Nuestra América

En mi país, qué tristeza, la pobreza… (Hablando de Uruguay)

Por Gabriela Cultelli*. – La pobreza en Uruguay alcanzó a 360.000 personas, aumentando en más de 8.000 pobres el registro del año 2022 y sin pandemia y en crecimiento, ubicados prácticamente todos en el interior del país, ya que la proporción en Montevideo se mantuvo en 12,8%.

En la distribución regional, la población en situación de pobreza en el interior pasó entonces de representar el 45% del total en 2019 al 51% en 2023. Este resultado aumentó la pobreza con respecto a 2019 a 50.589 personas pobres, lo cual refuerza un proceso de empobrecimiento y desigualdad iniciado 4 años atrás.

Pero lo que más impactó fue conocer hasta qué punto ha llegado la infantilización de la pobreza en nuestro país, es decir, la proporción que representan los niños en el total de personas pobres. Es así que la información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) al cierre del año 2023 da cuenta de un total de 113.000 niños pobres, con edad hasta 12 años (ver cuadro 1).

Esto es el 31% del total de personas pobres en Uruguay. De los cuales, el 15% (54.136) son niños menores de 6 años, y el restante 16% (58.871) tienen entre 6 y 12 años. Si nos extendiéramos hasta el límite de la mayoría de edad, hasta 17 años, la proporción alcanza el terrible registro de 43% (155.000). Algo lamentable para un país que está debatiendo el futuro.

Obvio, no podía faltar el sesgo hacia la mujer. Lo podemos observar por ejemplo en relación a los hogares distinguidos por su jefatura, de hombre o mujer. En este caso la información del cuadro 1 nos revela que la pobreza en los hogares liderados por mujeres casi duplica a los hogares en situación de pobreza liderados por hombres. Y mientras los primeros crecen en el interior y disminuyen en Montevideo, los segundos presentan la situación inversa, crecen en Montevideo y se reducen en el interior del país.

Mauricio Rosa, investigador del Instituto de Economía (IECON) de la UDELAR, relacionando pobreza y desigualdad, expresó lo siguiente: “La pobreza bajó en la región en su conjunto a niveles inferiores a los de prepandemia. Uruguay es uno de los que retiene una pobreza superior, junto con Argentina, Paraguay y Perú. Si la política impositiva es una herramienta para combatir la desigualdad, y acá lo que se hace es reducir el IRPF y el IASS, eso apunta a fortalecer la desigualdad.”[1]

Es indudable además que en un contexto político donde la recuperación del crecimiento se situó en una gran transferencia de recursos del trabajo al capital, con pérdidas salariales durante tres años consecutivos, con menores recursos para políticas sociales, y con un mercado de trabajo que en este último año apuntó a la precarización de los empleos, era prácticamente imposible que el nivel de pobreza en Uruguay se redujera. Vamos a abundar sobre este último aspecto.

Entre enero 2023 y enero 2024 se crearon 45.300 puestos de trabajo, un muy buen resultado si pensamos que entre enero 2020 y enero 2024 el número de nuevos empleos es prácticamente la misma. Pero sucede que esa creación de empleo se encuentra sostenida en un avance desconocido hasta ahora de los empleos precarios. Y los empleos precarios están asociados a una baja remuneración.

Por empleos precarios vamos a entender la suma del subempleo y del empleo informal. El subempleo define a todo ocupado que pudiendo, y deseando, trabajar horario completo, las horas que efectivamente trabaja son inferiores. El empleo informal es una relación laboral que no está sujeta a la legislación nacional, por lo que no tiene aportes a la seguridad social y carece de su cobertura. El INE lo define como “No registro” a la seguridad social.

Como podemos apreciar a continuación, en el 2023 y en relación al 2022, hay 66.000 empleos precarios adicionales, de ellos 37.000 en calidad de subempleo y 29.000 informales. Los empleos formales (sin restricciones) cayeron en – 21.000, lo que hace a 45 mil (66 mil -21 mil) nuevos empleos de baja calidad. Toda una señal de desmejora de ingresos que sin duda está asociada al aumento de la pobreza. Tengamos en cuenta que la línea de pobreza, por debajo de la cual todo ingreso califica a una persona en esa condición, para Montevideo ya supera los 20.000 pesos  (poco menos de 500 dólares) y que el salario mínimo nacional 2024 es de  22.268 pesos (578 dólares).

Finalmente presentamos el gráfico 1, en el cual podemos apreciar claramente el estancamiento, y disminución, de los empleos formales (sin restricciones) y el avance en la creación de empleos precarios durante el año 2023, coincidente con el aumento de la pobreza.

GRAFICO 1

Gabriela Cultelli*Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co-Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH) y colabora con el Centro latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

Este artículo ha sido publicadoi en el portal estrategia.la/

Foto de portada:Internet

Referencias:

Título: Alfredo Zitarrosa, “Adagio en mi país”

[1] Semanario Voces del 4 de abril de 2024, Entrevista Central, “Mauricio De Rosa, economista: “En campaña electoral, hablar de impuestos es mala palabra y un suicidio político”

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