El anuncio fue a través de la televisión gabonesa, al igual que en Níger. Este golpe además de la forma en como fue anunciado, tiene otras similitudes, (también diferencias que ya veremos más adelante en la nota) con los otros golpes que se han ido encadenando en la región del Sahel, África Occidental y Central.
En agosto de 2020 el derrotero golpista comienza en Malí, cuando un grupo de coroneles liderados por Assimi Goita derrocaron al presidente Ibrahim Boubacar Keita. El golpe se produjo tras protestas antigubernamentales por el deterioro de la seguridad, elecciones legislativas viciadas de nulidad y fraude a lo que se sumaron las acusaciones de corrupción de Keita y su entorno. En abril de 2021, el Ejército de Chad tomó el poder después de que el presidente Idriss Deby fuera asesinado en el campo de batalla, mientras visitaba a las tropas que luchaban contra los rebeldes en el norte del país. Según las leyes legislativas de Chad, el presidente del Parlamento debería haber sido designado presidente en ese momento. Sin embargo, un consejo militar intervino y disolvió el Poder Legislativo en nombre de “garantizar la estabilidad” en el país. El hijo de Deby, el general Mahamat Idriss Deby, fue nombrado mandatario interino y se le asignó la tarea de supervisar una transición de 18 meses hasta la celebración de elecciones.
En septiembre de 2021, en Guinea Conakri, el comandante de las fuerzas especiales, el coronel Mamady Doumbouya, derrocó al presidente Alpha Conde. Un año antes, Conde había cambiado la Constitución para eludir los límites que le habrían impedido presentarse a un tercer mandato, lo que provocó disturbios generalizados y un malestar en las FFAA que luego se tradujo en Golpe de Estado. Como continuidad a esta “ola golpista”, en enero de 2022, el Ejército de Burkina Faso derrocó al presidente Roch Kabore, culpándolo de no contener la violencia de los militantes islamistas. El líder golpista, el teniente coronel Paul-Henri Damiba, prometió restaurar la seguridad, pero los ataques empeoraron. Una situación que erosionó la moral en las Fuerzas Armadas, lo que condujo a un segundo golpe en septiembre de 2022, cuando el actual líder de la junta, el capitán Ibrahim Traore, tomó el poder.
El último episodio, antes de Gabón, fue el 26 de julio de este año, cuando los miembros de la guardia presidencial de Níger detuvieron al presidente Mohamed Bazoum dentro de su residencia y aparecieron en la televisión nacional para anunciar que estaban tomando el poder, con el fin de poner fin a lo que llamaron el «deterioro de la situación de seguridad y el mal Gobierno».
Días después, la junta militar declaró al jefe de la guardia presidencial, Abdourahamane Tiani, como nuevo jefe de Estado, lo que generó preocupaciones sobre la seguridad en una región donde hasta hace poco Níger era un aliado clave de las potencias occidentales que buscan frenar la violencia de los grupos extremistas vinculados a Al Qaeda y el autodenominado Estado Islámico.
Hasta aquí vemos algunos puntos en común en esta serie de golpes de estado, más allá de ser cercanos unos a otros y pertenecer a regiones castigadas por la inseguridad. Otros aspectos comunes se dan por el terrorismo “yihadista” que azota a la región y parece no tener una solución en el corto plazo. Un aspecto sobresaliente que vamos a señalar es que la mayoría de los países son ex colonias francesas y que aún y más allá de su independencia, tienen un pasado/presente muy ligado a París. Sea por seguir dependiendo del país galo o por ser herramientas occidentales para el saqueo de las riquezas africanas. En otro punto en el que nos vamos a detener, y que está ligado directamente con lo anterior, es que en todos los casos los militares que producen los golpes, tienen un fuerte sentimiento anti francés. Son jóvenes militares, muchos de ellos con rangos por debajo del máximo de la fuerza, pero que en su toma de poder se puede observar una formación revolucionaria ligada a líderes africanos como Sankara o Lumumba.
Gabón, otro escalón anticolonial
Un grupo de altos oficiales militares gaboneses anunció el miércoles que habían tomado el poder y habían detenido al presidente Ali Bongo, minutos después de que el organismo electoral estatal declarara al ganador de las elecciones generales del sábado último. Elecciones que, tanto para la comunidad internacional como para la oposición política, estuvieron viciadas de fraude.
Al igual que en Niger, en su aparición en el canal de televisión estatal Gabón 24, los oficiales dijeron que representaban a todas las fuerzas de seguridad y defensa de la nación centroafricana. Allí además dijeron que los resultados de las elecciones fueron cancelados, que todas las fronteras se cerraban hasta nuevo aviso y que las instituciones estatales se disolvían. Además se anunció el arresto del presidente Alí Bongo, el hijo y asesor cercano de Bongo, Noureddin Bongo Valentin, su jefe de gabinete, Ian Ghislain Ngoulou, así como su adjunto, otros dos asesores presidenciales y los dos altos funcionarios del gobernante Partido Democrático Gabonés. Se les acusa de traición, malversación de fondos, corrupción y falsificación de la firma del presidente, entre otras acusaciones.
«En nombre del pueblo gabonés… hemos decidido defender la paz poniendo fin al régimen actual», dijeron los oficiales en un comunicado. Mientras un oficial leía la declaración conjunta, alrededor de una docena más permanecían en silencio detrás de él con uniforme militar y boinas. Los militares se presentaron como miembros del “Comité de Transición y Restauración de las Instituciones”. Las instituciones estatales que declararon disueltas incluían el gobierno, el Senado, la Asamblea Nacional, el Tribunal Constitucional y el órgano electoral.
En una postal que también parece repetirse, centenares de personas salieron a las calles de Libreville, la capital de Gabón, en apoyo de los militares ondeando la enseña nacional y apoyando con sus cánticos a los golpistas que prometen una nueva era en esta nación expoliada por una dinastía autoritaria, cuyos estrechos vínculos con Francia no pasarán desapercibidos en los próximos días. El mensaje de los militares los incluían de forma tajante, quizás allí este el porque del masivo apoyo popular al golpe. «Las fuerzas de defensa y de seguridad, reunidas en el Comité para la Transición y la Restauración de las Instituciones (CTRI), en nombre del pueblo gabonés y garante de la protección de las instituciones, hemos decidido defender la paz poniendo fin al régimen vigente», reza el comunicado militar.
Según la Comisión Electoral Nacional Autónoma y Permanente (Cenap), Bongo ganó las últimas elecciones presidenciales con el 64,27 % de los votos, mientras que el candidato de la principal coalición opositora Alternancia 2023, Albert Ondo Ossa, quedó en segundo lugar con un 33,77 %. Ossa había denunciado «un fraude orquestado» por el Partido Democrático Gabonés (PDG) del presidente Bongo en los comicios, que tuvieron lugar sin la presencia de observadores internacionales y con las conexiones a internet bloqueadas. Bongo, cuyo triunfo le otorgaba un tercer mandato de cinco años, está en el poder desde la muerte de su padre, Omar Bongo, en 2009, quien gobernó el país desde 1967.
El presente golpe de Estado, pondrá fin a una dinastía que lleva gobernando el país con mano de hierro desde 1967. Una nueva realidad se le presenta nación donde la edad media es de 25 años, y apenas hay quienes conocen la democracia.
Diferencias con Níger
Debe señalarse que el golpe de Estado en Níger y el último golpe acontecido en Gabón mantienen una serie de diferencias fundamentales. En primer lugar, el golpe en Níger expulsó del poder a un gobierno elegido “democráticamente”, más allá de sus lazos con occidente, mientras que lo sucedido en Gabón pone fin a una dictadura; igualmente, no se han observado todavía en Gabón las banderas rusas y mensajes a favor de Vladimir Putin que han supuesto una constante en el Sahel. La posición geográfica es otro factor que considerar. Gabón no pertenece a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), sino a la Comunidad Económica de Estados de África Central (CEEAC), lo que implica que la sonada intervención militar que podría tener lugar en Níger no sería una alternativa a tener en cuenta en este caso.
Además, mientras que el uranio y el oro resaltaban en el caso de Níger por ser sus productos de exportación con dirección Francia-Emiratos Árabes Unidos, Gabón sostiene su economía en la venta de petróleo y mineral de manganeso, con principal destino en China y la India. Repsol también lleva efectuando tareas de extracción petrolera en sus costas desde 2018, siendo España destinatario de un 4% de las exportaciones gabonesas en 2021. Sin embargo, las importaciones españolas de petróleo gabonés ya descendieron en torno a un 50% entre 2021 y 2022.
La relaciones con Francia sería el único común denominador, además del nombramiento como nuevos jefes de Estado a los hombres encargados de proteger a los presidentes depuestos en sendos países. El Elíseo ha mantenido unas relaciones excelentes con la dictadura gabonesa desde sus comienzos, Emmanuel Macron se ha reunido al menos dos veces con Ali Bongo en lo que llevamos de 2023 y la caída de Bongo ha supuesto un nuevo revés en la política francesa en África. Por otro lado, el golpe abre la puerta a nuevas dinámicas en la región, donde un puñado de dictaduras se mantienen desde hace décadas. Ya sean los Obiang en Guinea Ecuatorial, Denis Sassou-Nguesso en República del Congo o Paul Biya en Camerún, tres naciones con tres autoritarismos que hacen frontera con Gabón.
A diferencia del África anglófona, que goza actualmente de un clima político comparativamente estable, la democracia de estilo occidental no se ha afianzado en el África francófona. En los países africanos francófonos existe la sensación de que los franceses siempre han estado del lado de los gobernantes, independientemente de su popularidad. Siempre hay una conexión muy fuerte entre Francia y el Gobierno que, en muchas ocasiones, no es muy amigo de su propio pueblo. Los líderes elegidos “democráticamente” o “autocráticamente” en las antiguas colonias francesas han hecho poco para mejorar la vida de los ciudadanos.
¿Quién es Ali Bongo y cómo ha sido su gobierno en Gabón?
Durante más de medio siglo, la familia Bongo ha estado al frente deGabón. Omar Bongo lideró la República Gabonesa desde 1967 hasta 2009, cuando su hijo, Ali Bongo, fue elegido por primera vez. «Me gané mi lugar aunque mi nombre fue un obstáculo», aseguraba tras tomar la presidencia. Catorce años en los que el «heredero frustrado» no se ha librado de la polémica, la incertidumbre y la inestabilidad, principalmente, por heredar el poder de su padre.
Alain-Bernard Bongo, nació de una adolescente, Josephine Kama, en la ciudad congoleña de Brazzaville, que en aquella época aún formaba parte del imperio colonial francés, en rápida contracción. Para muchos gaboneses, el joven era conocido por sus iniciales ABO o como “Monsieur Fils” (Señor Hijo).
Bongo padre, Omar, asumió el poder en 1967, tenía fama de cleptócrata, además de ser uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna derivada del petróleo de Gabón. Fue el gobernante que más tiempo se mantuvo en el cargo en África y uno de los pilares de la “FrancAfrique”, una estrategia hoy muy cuestionada por la que Francia se vinculó a sus antiguas colonias africanas a través del amiguismo, a menudo manchado de corrupción y abusos contra los derechos humanos.
Alain-Bernard Bongo, Ali, después de la conversión de su padre al Islam) estudió en Francia antes de comenzar sus estudios de Derecho. Probó suerte con la música, pero rápidamente acabó en la polémica, siguiendo los pasos de su padre, que lo integró al Partido Democrático Gabonés, que entonces era el único partido en el país. Antes de convertirse en presidente, había desempeñado el rango de Ministro de Defensa. Su padre nunca lo apodó, pero Ali fue su heredero natural tras su muerte. En la campaña electoral que lo catapultó al poder, abogó por un «cambio» que los gaboneses siempre le han reprochado, pues quería ser el «tranquilizador» de un momento de transición sin precedentes tras 41 años de estabilidad política. Así, en las elecciones de 2009, consiguió el 41% de los votos y, hasta hoy, lideró uno de los países más ricos de África, pero que permanece empobrecido por políticas de saqueo y expolio de las riquezas naturales y por gobiernos a espaldas del pueblo.
Su reelección en 2016 solo se decidió por 5.500 votos, aunque sus oponentes denunciaron fraude electoral y sospechas de presiones. A partir de entonces, la incertidumbre bañó al territorio con manifestaciones violentas y crisis sociales, que llevaron a la región a la inestabilidad. En 2019, por ejemplo, sufrió un intento de Golpe de Estado que acabó en nada, pero este 2023, se ha repetido con éxito.
Bongo, de 64 años, esperaba dejar atrás a los que dudaban de él en su lucha por un tercer mandato en las elecciones presidenciales del pasado sábado.
*Beto Cremonte es docente, profesor de Comunicación Social y Periodismo, egresado de la UNLP, Licenciado en Comunicación Social, UNLP, estudiante avanzado en la Tecnicatura superior universitaria de Comunicación pública y política, FPyCS UNLP.
Foto de portada: Los militares anunciando la anulación de las elecciones en una televisión de Gabón.GABON 24