Tras la decepción del juicio contra Frontex, que se saldó sin grandes consecuencias, y la consolidación sin más debate del Nuevo Pacto de Migración y Asilo, Europa inicia seis meses inciertos en materia migratoria: Eslovenia ostenta la próxima presidencia de la Unión Europea, con su ultraderechista líder Janez Jansa al frente. En Bruselas, cientos de migrantes hacen huelga de hambre para exigir que se regularice su situación, mientras que Italia vuelve a retener barcos de rescate en pleno resurgir de la ruta del Mediterráneo Central. En la frontera este, Bielorrusia presiona permitiendo el paso de migrantes hacia Lituania. Desde Dinamarca, llegan, de nuevo, noticias de una política antiinmigración que no esconde su hostilidad.
Un ultraderechista al timón
La nueva presidencia de turno de la Unión Europea, que corresponde en el segundo semestre del año a Eslovenia, ha despertado mucha inquietud. El presidente del país, Janez Jansa, de extrema derecha y cercano al húngaro Víctor Orban, es conocido también por su retórica antimigración, salpicada de islamofobia, una de las piedras angulares de su propuesta política. En un estilo cercano al de Donald Trump, el mandatario, al que se señala también por sus tendencias autoritarias, su intento de control sobre la prensa, o sus posturas contra el colectivo LGTBI, no ha dudado en burlarse y ridiculizar las críticas que ha suscitado.
Alarmado ante el rumbo que puede tomar Europa con Jansa al timón, el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) alertaba del riesgo de que su postura antiinmigración escorase la ya dura política migratoria europea hacia escenarios más restrictivos. “Hay pruebas crecientes de que se deniega el acceso al asilo sistemáticamnete a solicitates de protección internacional en Eslovenia, con muchos refugiados y migrantes devueltos a la fuerza a Croacia”, denunciaban. Y recordaban cómo la justicia italiana ha detenido recientemente las deportaciones a Eslovenia alegando el riesgo de que los solicitantes de asilo sean sujetos a trato inhumano y degradante, para ser expulsadosa Croacia y de ahí a Bosnia y Serbia.
Estas devoluciones en cadena han sido admitidas por el propio primer ministro, claro en cuanto a su objetivo de reforzar las fronteras externas frente a la migración. Una de las medidas que prevé este país situado en la ruta de los Balcanes es disponer una nueva valla alambrada con videovigilancia a lo largo de 60 kilómetros en su frontera con Croacia. Los días 7 y 8 de julio, Eslovenia albergó un encuentro informal del Comité estratégico de Inmigración, Fronteras y Asilo (SCIFA), centrado en la regulación de procedimientos de asilo y el rol de las agencias europeas en la gestión de las fronteras externas. Para el Ministro de Interior esloveno, Alej Hoys, “migración y gestión de las fronteras son los temas centrales que ha debido enfrentar la UE en los últimos años”.
Bielorrusia deja pasar migrantes como represalia
Un nuevo pulso con las personas migrantes como moneda de cambio se da en los confines de la Unión Europea, esta vez es Bielorrusia el país limítrofe que ha decidido permitir el tránsito de estas personas, como forma de presión política. ¿El motivo? Las sanciones económicas contra el país por haber desviado en mayo, a través de una falasa amenaza de bomba, un avión que sobrevolaba Lituania hacia Minsk con el objetivo de detener al desidente político Roman Protasevich.
Cientos de personas provenientes en su mayoría de Irak han llegado a Lituania. Las autoridades lituanas han acusado a Bielorrusia de facilitar la llegada de migrantes a la proximidad de las fronteras y han anunciado que construirán una barrera y desplegarán tropas para impedir el paso de migrantes.
Italia vuelve a retener barcos de rescate
Liberado del discurso beligerante y xenófobo de Matteo Salvini, el gobierno italiano ya no es noticia por sus politicas migratorias, lo cual no evita que haya vuelto a impedir la labor de las organizaciones que se ocupan de salvar vidas en el Mediterráneo central. Lo hizo en junio, reteniendo de nuevo los barcos alemanes Sea-Eye 4 y Sea-Watch 4, y lo ha vuelto a hacer los últimos días, impidiendo la salida del Geo Barents, embarcación de Médicos sin Fronteras. Para bloquearlos en Sicilia ha aducido cuestiones de seguridad de los barcos.
Con el retorno de miles de personas a la ruta del Mediterráneo Central, Italia ha instado al resto de los Estados miembro a que sean solidarios y asuman el reparto de quienes llegan a sus costas, según el Ministerio de Interior del país son 19.300 personas las que han llegado a Sicilia desde principios de año; la Organización Internacional para las Migraciones recoge, por su parte, que 700 personas han perdido la vida en su viaje desde Libia o Túnez hasta Italia. El 3 de julio, una de estas embarcaciones naufragó en aguas tunecinas causando la muerte a 43 personas.
Dinamarca contra el asilo
En Copenhague se aprobó una ley el pasado mes que introduce una novedad que ha puesto en guardia a las organizaciones migrantes y de derechos humanos, pero también a las Naciones Unidas y a la Comisión Europea que ha cuestionado la compatibilidad de esta iniciativa con las obligaciones internacionales del país. Por una gran mayoría (70 votos a favor frente 24 en contra) el Parlamento danés decidió habilitar que los procesos de refugio iniciados en el país se tramiten fuera de Europa: es decir, que quienes llegan a Dinamarca solicitando asilo puedan ser enviados a terceros países fuera de la UE para esperar allí la resolución.
La posibilidad de derivar a solicitantes de asilo a terceros países ya fue puesta sobre la mesa en la UE en 2017-2018, desechándose por cuestiones humanitarias y económicas. Con su propuesta de abrir esta vía la decisión danesa podría sentar un preocupante precedente. El viaje del ministro de migraciones Mattias Tesfaye a Ruanda, la pasada primavera, despertó especulaciones sobre la posibilidad de que este país africano fuera el elegido para enviar a los solicitantes de asilo que arriban a Dinamarca y continuar sus procesoso ahí.
No es la primera vez que Dinamarca llama la atención por sus políticas migratorias y el discurso antiinmigración que irradia el Partido Popular Danés, de extrema derecha, pero que impregna a todo el arco político. En marzo, el gobierno danés revocó el permiso de residencia a más de 200 sirios con el argumento de que Siria ya era un país seguro —la ultraderecha mientras repartió anuncios en la ciudad en los que se veía una playa y unas gafas de sol, que invitaban a los refugiados de ese país a retornar—, en 2016 otra polémica ley permitía requisar a las personas refugiadas sus joyas y otras pertenencias con la excusa de sufragar así los costes derivados de su atención. Cabe recordar que la anterior ministra de migraciones, Inger Stojberg, propuso aislar a los migrantes “no deseados”, aquellos con antecedentes que no pueden ser expulsados a sus países de origen, en una remota e inhóspita isla: “No les queremos en Dinamarca y tienen que sentirlo”, llegó a publicar en Facebook.
Huelga de hambre desesperada en Bélgica
Tras más de un mes, las 400 personas que iniciaron una huelga de hambre el 23 de mayo en Bruselas se encuentran exhaustas y en precarias condiciones de salud. Desde el pasado febrero, los sin papeles ocupan la Iglesia de Béguinage, junto a otros edificios universitarios de la ciudad. Exigen una regularización de su situación, pero el gobierno del país no está dispuesto a ceder. Las organizaciones que apoyan a este colectivo reportan un empeoramiento general de la salud de las personas en huelga que ha entrañado ingresos hospitalarios, así como seis intentos de suicidio.
El Secretario de estado sobre Asilo y Migración, Sammy Mahdi, ha calificado como “chantaje” la drástica acción emprendida por las personas migrantes, la mayoría procedentes del Norte de África. Ante la ausencia de respuesta, las organizaciones refieren un desánimo generalizado. Las personas en huelga, que la semana pasada llegaron a coserse los labios saltando sus imágenes a las portadas internacionales, llevan en muchos casos más de una década en el país. Las organizaciones acusan al gobierno de haber endurecido las políticas migratorias durante los últimos diez años, llevando a una situación de extrema vulnerabilidad a miles de personas, situación agravada por la crisis. Recuerdan que desde 2009 no ha habido ningún proceso de regularización en el país.
*Sarah Babiker, periodista.
Artículo publicado en El Salto.
Foto de portada: Janez Jansa, el ultraderechista líder esloveno