Esta vez, los riesgos de una recesión mundial son absolutamente reales y la atención para combatirlos debería haber sido una prioridad. En última instancia, aunque algunos de los resultados de la reunión del G20 pueden considerarse positivos, los defectos estructurales del G20 siguen existiendo, incluidas las acuciantes vulnerabilidades a las que se enfrenta la economía mundial en la actualidad.
Reuniones y declaraciones: el vaso está medio lleno
Uno de los aspectos más destacados de la cumbre fue el encuentro entre los líderes de China y Estados Unidos. Para ello, Xi Jinping se mostró notablemente activo, reuniéndose también con los responsables de otras economías occidentales, como Australia y Francia. La reunión entre los líderes de Estados Unidos y China parece haber reducido las tensiones bilaterales, aunque ciertamente siguen existiendo diferencias sobre la cuestión de Taiwán. Varios factores podrían contribuir a rebajar las tensiones, entre ellos las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, el creciente peso de los problemas económicos que sufren ambas naciones y el temor a una recesión de la economía mundial en su conjunto. Al menos, Xi Jinping y sus homólogos occidentales han sentado las bases para una agenda más constructiva, probablemente uno de los resultados más positivos de la cumbre del G20.
La otra parte importante de la cumbre fueron los discursos de los jefes de Estado. Para ello, las declaraciones de Xi Jinping fueron de gran importancia. Su discurso en la cumbre de Bali se centró en algunas de las carencias estructurales del G20. En particular, Xi abogó por la creación de una estructura más inclusiva del G20 y por la adhesión de la Unión Africana como miembro de pleno derecho del Grupo. De hecho, no hay ninguna razón para que la Unión Europea sea el único bloque regional representado en el G20. La incorporación de la Unión Africana al formato permitiría al Sur Global tener su propia voz en el G20, junto a una agrupación regional de economías avanzadas.
También fue importante la declaración de Xi Jinping sobre el alivio de la deuda de los países menos desarrollados, que debería ser una prioridad en los próximos años, dado el devastador impacto de la pandemia del COVID-19 en las economías de los países más pobres y los mayores riesgos para la seguridad energética y alimentaria. La frase de Xi de que “la modernización no equivale a la occidentalización” también es digna de mención, ya que sugiere que China seguirá su propio modelo de modernización en lugar de limitarse a copiar el enfoque occidental. De hecho, la competencia entre EE.UU. y China en la economía mundial es una lucha entre la fusión en un “modelo modélico” y los modelos divergentes de modernización que pueden realizar las economías del Sur Global.
La declaración final del G20: una mezcolanza de temas
A primera vista, la Declaración de los Líderes del G20 de Bali se centra en algunos de los problemas económicos más acuciantes del mundo, como la seguridad alimentaria y energética. Otro tema es el cambio climático. La declaración dice: “Reiterar nuestro compromiso con el objetivo global de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero o la neutralidad del carbono para mediados de siglo o alrededor de esa fecha, teniendo en cuenta las últimas investigaciones científicas y las diversas circunstancias nacionales”. Sin embargo, existen dudas de que estos compromisos generales tengan un impacto significativo en la consecución de los objetivos medioambientales a corto y medio plazo. Lo mismo ocurre con la liberalización del comercio: “Reiteramos nuestro apoyo al comercio agrícola abierto, transparente, inclusivo, predecible y no discriminatorio, basado en las normas de la OMC. El problema es que, a pesar de las crecientes “garantías” de los últimos años, el alcance del proteccionismo y los problemas de la Organización Mundial del Comercio no han dejado de aumentar.
Lo que se echa en falta en las mencionadas decisiones de los líderes del G20 es un conjunto de compromisos concretos y cuantificables, ya sean compromisos financieros para abordar cuestiones como la seguridad energética y alimentaria, o compromisos específicos de liberalización del comercio. Pero quizá el mayor defecto de la declaración del G20 en Bali sea la falta de atención a los riesgos de recesión y a las medidas extraordinarias que deben tomarse para contrarrestar la recesión económica mundial. Aunque la declaración menciona algunas prioridades de la política monetaria que deberían estar dirigidas a reducir la inflación, el apoyo al crecimiento económico no se articula como tal. La falta de enfoque y prioridades se aplica en particular a la coordinación de la política fiscal y el estímulo fiscal. En general, las declaraciones del G20 parecen estar cada vez más orientadas a políticas antiinflacionistas en lugar de a fomentar el crecimiento.
No obstante, la declaración final del G20 fue un éxito en algunos aspectos, aunque sólo sea porque el G20 consiguió llegar a un compromiso sobre el texto de la declaración. Esto se debe en gran medida al creciente papel del Sur Global en el G20 y, en particular, a Indonesia como país presidente. La capacidad de salvar las diferencias demuestra el potencial del G20 para convertirse en una plataforma en la que las economías desarrolladas y en desarrollo puedan alcanzar un equilibrio constructivo, a pesar de los desacuerdos que probablemente persistirán en una serie de cuestiones globales clave.
¿Cuál es la eficacia del G20?
Ciertamente, la adopción de declaraciones es una función importante, pero no la más importante, del G20. Más bien, la razón clave para la continuación del formato es la eficacia de la coordinación de la política económica y las medidas anticrisis. En este sentido, el G20 desempeñó un importante papel en la puesta en marcha de un paquete de estímulos coordinado durante anteriores crisis mundiales. El paquete de estímulo coordinado de 2020 superó en escala los planes adoptados para hacer frente a los efectos de la crisis de 2008-2009 y también incluyó la participación de los bancos multilaterales de desarrollo. Así, se activó una mayor parte de la Red de Seguridad Financiera Global.
También ha habido algunas iniciativas importantes para reforzar la cooperación económica internacional (Global Infrastructure Hub, Global Initiative to Reduce Land Degradation and Enhance Land Habitat Conservation), pero la gravedad general de los problemas globales de la economía mundial actual (proteccionismo, crisis energética, carga de la deuda, recesión inminente) sugiere que la eficacia del G20 es limitada. Estas limitaciones están relacionadas con la incapacidad de las economías desarrolladas y en desarrollo para salvar las diferencias en cuestiones globales clave, como ocurrió con la escasa eficacia de la OMC. Además, existe el problema de la exclusividad del formato del G20. Incluso con la posible inclusión de la Unión Africana en el G20, éste seguiría sin ser lo suficientemente inclusivo y no incluiría a varias otras partes de la economía mundial.
A pesar de estas limitaciones, Rusia considera que el G20 es una importante plataforma de cooperación internacional que reúne a las mayores economías desarrolladas y en desarrollo del mundo. A lo largo de su pertenencia al G20, Rusia ha presentado una serie de propuestas e iniciativas para reforzar la estabilidad económica internacional, crear puestos de trabajo y desarrollar un enfoque global de las políticas del mercado laboral (todas ellas lanzadas en 2013 durante la Presidencia rusa del G20). Además, Rusia considera que el G20 es una valiosa plataforma para reforzar la coordinación de las políticas económicas entre las economías del BRICS (todos los países del BRICS son miembros del G20), así como con otras grandes economías del Sur Global.
Evolución del G20: ¿Qué viene ahora?
De cara al futuro, una característica única de las cumbres del G20 en los próximos tres años es que serán presididas por las economías del BRICS: en 2023 India presidirá el G20, en 2024 Brasil y en 2025 Sudáfrica. De 2023 a 2024, la troika gobernante del G20 estará formada en su totalidad por economías emergentes y en 2024 sólo por las economías BRICS (India, Brasil y Sudáfrica). Se trata de una valiosa oportunidad para que las economías de los BRICS y el mundo en desarrollo en su conjunto hagan una contribución tangible a la gobernanza mundial. Las afirmaciones de las principales economías del Sur Global de que están cambiando el mundo a mejor pueden someterse ahora al más riguroso escrutinio. En esta sucesión de tres años de presidencias del BRICS-G20, India será crucial porque algunas de las iniciativas que Nueva Delhi pueda proponer podrán ser apoyadas y continuadas por Brasil y Sudáfrica dentro de unos años.
¿Cuáles podrían ser estas iniciativas? Tal vez podrían abordar la falta de alcance e inclusión del G20 con respecto al resto del mundo, especialmente el Sur Global. En este sentido, una plataforma dentro del G20 que reúna a los bloques de integración regional de los países del G20 podría ser una forma probable de dicha tarea. Ya en 2017-2018, el Club Valdai propuso la creación de un mecanismo para los bloques de integración regional del G20. El Club Valdai propuso la creación de un mecanismo Regional 20 (R20) para reunir los mecanismos de integración regional dirigidos por los Estados del G20. Esto aumentaría la participación de las pequeñas y medianas economías en la gobernanza mundial como socios regionales de los miembros del G20. Una versión más amplia de esta propuesta podría implicar no sólo a los mecanismos de integración regional, sino también a agrupaciones regionales como la CELAC y la Unión Africana.
Otra idea podría ser invitar al Nuevo Banco de Desarrollo a las cumbres del G20 en los próximos tres años, junto con los participantes tradicionales de las reuniones anuales, como el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Africano de Desarrollo. Otra posibilidad es crear una plataforma para los mecanismos de financiación regional y los bancos de desarrollo regionales, para trabajar con las instituciones de Bretton Woods en la organización de un sistema de diagnóstico/prevención de crisis ex-ante y de resolución ex-post.
*Artículo originalmente publicado en el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia (RIAC).
Dr. Yaroslav Lisovolik, Director del Programa del Club de Debates Valdai, miembro de la RIAC.
Foto de portada: Mast Irham/ Pool