Respecto de la posibilidad latente de crear una moneda común para los BRICS, la Cancillería rusa comunicó que ese será un tema a abordar de cara a la próxima Cumbre que el organismo multilateral se dispone a celebrar entre el 22 y 24 de agosto en Sudáfrica.
La exposición de un Orden Multipolar se denota en los acontecimientos que se precisan con mayor evidencia en la parte oriental del planeta, pero también concretándose con suscripciones directas por parte de algunos países de América Latina como Brasil, Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Argentina, que cada vez asumen una mayor integración financiera con la República Popular China.
Los resultados económicos en ese tipo de relaciones multipolares, estableciéndose geoeconómicamente en la actualidad, han resultado más convenientes por la gran demanda China y por su moneda, el yuan, que continúa supliendo al dólar entre las
transacciones interbancarias globales, proyectándose de este modo una mayor formalidad internacional de los BRICS (Brasil-Rusia-India-China-Sudáfrica), ya que el potencial energético, tecnológico e industrial de la suma de las partes es más favorable económicamente; en diferencia de las ya obsoletas relaciones transitadas con EE. UU. de forma unipolar y unidireccional.
Así, logran configurarse acuerdos bilaterales con China, principalmente, y en bloques económicos regionales que se encuentran en estado de cooperación, dando muestra del reemplazo comercial anteriormente expresado con Washington y otorgando un lugar más preponderante de intercambio con el gigante asiático y en reciprocidad con las monedas locales de distintas naciones entre las que se encuentran el rublo ruso, la rupia india o el real brasileño.
Hemos mencionado aquí, en la Columna Internacional N°3 (abril), la intermediación del Ministro de Exteriores de China para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudí e Irán; la cual resultó en amplio despliegue político de prácticas de pacificación para la zona del Golfo Pérsico e impactando con distintas aproximaciones en las relaciones del mundo árabe, tomando como ejemplo el
regreso de Siria a la Liga Árabe el pasado 19 de mayo; luego de que la misma República Árabe Siria fuera suspendida en 2011 de esa Liga, habiendo sido país fundador de dicho organismo de integración en 1945.
De esta manera, en el plano político, las connotaciones de ese Mundo Multipolar pregonan por ser de una perspectiva igualitariamente soberana e independiente en las relaciones, tratándose con la fundamentación de autodeterminación de los pueblos que indica la Carta de la Organización de Naciones Unidas; redactada por convención mundial luego de la llamada Segunda Guerra Mundial de 1939-1945 ejercida entre el Eje Nazi y los Aliados; la cual costó que decenas de millones de personas fueran víctimas mortales tras a su paso. Por consecuencia, el sentido de síntesis para la comprensión mundial sobre el derecho internacional y las relaciones diplomáticas determinadas por Naciones Unidas no implican sujeción sino igualdad entre los Estados; aunque veamos, por ejemplo, los resultados que provocan las permanentes injerencias unilaterales de EE. UU. ya conocidas, al aplicar las llamadas “sanciones” [político-financieras] hacia países que considera “enemigos”, pero que son
en realidad posibles “competidores” de lo que queda de su hegemonía, entre los que se encuentra, además de varios Estados, el continente Europeo…
Esta es una de las razones por las que el ordenamiento geopolítico en curso de países y bloques de países, llamados “emergentes”, logran transpolarizarse hacia modalidades de relaciones distintas a las conocidas epistemológicamente por Occidente durante el siglo pasado y que, por inferencia, generan vías de descolonización posibles; donde la independencia económica es condición necesaria para la integración poli-estatal que variados analistas internacionales llaman BRICS+: solo en el último año [2022-2023] más de una veintena de países pidieron incorporarse formalmente a los BRICS, en su mayoría Estados de África y Asia, pero
también de Latinoamérica, ya que, así como lo manifestado recientemente por el propio Embajador de Sudáfrica en dicho bloque, Anil Sooklal: “los países quieren tener más flexibilidad y depender menos del dólar”; a la vez que esta posibilidad de incorporación por pedido, ciertamente numerosa, implica una perspectiva geo-financiera de posible desendeudamiento para las naciones que actualmente se encuentran sujetadas a las determinaciones financieras del Fondo Monetario Internacional (FMI), que, desde su matriz dominante, continúa pregonando condicionar las políticas sociales de sus “deudores” mediante usureros
préstamos monetarios de altos intereses bancarios, entre tanto que el Orden Multipolar, impulsado por el binomio sino-ruso desde 2008, termina por configurarse geo-estratégicamente en el corriente año en que vivimos actualmente.
Sin embargo, en mayor desfavor de la direccionalidad decadente de Norteamérica, a vista del Sur Global, es el mismo gobierno demócrata de Joe Biden el que continúa
suministrando más armamento a Kiev (capital ucraniana) y millonarias “ayudas financieras”, sin precedentes, para dar batalla de ataque contra la Federación Rusa en las fronteras que éste último comparte con Ucrania, siendo Washington el implicado “indirecto” para las operaciones militares de Zelensky y sus aliados occidentales, consiguiendo prolongar, entonces, el conflicto y generando, a su vez, extraordinarias
ganancias financiero-especulativas en detrimento de otros [sus propios “aliados”]; citando a la multinacional de inversiones Black Rock como modelo decadentemente ultra-hegemónico, que la periodista argentina Micaela Constantini, especialista en Europa, escribió al respecto en un artículo que compartimos en nuestra edición anterior.
Mientras la estructura económica de Ucrania se desmorona, en complicidad
de todos los multimedios de masiva difusión rusófoba, los propios occidentales del atlántico norte no aceptan ningún condicionamiento para el restablecimiento de
la paz en esa zona, exceptuando a algunos grandilocuentes despistes de aceptación que, en ese sentido, algunos dirigentes de la U.E. han manifestado minoritariamente,
transcurrido un año y medio desde el inicio del conflicto bélico entre Kiev y Moscú.
Así es que, mientras EE. UU. sigue suministrando armamento de su industria militar al gobierno de Volodímir Zelensky a través de la OTAN, la Unión Europea –aunque
Ucrania no sea integrante de esos organismos- y de forma directa, también consiguió reemplazar el gas que Europa le compraba a la Federación Rusa por el propio, aunque ahora éste sea gas licuado y no natural, y vendido-comprado hasta 3 veces más caro [transportado con todos los costos e intereses adicionales desde las costas norteamericanas], lo que posicionó a la Unión Europea como dependiente de
Norteamérica en materia de energía gasífera.
Pero para que esta situación “comercial” haya sido posible primero tuvieron que haber sido explotados los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 (que conectaban a Rusia con el norte de Europa occidental) mediante sabotaje, lo que puede ser considerado como un acto explícito de guerra; tal como fue sucedido e inmediatamente mencionado en la Columna Internacional N°2 de este mismo periódico para la edición del mes de marzo de 2023, con cita del desarrollo sobre el acontecimiento del periodista Seymour Hersch. Provocando,
en efecto, movilizaciones y paros generales en varios países del “viejo continente” con París como epicentro [cuestión también desarrollada en la Columna de abril].
Durante principios del mes de julio, varios multimedios (sino todos) de la propaganda atlantista, que responde comunicacionalmente a los intereses directos de la OTAN,
festejaban el envío de bombas de racimo que EE. UU le proporcionó al gobierno ucraniano, provocando, a días de haberlas utilizado, muertes colaterales de un periodista ruso, más tres heridos, que se encontraban como corresponsales en el campo de batalla y, además, pasando por alto que la anterior llamada “contraofensiva ucraniana” había demostrado ser un fracaso militar para Zelensky y compañía. Aun así, el bloque anglo-americano parece no considerar que su atraso es cada vez más evidente ante el poderío tecnológico-militar que la Federación Rusa muestra al implementar la legítima defensa sobre el terreno de sus fronteras; cuestión que es
de difícil observación en las agencias de noticias de occidente y multimedios alineados a los intereses belicistas.
*Favio Vidal, periodista y técnico Superior en Comunicación Popular.
Artículo publicado originalmente en Sin Límites, edición impresa del mes de Agosto.
Foto de portada: extraída de eleconomista.com