La segunda ciudad más grande de Kenia se enfrenta a un mar de problemas. La ciudad portuaria aún se estaba recuperando de la grave interrupción causada por la pandemia desde 2020 cuando el resurgimiento del virus en China, particularmente en la capital económica Shanghái, comenzó a bloquear los flujos comerciales. Los comerciantes de África oriental se han visto privados de su principal fuente de importaciones, mientras que el Shippers Council of Eastern Africa informa de bajos volúmenes de comercio, en particular en productos agrícolas y algodón exportados desde Uganda. Content Nation escribe sobre un tema interesante.
Consecuencias de la guerra
La incursión rusa en Ucrania, que comenzó en febrero y fue seguida de fuertes sanciones contra Moscú, también detuvo las importaciones de trigo de ambos países en toda la región. Este fue un gran golpe, ya que el trigo ucraniano y ruso representaba casi todas las importaciones de trigo de Somalia antes de la guerra, el 60% en Ruanda y Tanzania, y el 40% en Kenia. Según los comerciantes, Kenia ha tenido que comprar trigo de Australia, Nueva Zelanda y Argentina, lo que interrumpe aún más las rutas comerciales normales a medida que se acumulan los retrasos. Esto está provocando interrupciones en el sector del transporte por carretera, representado por la Asociación Internacional de Carga y Almacenamiento de Kenia (Kifwa), que se enfrenta a la falta de contenedores disponibles en Mombasa y al aumento de los precios del combustible.
El tema del combustible, que está afectando a otros países del este de África como Burundi, ha dado un giro político en Kenia. La finalización en noviembre pasado del desmantelamiento del oleoducto más antiguo del país entre Mombasa y Nairobi ha complicado aún más el flujo de combustible entre las dos ciudades, con camioneros interviniendo en la brecha.
La escasez de combustible precipitó la partida del principal distribuidor de combustible de Kenia, Rubins Energie, a Francia a mediados de abril. Una semana después, el gobierno de Kenia anunció felizmente la llegada de siete cargueros petroleros a Mombasa. Pero el país siguió sufriendo escasez localizada a fines del mes pasado y comenzó negociaciones con los Emiratos Árabes Unidos con la esperanza de abastecerse allí de un tercio de sus necesidades de combustible.
En un año electoral la política keniana eleva su temperatura
En este contexto, Mombasa se convertirá en un tema importante en las elecciones generales de Kenia en agosto. Raila Odinga, el candidato respaldado por el presidente saliente Uhruru Kenyatta, prometió que dentro de los tres meses posteriores a su elección trasladaría toda la administración portuaria a Mombasa. Había sido reubicado parcialmente en Naivasha, en el centro del país, donde se transportan en tren los contenedores que llegan en carga.
Odinga había sido durante mucho tiempo una figura popular en la costa durante sus décadas en la oposición. Ahora está tratando de demostrar que todavía está dispuesto a defender su antiguo bastión, que se ha acercado gradualmente a su principal rival, el vicepresidente William Ruto. Odinga luchó el mes pasado para que el parlamentario Abdulswamad Shariff Nassir fuera nominado como candidato a gobernador de Mombasa en nombre del partido Movimiento Democrático Naranja (ODM). Nassir finalmente fue elegido sobre su rival Suleiman Shahbal, quien cuenta con el apoyo de la comunidad empresarial. Kenyatta intervino para ayudar a disuadir a Shahbal de postularse, pero los partidarios de este último continúan protestando contra el proceso de nominación.