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De Gaza a Teherán

Por Masoud Sadrmohammadi*- Cómo el alto el fuego transforma la dinámica de seguridad regional.

El reciente alto el fuego en Gaza, implementado bajo el plan de 20 puntos de Donald Trump en octubre de 2025, que incluye intercambios de prisioneros, una retirada parcial de las fuerzas israelíes y la entrega de ayuda humanitaria, representa un punto de inflexión en los acontecimientos en Oriente Medio. Este acuerdo, negociado por Estados Unidos, Turquía, Egipto y Qatar, no solo ha detenido la guerra en Gaza (al menos temporalmente), sino que también tendrá un impacto significativo en el cambio del equilibrio de poder regional. La negativa de Irán a asistir a la cumbre de Sharm el-Sheikh en Egipto demostró su desconfianza en la seriedad de la medida y su escepticismo respecto a si buscaba proteger los intereses del pueblo palestino. Parece que este alto el fuego, dada la importancia de la presencia de funcionarios de diversos países, persigue objetivos que van más allá de la cuestión palestina y constituye un intento de establecer un nuevo orden regional. Naturalmente, Irán se verá afectado por este nuevo orden, y sus políticas regionales podrían cambiar como resultado.

¡La cuestión principal es la perspectiva de Israel!

Si el alto el fuego actual evoluciona hacia un alto el fuego duradero o incluso una paz duradera, la forma en que Hamás interactúa con Israel tendrá un profundo efecto en la configuración de las tensiones entre Irán y Estados Unidos; esto podría convertirse en una oportunidad o una amenaza para el futuro de las relaciones entre Irán y Occidente. Con la reducción de las tensiones entre Hamás, otros grupos palestinos e Israel, Irán desempeñaría un papel menor como factor influyente activo en la seguridad de Israel, lo que, a su vez, eliminaría el pretexto declarado de Israel para tomar medidas contra Irán y, en consecuencia, para las políticas antiiraníes de Estados Unidos. En los últimos años, especialmente tras el asesinato del general Qasem Soleimani, el comportamiento de Irán ha demostrado que no busca una escalada de tensiones en la región y considera dicha escalada contraria a sus intereses. Pero un factor que recibe menos atención aquí es la percepción que Israel tiene de Irán. En consonancia con la estrategia de prevenir el surgimiento de un Estado poderoso en la región —un objetivo que, según se informa, Tom Barrack, embajador de Estados Unidos en Turquía, articuló con claridad—, Israel busca atacar repetidamente a Irán con el fin de crear una ruptura en las políticas regionales iraníes y convertirlo en un Estado vulnerable. Naturalmente, Irán nunca ha estado dispuesto a aceptar esto y se esfuerza por preservar sus palancas de poder tanto a nivel nacional como internacional. La cuestión nuclear, los misiles iraníes de largo alcance y los grupos de resistencia se encuentran entre los asuntos más importantes que Israel y Estados Unidos explotarán para seguir presionando a Irán.

Parece que, con esta política, el objetivo inicial de Israel es debilitar o eliminar los brazos regionales de Irán, y el más importante de ellos, el desarme de Hamás y Hezbolá.

El debilitamiento del Eje de Resistencia y la influencia regional de Irán

Irán, como principal apoyo de grupos como Hamás, Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen y las facciones antiamericanas en Irak, ha recurrido durante mucho tiempo a una estrategia de “resistencia” contra Israel. Sin embargo, los duros golpes asestados por Israel a Hezbolá y Hamás en los últimos dos años han debilitado significativamente este eje. Inmediatamente después del alto el fuego, Israel y Estados Unidos plantearon la cuestión del desarme de Hamás. Al mismo tiempo, al ejercer presión sobre Hamás mediante la tortura y el asesinato masivo de la población de Gaza, también están trabajando, a través de grupos de presión políticos en Beirut, para impulsar el desarme de Hezbolá en el Líbano. Esta cuestión, que ya ha generado graves tensiones e incluso la perspectiva de una guerra civil en el Líbano, es, de hecho, un método destinado a neutralizar todos los bastiones defensivos de la resistencia en Oriente Medio contra las ambiciones expansionistas de Israel.

Naturalmente, con el alto el fuego en Gaza, también se espera que disminuyan las actividades antiisraelíes de los hutíes en Yemen, a la vez que se fortalecerán las justificaciones y las bases para una mayor presión sobre las fuerzas antiestadounidenses en Irak. Todas estas acciones deben entenderse como parte de la estrategia israelí-estadounidense más amplia para desmantelar la influencia regional de Irán y aumentar la vulnerabilidad de Teherán.

Un aspecto sorprendente de esta situación es que el debilitamiento de estos bastiones de resistencia contra Israel efectivamente allana el camino para el dominio de la seguridad israelí sobre todo el Medio Oriente, un resultado que, a largo plazo, erosionará las estructuras de seguridad de todos los estados del Medio Oriente, no sólo de Irán.

El esfuerzo por aislar diplomáticamente a Irán

Trump busca reanudar el Proceso de Paz de Abraham que se estaba llevando a cabo antes del 7 de octubre, inmediatamente después del alto el fuego en Gaza. Para ello, no ha dudado en usar amenazas e incentivos contra los pequeños estados árabes de Oriente Medio. En su discurso durante la ceremonia de firma del alto el fuego en Sharm el-Sheij, Trump se refirió explícitamente a Irán, planteando la posibilidad de incorporar a Teherán a los Acuerdos de Abraham. Esto formaba parte, en esencia, de la doble estrategia de Washington: confrontar a Irán y, al mismo tiempo, emplear la intimidación y la tentación contra él.

Estados Unidos e Israel trabajan para aislar a Irán regionalmente y, al mismo tiempo, para ejercer la máxima presión económica y política mediante sanciones para obligar a Teherán a la pasividad en su política exterior.

La continuación de la presión de las sanciones como arma contra el pueblo iraní

Con el restablecimiento de las sanciones de la ONU contra Irán y la intensificación de la presión económica estadounidense, Israel y Estados Unidos esperan desencadenar una crisis económica interna en Irán, que a su vez podría generar malestar social. La devaluación sin precedentes de la moneda nacional iraní y la consiguiente ola inflacionaria podrían agudizar el descontento público y crear las condiciones para la inestabilidad interna. En tal escenario, Israel y Estados Unidos obtendrían nuevos pretextos para aumentar la presión sobre Irán, lo que en última instancia obligaría a Teherán a retractarse de sus políticas actuales. También existe la posibilidad de que Israel explote los disturbios como justificación para una acción militar contra Irán, una eventualidad que extinguiría cualquier optimismo sobre el futuro de las relaciones entre Irán y Estados Unidos.

Riesgos militares y probabilidad de escalada de tensiones

El alto el fuego en Gaza podría redirigir la atención estratégica de Israel de Palestina a Irán. Tanto en Irán como en Israel, muchos analistas consideran plausible un nuevo ataque israelí contra Irán. A pesar de la guerra de 12 días, el bombardeo de instalaciones nucleares iraníes y el asesinato de científicos nucleares, el programa nuclear iraní no ha sufrido ninguna interrupción significativa. Por el contrario, Irán ha logrado preservar sus reservas de uranio y es capaz de reanudar su proceso de enriquecimiento. Como resultado, Israel aún conserva un pretexto para atacar a Irán e instar a Estados Unidos a cooperar en dicha operación.

La necesidad política del Primer Ministro Netanyahu de una guerra externa —para distraer la atención de las crisis internas y asegurar el apoyo político de Trump— es otro factor que aumenta la probabilidad de un renovado conflicto entre Israel e Irán.

Por otro lado, algunos expertos señalan que durante la guerra de 12 días, a pesar de la falta de preparación de Irán y la naturaleza sorpresiva de los ataques, Israel no logró ninguno de sus objetivos militares iniciales y finalmente se vio obligado a recurrir a la asistencia directa de Estados Unidos y a solicitar un alto el fuego. Argumentan que Irán se encuentra ahora en una posición defensiva mucho más sólida, lo que hace improbable que Israel se enfrente militarmente directamente con Teherán.

*Masoud Sadrmohammadi experto en asuntos turcos y caucásicos.

Artículo publicado originalmente en United World International.

Foto de portada: Reuters – Sobhan Farajvan

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