Este sábado 26 de octubre se estarán celebrando las elecciones parlamentarias en Georgia, en donde se elegirán a los 150 miembros del Parlamento.
Serán las primeras elecciones tras la reforma constitucional en 2017, por lo que los ciudadanos y ciudadanas votarán bajo el nuevo sistema electoral proporcional, siendo obligatorio obtener un porcentaje mínimo de votos del 5% y utilizando el voto electrónico. También se han modificado los procedimientos de registro. En esta ocasión, la población no votará por un candidato en específico sino por la lista del partido.
La Comisión Electoral Central georgiana (CEC) será la encargada de analizar el conteo y distribuir proporcionalmente los 150 escaños parlamentarios de acuerdo a la cantidad de votos obtenidos por los partidos que lograron superar el umbral del 5%. En el caso de que la suma de la cantidad de escaños obtenidos por los partidos sea inferior a 150, los escaños no distribuidos serán asignados a los partidos con mejores resultados. Luego del cierre de los colegios electorales, los resultados primarios demorarán entre 1 a 2 horas, luego se realiza el recuento manual para comparar y verificar datos.
Estarán participando 3.508.294 de georgianos y georgianas en donde unos 3.113.747 de electores participarán utilizando tecnologías electrónicas. Además, este año, por primera vez, 135.922 jóvenes tienen la oportunidad de participar en las elecciones. Hay 64.238 votantes en la lista de casillas de transferencia y el número de electores en listas especiales de distritos electorales creadas en otros estados es de 95.910.
“Más de 1.700 observadores de 76 organizaciones internacionales, más de 23.000 observadores de 111 organizaciones locales observarán el proceso electoral y más de 2.800 representantes de 199 organizaciones de medios cubrirán el proceso”, dijo Giorgi Kalandarishvili, presidente de la CEC.
Otras de las modificaciones realizadas en la Constitución establece que el presidente ya no será elegido mediante el voto directo de la población sino que será a partir del colegio electoral mediante votación abierta y sin debate. El Colegio electoral contará con 300 miembros que incluirán a los miembros de los máximos órganos representativos del Parlamento de las repúblicas autónomas de Georgia, Abjasia y Adjara, así como a los miembros de los órganos representativos de los gobiernos autónomos locales, que serán nominados por los partidos políticos en de acuerdo con los escaños determinados por la Comisión Electoral Central con base en la ley orgánica.
Es decir que las elecciones de mañana no sólo poseen importancia debido a que se define la composición parlamentaria legislativa del país sino que también debido a que dicha composición y cantidad de escaños por partidos será clave después para la elección presidencial en el Colegio Electoral.
Es decir, estas elecciones poseen especial importancia ya que definirán el futuro político de Georgia en un contexto de profundas tensiones internas que han causado polarización interna entre la población pero también en el marco de la política exterior y por ende del futuro geopolítico del país euroasiático.
Principales partidos políticos en disputa
Los dos principales partidos políticos son Sueño Georgiano, actual partido gobernante, que se presenta buscando su cuarto mandato, liderado por Bidzina Ivanishili y Movimiento Nacional Unido, principal partido opositor fundado por el expresidente Mikheil Saakashvili.
Existen otros partidos políticos, principalmente opositores a Sueño Georgiano, aunque con diferencias entre sí, como Georgia Fuerte, Coalición para el Cambio, Gajaria por Georgia, Lelo por Georgia y Estrategia Aghmashenebeli. Estos partidos apoyan la integración con la UE y la profundización de los vínculos con los aliados occidentales mientras rechazan la influencia rusa.
Sueño Georgiano posee una posición pragmática y nacionalista en la que se puede oir promesas del camino hacia la integración europea, de hecho fue bajo el mandato de este partido que Georgia obtuvo el estatus de candidato a la adhesión a la UE. También ha sido duramente criticado bajo las acusaciones de ser “proruso” por su enfoque de equilibrio y de no confrontación con Rusia y debido a que se ha relacionado la Ley de Agentes Extranjeros con Moscú.
Por su parte, Movimiento Nacional Unido es fuertemente proocidental, atlantista, que busca abiertamente la adhesión a la UE y a la OTAN, de hecho el enfrentamiento de Georgia con Rusia se dió en el marco de gobernanza de Saakashvili.
La actual presidenta del partido, Tina Bokuchava, ha defendido y apoyado a Saakashvili y este año participó de la Convención Nacional Demócrata en Estados Unidos en donde se anunciaba la candidatura de Kamala Harris.
Principales temas que atraviesan al electorado
Es evidente que la política internacional es sumamente importante para el pueblo georgiano, tanto es así que dos de los principales ejes de la campaña se centran en el proceso de integración de Georgia a la UE y al ala occidental; y las relaciones con Rusia.
Georgia obtuvo el estatus de candidato a la UE el año pasado, y Bruselas ha utilizado esto como herramienta de presión, de la misma manera que lo ha hecho en otros países en iguales o similares ambiciones de integración.
La reforma constitucional mencionada al comienzo de este artículo, y que en parte se aplicará en las elecciones de mañana, fue impulsada como parte de los acuerdos y exigencias de Bruselas sobre el desarrollo de elecciones justas y transparentes. Nada menor una reforma constitucional de cambio de sistema electoral para complacer a la UE.
En cambio, la Ley de Agentes Extranjeros ha sido una de las molestias más importantes para las instituciones europeas, que la han nombrado como la “ley rusa”, llegando a amenazar al país de poner en riesgo su proceso de adhesión.
El proyecto de Ley de Agentes Extranjeros había sido presentado a comienzo del 2023, no obstante debido a las protestas proeuropeas frente al Parlamento se decidió posponer el debate en el recinto.Diversos analistas consideraban estas últimas protestas muy similares al euromaidán en Ucrania, por lo que consideraron como positivo el retiro del proyecto de ley para que “no pueda ser utilizado como pretexto para otra revolución de color”.
A comienzos del 2024, Sueño Gerogiano volvió a introducir el proyecto de ley que fue aprobado en diversas instancias. La presidenta del país, Salomé Zurabishvili intentó hacer uso de su veto presidencial pero el Parlamento anuló el movimiento mediante una mayoría simple.
Finalmente la Ley de Agentes Extranjeros fue promulgada en junio de este año. Hecho que no agradó ni a Bruselas ni a Estados Unidos.
Estados Unidos aplicó sanciones contra los diputados que votaron a favor, y Bruselas jugó la carta de amenaza de paralizar el proceso de adhesión a la Unión Europea.
El punto principal de la ley, en pocas palabras, establece que las personas jurídicas que reciban más del 20% de financiación extranjera anual deberán declararlo públicamente. El objetivo es “garantizar la transparencia de la influencia extranjera”, por lo que se busca conocer las declaraciones financieras de las entidades y que sean de acceso público. También de deja constatado que “no limita la actividad de una entidad registrada como agente de influencia extranjera”.
Los opositores argumentaron que se trataba de una “ley rusa”, que coartaba la libertad de expresión y que limitaba o hacía peligrar la oportunidad de Georgia para ser reconocido como candidato a unirse a la Unión Europea (UE).
No es la primera ni única ley sobre “agentes extranjeros” en el mundo. El primer país en redactar y adoptar esta ley fue Estados Unidos en 1938, conocida como Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA, por sus siglas en inglés), disponible en el sitio web oficial del Departamento de Justicia. “La Unidad FARA de la Sección de Contrainteligencia y Control de las Exportaciones (CES) de la División de Seguridad Nacional (NSD) es responsable de la administración y aplicación de la FARA”, detallan en el sitio.
La ley FARA, de EEUU, establece que “agentes de entidades extranjeras que participan en actividades políticas u otras actividades especificadas en la ley hagan pública periódicamente su relación con la entidad extranjera, así como las actividades, ingresos y desembolsos en apoyo de dichas actividades”.
Otros países que cuentan con leyes similares son Hungría (2017), Israel (2016), Australia, que han declarado que sus leyes han calcado o mejorado la versión FARA; en Canadá se está debatiendo sobre la creación del Registro Canadiense de Transparencia de Influencia Extranjera. Bulgaria, Ucrania, Venezuela (2021), Nicaragua (2020) y Kirguistán, cada uno con sus particularidades también poseen leyes sobre “influencia extranjera”. En Rusia, la ley propia sobre “agentes extranjeros” se aprobó en 2012.
Incluso, el arco político que presentó el proyecto de ley en Georgia, Poder Popular y Sueño Georgiano, explicó que se trataba de una ley basada en la experiencia de ley estadounidense FARA, pero adaptada a las particularidades de Georgia.
Desde esta posición explicaron que la versión georgiana, a diferencia de la estadounidense, “proponía un estándar mínimo de transparencia y sólo obligaba a los agentes de influencia extranjera a presentar una declaración financiera anual”. Además, “sólo las entidades legales podían ser declaradas agentes de influencia extranjera”. Insistieron en que esta versión no censuraba ni restringía a los actores. Incluso destacaron que posee varias diferencias tanto con la FARA estadounidense como con la ley rusa de agentes extranjeros.
Las ONGs y actores no gubernamentales jugaron un papel clave en la historia reciente de Georgia. No detallaré los eventos históricos, pero sí es fundamental entender que tuvieron un rol importante, por ejemplo, en la denominada ‘revolución de las rosas’ de 2003 que acabó por ubicar a Mijail Saakashvili en el poder, un actor prooccidente y atlantista que luego de ser presidente huyó del país y estuvo ejerciendo funciones en Ucrania, hoy preso en Georgia desde 2021 por abuso de poder. Incluso varios políticos de todo el espectro partidario que hoy están cumpliendo funciones, hicieron carrera en ONGs.
De acuerdo al informe especial desde Tiflis de George Trenin, periodista y politólogo ruso “desde que obtuvo su independencia en 1991, Georgia se ha convertido en un importante receptor de ayuda estadounidense. En la década de 1990, el país recibía un promedio de $96 millones al año, en la década de 2000, antes de la breve guerra de 2008, $135 millones al año, y luego del conflicto militar, se incrementó el monto de la asistencia. En los años fiscales 2008-2009, Georgia recibió asistencia estadounidense en varias áreas por un monto de $1.04 mil millones. De 2010 a 2016, Georgia recibió hasta $77 millones anuales, desde 2017, hasta $123 millones en promedio. Para 2020, se planeó proporcionar a Tbilisi $120 millones a través del Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)”.
Según cálculos de la politóloga Beka Chedia, sólo la Fundación Soros invirtió más de 10 millones de dólares en el tercer sector georgiano en cuatro años (de 2003 a 2006). La Fundación Nacional para la Democracia, vinculada a la CIA, según sus propios informes, distribuyó 1,2 millones de dólares en subvenciones en 2013 entre tres docenas de proyectos de ONG georgianas. Las principales áreas de su trabajo fueron los programas de educación cívica, el apoyo a los medios de comunicación, incluido el periodismo de investigación, la supervisión de elecciones y el control civil de las actividades del poder legislativo ejecutivo, entre otros”, explica Trenin.
Estas elecciones son claves no sólo porque se define la composición del Parlamento, o porque dicha composición influye luego en la elección presidencial en los colegios electorales, sino porque gran parte de la población e incluso la misma Bruselas considera que el resultado de estas elecciones definen el camino que tomará Georgia: “la senda de la UE o de la senda rusa”. Ante la mirada europea se pone a prueba el compromiso georgiano con los valores occidentales, o mejor dicho, se pone a prueba su capacidad de obedecer.
El presidente del Parlamento de Georgia, Shalva Papuashvili, declaró que ya se observan “señales de que hay preparativos para el 27 de octubre para repetir el escenario de 2020, cuando hubo un intento de cambiar el gobierno de manera antidemocrática mediante acciones conjuntas de las “ONG” y la oposición” debido ‘a la activación partidista de organizaciones no gubernamentales y al hecho de que la oposición en realidad no llevó a cabo una campaña electoral’.
Según Papuashvili “del 1 de septiembre al 15 de octubre se registraron más de 250 declaraciones, comentarios o resoluciones, lo que representa una media de cinco actores distintos cada día que intervienen en la campaña electoral”.
“Documentos, la resolución del Parlamento Europeo, la declaración de 13 ministros o viceministros, sobre los cuales, por cierto, todavía no hemos descubierto de qué tipo de documento se trata. La única fuente que encontramos es la noticia “Interpressnews”, donde se cita este texto. No pudimos encontrar este texto en ningún otro lugar, no pudimos encontrar este texto en ninguno de los sitios web oficiales o de las embajadas de estos 13 países. Hasta el día de hoy no tenemos respuesta, cuál fue la declaración, de quién fue la declaración, de quién fue la iniciativa, por qué solo hay 13. No sé si Tarsi es la historia de un número o por qué, hay incertidumbre al respecto. En esencia, por supuesto, se trató de una intervención en la campaña electoral para influir en el sentimiento”.
Importancia geopolítica de Georgia
¿A qué se debe tanta importancia de la UE en un país caucásico? o realmente creemos que se trata de los valores democráticos?.
Georgia se encuentra ubicada en la región del Cáucaso y comparte frontera con Armenia, Azerbaiyán, Turquía y Rusia. Es uno de los seis países que posee salida al Mar Negro.
De acuerdo a Andrey Petrov, Director General Adjunto en Vestnik Kavkaza, durante el gobierno de Sueño Georgiano, “como única ruta Este-Oeste abierta en el Cáucaso Sur en medio del conflicto armenio-azerbaiyano y dadas las tensas relaciones entre Teherán y Bakú, Georgia se aseguró su participación en proyectos económicos globales como el Corredor Meridional de Gas, que ayuda a la UE a importar gas azerbaiyano (11,5 bcm en 2022), y el ferrocarril Bakú-Tbilisi-Kars BTK (432 mil toneladas de carga transportadas por él en 2022).
El BTK se convirtió en el billete de entrada de Georgia a los proyectos de transporte interregional de China (Un Cinturón, Una Ruta y el Corredor del Medio) debido a la posibilidad de transportar cargas por ferrocarril desde Bakú a puertos tanto turcos como georgianos. Tiflis entró en la turbulenta década de 2020 como un Estado regional de éxito centrado en los intereses nacionales y en la cooperación mutuamente beneficiosa con todos”.
Georgia, al igual que otros países del este europeo y ex territorio de la Unión Soviética, se encuentra entre la disputa de EEUU/OTAN – Rusia. Los últimos eventos históricos en territorio georgiano tuvieron como actores extranjeros a Rusia y a EEUU.
Georgia espera obtener su candidatura como miembro de la UE, proceso bastante acelerado por parte de la Comunidad Europea cuando se desató el conflicto ucraniano y decidieron avanzar en territorios que puedan servir a sus intereses. No obstante, Georgia, si bien votó contra Rusia en la ONU, no se unió a las sanciones impuestas por el bloque euroatlantista contra Rusia, ya que consideran que perjudicaría gravemente al país debido a que Georgia posee un fuerte vínculo comercial con Rusia, resguardando así su seguridad estratégica.
Por supuesto, esto tuvo un costo para Georgia en su intento de ingresar a la UE, en junio de 2022, la Comisión Europea dijo que no iba a recomendar que se le otorgara el estatus de candidato en la próxima cumbre. Mientras que Moldavia y Ucrania se convirtieron en candidatos, “Georgia recibió una lista de 12 puntos obligatorios en los que debía trabajar. Algunos de ellos fueron claramente añadidos por el mismo grupo de presión de Saakashvili”, explicó Petrov.
A pesar de este revés para ingresar en territorio euroatlántico, las relaciones entre Georgia y Rusia se intensificaron. “La cifra de negocios del comercio ruso-georgiano en 2022 aumentó un 50% interanual, alcanzando los 2.500 millones de dólares, un nuevo récord para el comercio bilateral. Este enero, Rusia encabezó por primera vez la lista de socios comerciales de Georgia, superando a Turquía; y su cuota en las exportaciones-importaciones georgianas alcanzó el 18% (263,6 millones USD)”, replicó Petrov.
Para el analista, puede ser que Georgia pueda cambiar su rumbo euroatlántico por un futuro fortalecimiento de la relaciones regionales en donde “el desarrollo del Corredor Medio de China y el centro de gas turco, que incluirá gas azerbaiyano y turkmeno además del ruso, el papel de Georgia como Estado de tránsito de mercancías y suministros energéticos irá en aumento. Esto significa que la imposibilidad de entrar en la UE dejará de importar a Tiflis en algún momento, y entonces será muy posible una revisión de la estrategia de política exterior de Georgia”.
El país caucásico también se encuentra entre el ‘tire y afloje’ de la disputa internacional más importante en la actualidad.
*Micaela Constantini, periodista y parte del Equipo de PIA Global.
Foto de portada: Giorgi Aladashvili