Nuestra América

Chile: 47 años de la caída en combate de Miguel Enríquez Espinosa.

Por Tony López R*
En esta coyuntura política, económica y social, en víspera de las elecciones presidenciales, se conmemora hoy 5 de octubre una luctuosa fecha ocurrida hace 47 años.

Chile vive uno de los momentos más trascendente en su historia republicana, impuesto por el clamor de su pueblo, se ha logrado que se convoque a eliminar la Constitución pinochetista que desde 1980 fue impuesta por el dictador Augusto Pinochet, apoyado por la oligarquía chilena y las elites de poder económico y político de ese país.

El 5 de octubre de 1974, hace 47 años se produce en Chile un fatal acontecimiento, cuando la criminal fuerzas de seguridad de la dictadura pinochetista asalta, la casa azul de la calle Santa Fe, en Santiago de Chile, donde se refugiaba el Secretario General del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Miguel Enríquez Espinosa, junto a su esposa Carmen Castillo, y dos de sus compañeros miembros de la Comisión Política del MIR.

Ilustración de Carlos Tato Ayress

Miguel defendió fieramente esta trinchera, hasta que cayó abatido por las hordas sangrientas de la dictadura pinochetista. Con la muerte de este extraordinario hombre de pensamiento y acción, llamado a convertirse en jefe de la revolución chilena, nuestra América toda perdió a uno de sus más preclaros hijos, pero su legado sigue guiando el camino no solo de la juventud chilena, sino también de hombres y mujeres que en nuestra región hoy levantan la bandera de la justicia social, la integración latinoamericana y caribeña, y la real democracia, basadas en el pensamiento del libertador Simón Bolívar, de José Martí y José de San Martí.

Las directivas burocráticas de los partidos tradicionales de la izquierda chilena defraudan las esperanzas de los trabajadores; en vez de luchar por el derrocamiento de la burguesía se limitan a plantear reformas al régimen capitalista, en el terreno de la colaboración de clases, engañan a los trabajadores con una danza electoral permanente, olvidando la acción directa y la tradición revolucionaria del proletariado chileno.

Es sobre estos principios que no se han modificado el sistema de explotación, excluyente y violatorio de la justicia social imperante en Chile. Miguel Enrique elegido en el II Congreso del MIR como Secretario General del MIR, le imprime nuevos conceptos a los objetivos políticos de esta joven organización que se fundó el 15 de agosto de 1965 y que lo basa en la declaración de principios fundacional del MIR en su I Congreso que expresaba:

“Las directivas burocráticas de los partidos tradicionales de la izquierda chilena defraudan las esperanzas de los trabajadores; en vez de luchar por el derrocamiento de la burguesía se limitan a plantear reformas al régimen capitalista, en el terreno de la colaboración de clases, engañan a los trabajadores con una danza electoral permanente, olvidando la acción directa y la tradición revolucionaria del proletariado chileno. Incluso, sostiene que se puede alcanzar el socialismo por la «vía pacífica y parlamentaria», como si alguna vez en la historia de las clases dominantes hubieran entregado voluntariamente el poder.”

Es así como ya en tiempos tan hoy lejanos de la fundación del MIR, esta organización revolucionaria asumió la vía armada, como una de las formas de lucha, pero no la única, su accionar estuvo también marcado por combinación de todas las formas de lucha.  Apoyado por una dirección combativa y sectores sindicales como el prestigioso Clotario Blest, desarrollaban trabajo político entre las masas trabajadoras, campesinas, estudiantiles, destacándose jóvenes como Luciano Cruz, Bautista van Schouwen, Andrés Pascal Allende, Nelson Gutiérrez, Luis Vítale, Edgardo Enríquez, Víctor Toro y otros destacados y combativos militantes. 

Nelson Gutiérrez, Miguel Enríquez (Sec. General), Edgardo Enríquez y Bautista Van Schouwen durante una conferencia de prensa de la dirección del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en Santiago, cerca de 1972.

Cuando en diciembre de 1967 se celebra el III Congreso del MIR, Miguel estaba convencido de que las condiciones objetivas en Chile estaban dadas para desarrollar la lucha y el enfrentamiento con el sistema, el gobierno de Eduardo Frei Montalva, había incumplido sus promesas electorales, la pobreza y la miseria seguían creciendo, la reforma agraria–por él proclamada– quedaba en palabras, la discriminación y el absoluto abandono de la población mapuche por parte de un gobierno elitista, la profundización en las diferencias sociales, el abandono de grandes zonas fuera de la capital y de algunas regiones por el gobierno y la entrega al capital extranjero de la riquezas minerales, especialmente el cobre, eran factores que hacían crecer la insatisfacción y el descontento popular, lo cual allanaba el camino para el inicio del proceso revolucionario por una vía distinta a la electoral: la lucha armada.

Miguel Enríquez viaja a Cuba en 1967, había sido dirigente estudiantil y Secretario del MIR. Conoció el ejemplo de la Revolución Cubana que bajo el liderazgo fe Fidel se enfrentaba al imperialismo.

Admirador del Che y de su ejemplo, había asumido como principio sus posiciones y tareas revolucionarias y compartía el criterio de que la burguesía nunca entregaría el poder mansamente.

En ocasión de visitar Cuba en el año 71 fue recibido por el Comandante Fidel Castro y tuvo una larga u prolongada noche-madrugada. De aquella noche el Comandante Manuel Piñeiro nos comentó «Fidel se quedó bien impresionado con Miguel Enríquez y nos dijo, tuve la impresión de tener frente a mí a un Simón Bolívar, sus posiciones de luchar por la integración y unidad latinoamericana y su pensamiento antiimperialista, lo que quería para su amada tierra chilena y la pasión y fuerte sentimiento patriótico, me dije, estoy frente a un nuevo Bolívar”.

Dos años después, en 1970  triunfa la Unidad Popular con uno de los más prestigioso líderes políticos del país, Salvador Allende, es elegido Presidente y con  presteza, puso manos a la obra con el propósito de cambiar el sistema y modelo de gobierno, para recuperar las riquezas del país y ponerle coto a la injusticia social, ese gobierno de no era del agrado de los Estados Unidos, gobierno que unido a la derecha política y económica chilena,  comenzaron a poner obstáculos y terminaron por organizar y ejecutar un criminal golpe de Estado que encabezó el traidor y criminal de guerra el general Augusto Pinochet.

Ilustración de Carlos Tato Ayress

17 años duraría esta brutal dictadura, que impuso la política de muerte, tortura, violación de los derechos humanos y un modelo económico, importado de Estados Unidos, los llamados Chicagos Boy, que entregaron el país y las riquezas chilenas a las transaccionales, que lo han unido más en la pobreza, los gobiernos de Patricio Alwyn, Ricardo Lagos y Michel Bachelet, profundizaron la crisis económica, política y social, que aprovechada por la extrema derecha en el gobierno de Sebastián Piñera, acabaron con la paciencia de este noble pueblo y este dijo no aguanto más.

Los acontecimientos, marchas y protestas, que provocaron más de 50 muertes cientos de heridos incluyendo las victimas que la criminal fuerza de carabineros, que dejaron ciegos a decenas de jóvenes y unos 300 con problemas visuales y cientos de detenidos, esperar recibir justicia y que la señora Bachelet, se pronuncie y condene a Chile por violar los derechos humanos e inicie una investigación para condenar a los pinochetistas.

Al fin la crisis política abrió solo una pequeña ventana, para modificar la constitución pinochetista que hoy vive el país, y digo ventana, porque en realidad lo que en Chile para sanear toda la saga de Pinochet y de los gobiernos entreguistas posteriores, es la de celebrar una Asamblea  Nacional Constituyente donde el pueblo directamente pueda opinar y sugerir incluir en sus artículos,  que beneficien a su  pueblo, todo parece indicar que aún la elites  que se encuentran ocupando curules en el congreso lo impiden y lo que se ha planteado en una Convención, lo que limita la participación del pueblo. 

A 47 años de la muerte que heroicamente se llevó, en combate desigual, con los sicarios y esbirros de Pinochet, peleando por lo que al final le ha venido a dar la razón, el reformismo político, no sacara a Chile de su crisis, la burguesía nunca entregaran tan mansamente el poder y es lo que está ocurriendo hoy, cuyo último escándalo esta destapado con las fortunas que el presidente Sebastián  Piñera tiene depositado según la propia prensa chilena e internacional ha publicado, en los paraísos fiscales.

Honor y Gloria a Miguel Enríquez Espinosa, y a todos los mártires y patriotas chilenos que entregaron sus vidas por su pueblo.

Notas:

*Periodista, politólogo, analista internacional

Fuente: Colaboración

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