Su acción parlamentaria fue definitiva para destapar la parapolítica de la ultraderecha uribista y la ejecución de los “falsos positivos”, adelantados por las Fuerzas Militares y de policía durante los gobiernos de Uribe Vélez y Juan Manuel Santos, que acabaron con la vida de más de 10 mil colombianos, problemática que es objeto de un amplio proceso judicial en la justicia transicional que representa la JEP, a la que acuden casi 4 mil militares, entre generales y soldados profesionales, para responder por sus execrables crímenes.
Petro fue candidato presidencial en el año 2018, donde obtuvo más de 8 millones de votos, la mayor convocatoria de la izquierda colombiana, quedando de segundo en tal evento, pues el ganador fue el candidato de Uribe Vélez, Iván Duque, quien se impuso fruto de un masivo fraude electoral financiado por las mafias de las drogas de la Costa Caribe, Santander y Antioquia.
En virtud del Estatuto de la Oposición, Petro entro a ejercer como Senador y desde su curul ha desplegado una potente agitación política para estimular la acción popular con huelgas, bloqueos de vías y grandes manifestaciones, en las que se levantan importantes banderas como el empleo, la reforma agraria, la salud, la educación universitaria, los salarios de los educadores, la defensa de los recursos naturales, el rechazo a la mega-minería, la denuncia de la corrupción, el repudio del asesinato de líderes sociales, la denuncia de las masacres y la defensa de los acuerdos de paz.
Con su liderazgo, Petro ha demostrado que no es suficiente el mero debate parlamentario para frenar las políticas neoliberales, que se necesita trascender el escenario legislativo para que la movilización social haga ceder la barbarie fascista y la arremetida neoliberal, como ocurrió con la reforma tributaria de Carrasquilla en el primer trimestre del 2021.
Resultado de dicha estrategia son los gigantescos levantamientos populares en Colombia ocurridos en el 2019, el 2020 y en mayo del 2021.
Se puede decir que gracias a esta potente movilización el gobierno de Duque/Uribe ha sido colocado contra la pared, aunque la salida gubernamental fue la violencia y la represión policial, con cientos de líderes sociales asesinados, permanentes masacres de campesinos y un exterminio continuado de guerrilleros de las Farc en proceso de reincorporación.
Hoy, Petro funge como candidato presidencial de una coalición conocida como Pacto Histórico, promotora de una serie de manifestaciones y movilizaciones que le dan contenido al actual campo político, en tanto la derecha replegada tantea para entrar a la contraofensiva, con sus consabidas campañas de terror, miedo y sangre, que es a lo que está dedicado ahora el Supremo Jefe de la ultraderecha fascista, Uribe Vélez.
En lo que resta del 2021 y para los primeros meses del 2022 lo previsible es un auge de la campaña petrista con nuevos sectores sumados a sus huestes populares.
Hay un factor Petro muy preponderante en la política colombiana como reflejo de un bloque popular bastante sólido que bien puede saltar al poder presidencial en el 2022, con una amplia presencia en las cámaras legislativas, para dar respaldo a las iniciativas de reforma con alcance estructural.
Los riesgos son muchos. Puede ser que el bloque oligárquico fascista y pro imperialista, al ver que pierde espacio de maniobra, recurra al magnicidio para liquidar a Petro, como ocurrió con Gaitán en 1948 desatando una pavorosa guerra civil.
Hay amenazas de un siniestro grupo paramilitar, el Clan del Golfo o los urabeños, en cuya junta directiva hay dos generales activos de las Fuerzas Armadas, para liquidar a Petro en el momento menos pensado.
Se trata de gente muy poderosa y peligrosa, ligada a Uribe Vélez, capaz de cualquier cosa, como sucedió con los magnicidios de Luis Carlos Galan, Jaime Pardo, Bernando Jaramillo y Eduardo Pizarro, líderes que en su momento alcanzaron grandes audiencias populares y democráticas, que fueron frenados a punta de plomo.
En Colombia estas cosas son pan de todos los días. Acá matan y matan líderes sociales, ex guerrilleros de las Farc, se masacran campesinos y no pasa nada, todo sigue igual; aunque las más recientes movilizaciones dan cuenta de tendencias que pueden ayudar a los cambios que propone Petro en su intensa gira por todo el territorio colombiano.
Notas:
*Politólogo y periodista colombiano. Colaborador de PIA Global