Hay cosas que no se pueden disimular ni negar, porque la evidencia histórica y política no lo permite. Así es el régimen colonialista de la supremacía judía en Palestina, un apartheid que lleva siete décadas privando represiva y violentamente a los palestinos de sus derechos fundamentales.
Apartheid es un término legal utilizado originalmente para describir el régimen segregacionista de Sudáfrica, establecido en 1948 y derrotado en 1994. Según la Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid de 1993 y el Estatuto de Roma de 1998, se trata de un crimen contra la humanidad que consiste en la intención de mantener la dominación de un grupo racial sobre otro; la opresión sistemática de un grupo dominante sobre otro; y los actos inhumanos.
La dictadura supremacista israelí contra los palestinos ha sido denunciada en repetidas ocasiones por diversos organismos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), mediante resoluciones que condenan a «Israel» por crímenes de guerra y otras violaciones. Recientemente, dos de las más importantes organizaciones internacionales de derechos humanos han presentado informes en los que señalan, de forma totalmente documentada, estos crímenes del apartheid sionista.
Una de ellas es Human Rights Watch (HRW), que publicó en julio de 2021 un amplio informe de 213 páginas en el que acusa a la ocupación israelí de cometer actos equivalentes al apartheid, crímenes de guerra y violaciones del derecho internacional y del derecho internacional humanitario. Son hechos documentados durante décadas y que concluyen en la existencia de políticas para mantener la ocupación y la dominación sobre los palestinos que viven en los territorios ocupados, incluido Jerusalén Este.
El informe de HRW demuestra que «Israel» actúa como una entidad que goza de impunidad y, para ello, cuenta con el apoyo absoluto de EE.UU., que le protege del castigo en el Consejo de Seguridad de la ONU y le permite seguir cometiendo crímenes atroces, como asesinatos, encarcelamientos, desplazamientos, violación de lugares sagrados para cristianos y musulmanes y robo de tierras y recursos naturales, como las fuentes de agua palestinas.
La publicación más reciente ha sido el duro informe de Amnistía Internacional «El apartheid de Israel contra los palestinos: un sistema cruel de dominación y un crimen contra la humanidad», que es el resultado de un largo proceso de recopilación de pruebas para exponer las violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional por parte de «Israel» en los territorios palestinos ocupados, especialmente en la Franja de Gaza.
El informe publicado el pasado 1 de febrero es la coronación de las investigaciones y análisis que se han realizado desde julio de 2017, con la colaboración de organizaciones palestinas, israelíes e internacionales, a través de estudios académicos, informes de activistas, informes de agencias de la ONU y organismos de derechos humanos, recopilados durante décadas.
Las pruebas son abrumadoras y retratan una realidad de la que el mundo es consciente, pero no se hace nada respecto a la existencia de este régimen de apartheid, prohibido por el derecho internacional, en el que los sionistas imponen un sistema de opresión y dominación contra los palestinos que viven en los territorios atribuidos a «Israel», en los territorios ocupados y contra los refugiados, con el objetivo de forzar la limpieza étnica y el desarraigo y beneficiar así a los judíos israelíes.
Amnistía Internacional denuncia que el apartheid israelí se ejerce mediante cuatro estrategias principales: 1) la fragmentación, en la que los palestinos están separados en distintos dominios territoriales, legales y administrativos; 2) la desposesión a lo largo de décadas de usurpación de tierras y propiedades, demolición de viviendas y expulsión forzosa; 3) el sistema de leyes y políticas que mantiene a los palestinos sometidos a diversas medidas de control de sus vidas, sin los mismos derechos que los israelíes judíos; y 4) mediante la privación de derechos económicos y sociales, el empobrecimiento deliberado, en el que no tienen las mismas oportunidades en comparación con los judíos.
Además, Amnistía Internacional cuestiona en su informe el hecho de que si el apartheid no es aceptable en ningún lugar del mundo, ¿por qué el mundo lo acepta contra los palestinos? Pide que se actúe para que «Israel» ponga fin al persistente crimen internacional de apartheid «desmantelando las medidas de fragmentación, segregación, discriminación y privación que actualmente se aplican contra la población palestina».
Las organizaciones palestinas acogieron con satisfacción el informe de Amnistía Internacional. El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino emitió un comunicado en el que afirmaba que el informe es «una declaración detallada de la cruel realidad del racismo arraigado, la exclusión, la opresión, el colonialismo, el apartheid y el intento de borrado que ha sufrido el pueblo palestino desde la Nakba».
El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) dijo en un comunicado que el informe es «una parte esencial y detallada de los esfuerzos internacionales y legales que buscan la justicia para nuestro pueblo palestino, que se enfrenta a la última ocupación racista bárbara en la tierra, en los esfuerzos legales para poner fin a la injusticia de la ocupación israelí.» Según el Movimiento, el informe «pone los hechos en perspectiva, describiendo la trágica realidad del pueblo palestino bajo la ocupación, al considerar la entidad de ocupación como un régimen de apartheid, y aplica un régimen de apartheid en todos los territorios palestinos ocupados».
Además, varios grupos israelíes de derechos humanos han publicado una declaración en apoyo de Amnistía Internacional, en la que condenan los ataques de «Israel» y califican de «viciosa» la manida acusación de «antisemitismo». Entre las organizaciones firmantes están B’Tselem, HaMakod, Adalah, Breaking the Silence, Israeli Center for Public Affairs, Physicians for Human Rights, Public Committee Against Torture in Israel y Yesh Din.
El Informe de Amnistía Internacional constituye un nuevo paso en la construcción de la verdad, que el mundo debe escuchar y ver de cerca, no sólo a través de la narrativa palestina, sino también a través de informes jurídicos y de derechos humanos imparciales para cualquier evaluación y toma de decisiones.
*Sayid Marcos Tenório es historiador y especialista en Relaciones Internacionales. Es vicepresidente del Instituto Brasil-Palestina (Ibraspal) y autor del libro Palestina: del mito de la tierra prometida a la tierra de la resistencia (Anita Garibaldi/Ibraspal, 2019. 412 p). Correo electrónico: sayid.tenorio@gmail.com – Twitter: @HajjSayid
