El ataque al cuartel militar de San Carlos emplazado en las orillas del Río San Juan fue una de las acciones de mayor relevancia en el marco de lo que se llamó el Octubre Victorioso que desarrollaron las fuerzas revolucionarias nicaragüenses que enfrentaban al somocismo.
Esta ofensiva, diagramada y organizada por la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se ejecutó entre el 12 y el 17 de octubre de 1977 y fue de determinante influencia, tanto para el impulso de la lucha insurgente como para la propia dictadura que comenzó a constatar que la fuerza oponente poseía una mayor cohesión y organización interna lo que le permitía realizar acciones de mucho mayor envergadura a nivel nacional. Todo ello enmarcado en un clima de efervescencia social que lentamente iba inclinando su apoyo activo a las fuerzas guerrilleras.
Fue así como el día 13 de octubre de 1977, empezó la ofensiva con el ataque a los cuarteles de la Guardia Nacional en San Carlos, Río San Juan, acción dirigida por Plutarco Hernández, la toma en Rivas dirigida por el Comandante Edén Pastora. En Mozonte, departamento de Nueva Segovia, el 15 del mismo mes, dirigido por el Comandante Germán Pomares Ordóñez y en la ciudad de Masaya, el 17 de octubre, dirigido por Israel Lewites Rodríguez.
Aquellas jornadas significaron una importante dosis de experiencia de las fuerzas guerrilleras donde se puso a prueba no solo la capacidad operativa de la organización sino también una prueba de fuego para los militantes que con su accionar mostraron su coraje y audacia para actuar de modo activo contra una de las dictaduras más sanguinarias del continente.
El movimiento revolucionario comprendía que el único modo de acabar con aquel proceso dinástico era afianzar la organización guerrillera y ligarla a las masas. Ello significaba buscar las formas de ensamblar cada reclamo y cada muestra de oposición a la dictadura con la táctica guerrillera que se iría intensificando. No había ninguna duda de que el precio de la libertad podía ser incluso la vida misma, sin embargo la lucha y su generalización fueron creando condiciones tras las cuales grandes grupos se incorporaron a la lucha armada ensanchando la capacidad del Frente Sandinista y permitiendo la realización de operaciones mucho más sofisticadas y de una envergadura que enfureció al Somoza que veía al territorio nicaragüense como parte de una estancia de su propiedad.
Una de las principales acciones militares dentro de aquel Octubre Victorioso fue la toma del cuartel de San Carlos, el 13 de octubre de 1977 en horas de la madrugada, cuando un reducido comando de guerrilleros compuesto mayormente por jóvenes provenientes de las localidades de la propia San Carlos y también de Solentiname, irrumpieron sigilosamente y en un golpe de mano lograron reducir al contingente de militares que se encontraban acantonados en el lugar.
La respuesta del genocida Somoza fue montar un operativo de grandes dimensiones para lograr cazar al comando que había dejado en ridículo el poderío militar de la dictadura. La represión despiadada que se desató inmediatamente afectó a los pobladores a los que se los responsabilizaba de haber prestado ayuda a los incursores y al mismo tiempo, un importante contingente de elite se puso en la tarea de perseguir para abatir a cada uno de los integrantes del grupo atacante.
Para los guerrilleros comenzó una verdadera odisea ya que tuvieron que huir velozmente hacia territorio costarricense, donde fueron apresados por las autoridades de ese país. Atrás quedaron compañeros como Ernesto Medrano, Elvis Chavarría, Donald Guevara y Roberto Pichardo; algunos de ellos muertos en combate, y otros que fueron capturados, torturados salvajemente y luego ejecutados por la Guardia Nacional.
A pesar de haber transcurridos 44 años de aquellos hechos que significaron hitos en el proceso revolucionario del sandinismo, todos los años Nicaragua recuerda y conmemora aquellos sucesos y a los mártires que entregaron sus vidas para construir una sociedad más justa y superar el oprobio de una dictadura infame y sanguinaria.
El pueblo de San Carlos y otros municipios de Río San Juan rinden homenaje a los Héroes y Mártires que protagonizaron en aquel octubre de 1977 la toma del cuartel de la guardia somocista, con diferentes actividades culturales que permiten mantener vivo el recuerdo no solo del hecho histórico en sí, sino de aquellos jóvenes, en gran parte pobladores del lugar, que asumieron el riesgo militante de comprometer su seguridad personal tras un proyecto revolucionario en beneficio de las mayorías.
Aquellas acciones militares sin dudas significaron un impulso en el ánimo de las masas que transformaron en poco tiempo la inacción y la protesta solapada, en acciones cada vez más audaces que jaquearon el poderío somocista hasta su caída definitiva en julio de 1979.
Sin dudas la Nicaragua de hoy, la acosada por el imperio y las oligarquías locales, la que continúa con las banderas históricas del sandinismo que levantara Carlos Fonseca, a pesar de todas las dificultades avanza en un proceso de mayores niveles de integración social mostrando índices sorprendentes de su evolución, lo que como es habitual, es ocultado por los grandes conglomerados mediáticos occidentales.
Honor y gloria a los héroes y mártires de la amada Nicaragua.
La misma consigna que aquellos jóvenes gritaron en la oscuridad de San Carlos sigue viva y más vigente que nunca, como el mismo recuerdo de los héroes que permanecen como referencias indispensables para no desviar el camino por el cual miles fueron capaces de entregar hasta lo más valioso priorizando los intereses colectivos.
“Patria Libre o Morir”, fue aquel grito que aun hoy retumba a lo largo de toda Nicaragua
*Alberto Miguel Sánchez es historiador y colaborador de PIA Global.