo tablero geopolítico multipolar en gestación.
Constantini Micaela, periodista parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Reuters.