Desplazados y refugiados Europa

Europa cierra la puerta a los refugiados afganos

Por Juan Pedro Velázquez-Gaztelu* –
La ONU calcula que hasta medio millón de personas intentarán huir de los talibanes de aquí a finales de año. Los países de la zona deberán hacerse cargo de ellas.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que, en el peor de los escenarios, medio millón de afganos huirán de los talibanes de aquí al final del año. Con la esperanza de regresar a sus lugares de origen cuando mejore la situación, la mayoría se quedará en países cercanos, donde muchos ya tienen familiares. Otros intentarán buscar refugio en el oeste, pero esta vez se encontrarán con las puertas de Europa cerradas.

Concluida la evacuación aérea a cargo de las potencias occidentales, quienes abandonan Afganistán están haciéndolo por tierra hacia Pakistán e Irán, países que ya acogían a 2,2 millones de afganos (casi el 80% de los refugiados de esa nacionalidad) antes de que los talibanes tomaran el poder. Los gobiernos de Islamabad y Teherán se resisten a recibir más gente y han cerrado parcialmente sus fronteras, lo que obliga a los afganos que carecen de pasaporte o de dinero para obtener un visado a cruzar a través de las montañas. 

Uno de cada 10 refugiados que hay en el mundo es afgano. La Unión Europea da cobijo actualmente a 550.000, mientras que Estados Unidos ha recibido a 97.000 desde que invadiera el país con apoyo de sus aliados en 2001,tras los atentados del 11 de septiembre.

La lucha  por el voto 

En esta ocasión, Europa trata de impedir una entrada masiva de afganos para que no se repita lo sucedido en 2015, cuando más de un millón de refugiados cruzaron sus fronteras, la mayoría de ellos sirios que huían de la guerra. Aquellos sucesos derivaron en crisis política en varios países de la Unión, cuya onda expansiva aún sigue notándose. La propia Angela Merkel, que decidió acoger a medio millón de refugiados, fue objeto de duras críticas incluso dentro de su propio partido. 

En un curso político con importantes citas electorales (en Alemania y Francia, entre otros países), las fuerzas populistas y de extrema derecha han convertido el rechazo a refugiados e inmigrantes en una herramienta para ganar votos. En declaraciones al grupo de periódicos Redaktionsnetzwerk Deutschland, el embajador húngaro en Alemania, Peter Imre Györkös, resumió así la posición europea: “La UE debe exportar su ayuda, no importar problemas irresolubles en suelo europeo”. 

El objetivo de la UE es que los países limítrofes con Afganistán se encarguen de acoger a quienes escapen del régimen talibán. La decisión de los Veintisiete recuerda el acuerdo alcanzado en 2016 con Turquía para que, a cambio de miles de millones de euros, este país se hiciera cargo de los refugiados que intentasen entrar en la Unión Europea desde su territorio. 

Instransigencia

Pero Turquía aloja ya a unos cuatro millones de refugiados, principalmente sirios, y su presidente, Recep Tayyip Erdogan, ha dejado claro que su país se niega a ser el «almacén de refugiados de Europa». Con ayuda de la UE, Turquía está construyendo un muro en su frontera con Irán para impedir la entrada de afganos, muy similar al levantado por Donald Trump para frenar el flujo de inmigrantes mexicanos y centroamericanos hacia EE UU. La ruta terrestre a través de Irán y Turquía es tradicionalmente la más utilizada por los afganos que tratan de llegar a Europa. 

Aunque la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, ha hecho un llamamiento a solidarizarse con quienes huyen de los talibanes, varios gobiernos, entre ellos los de Austria, Dinamarca, República Checa, Polonia y Hungría, no dan su brazo a torcer. Austria pretende incluso deportar a terceros países a cientos de afganos demandantes de asilo.

Bruselas tiene previsto destinar 600 millones de euros a ayudar a países como Pakistán, Uzbekistán y Tayikistán a alojar a los afganos que crucen sus fronteras en busca de refugio. Es una incógnita si la ayuda europea incluirá también a Irán, país actualmente sometido a sanciones económicas por parte de la UE.

Mientras tanto, un puñado de organizaciones humanitarias, entre ellas Cruz Roja, Cáritas y Amnistía Internacional, han hecho un llamamiento a la Unión Europea para que se esfuerce en dar protección a los refugiados en lugar de poner el énfasis en el cierre de fronteras. “Aunque la mayoría de los refugiados afganos buscará un lugar seguro en países de la zona, la UE debería compartir, no eludir, la responsabilidad de darles protección”, afirmaron en un comunicado conjunto difundido a finales de septiembre. “Lamentamos la retórica engañosa y alarmista utilizada por algunos líderes europeos en las últimas semanas, que desvía la atención de las necesidades de protección de las personas, levanta barreras a la integración de los refugiados y a la inclusión en las sociedades europeas y desata el miedo a una crisis inexistente en las fronteras europeas”.

Además de las personas que deciden abandonar Afganistán, hay cientos de miles de desplazados internos que siguen en el país. Muchos de ellos carecen de alojamiento digno y de asistencia sanitaria. Las entidades firmantes del manifiesto calculan que 18 millones (prácticamente la mitad de la población) necesitan ayuda humanitaria. Solo este año, 630.000 afganos se han visto desplazados internamente a causa de la violencia y la sequía, mientras que aquellos que sufren persecución política no pueden abandonar el país. Además de la ayuda humanitaria, sostienen las organizaciones, una de las prioridades de la UE debe ser la creación de corredores seguros para esas personas.

ACNUR alerta de que el 80% de las personas que ha abandonado sus hogares tras el cambio de régimen son mujeres y niños. El secretario general de la ONU, António Guterres, denunció a mediados de septiembre que el índice de pobreza se ha disparado desde la toma de Kabul por parte de los talibanes y que los servicios básicos se han venido abajo. Uno de cada tres afganos, dijo Guterres, “no sabe dónde obtendrá su próxima comida”.

*Juan Pedro Velázquez-Gaztelu, periodista.

Artículo publicado en Alternativas Económicas.

Foto de portada: Una mujer afgana y su hija, en el campo de refugiados de Roghani, en Pakistán. ONU.

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