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Brasil:¿Lula, de nuevo Presidente?

Por Rafael Hidalgo Fernández* Especial para PIA Global.
Sí, no sólo existe la posibilidad, sino también razonables probabilidades de que el expresidente Lula vuelva a dirigir los destinos de su país.

Pero todo indica que, de vencer, no será por el amplio margen que una encuestadora anticipó, por razones que habría que investigar, horas después de concluida la primera vuelta electoral, el pasado 2 de octubre. El primero que está consciente de ello es el propio Lula.

Lo que sucedió en la primera vuelta electoral (triunfo de la derecha bolsonarista en el Congreso Nacional y en importantes capitales), no fue un repunte de última hora, como comentaron algunos periodistas, sino uno de los escenarios posibles que contó con poca atención de encuestadoras y analistas. Ya se sabrá por qué.

No es de importancia subalterna que Lula, después de conocer los resultados que la empresa Datafolha divulgó el miércoles 19 de octubre, luego de registrarla en el Tribunal Superior Electoral (TSE), decidiera dar una entrevista colectiva para alertar a sus partidarios. Lo hizo con la serenidad y la objetividad propia de los políticos expertos, de aquellos que saben diferenciar la distancia que existe entre los deseos y las realidades a encarar. ´

Habló a sus seguidores en los términos siguientes: “yo estimo que la pesquisa sirve apenas para alertarnos. Falta poco más de una semana para la campaña, estimo que estamos disputando aquello que es el voto de abstención, el voto de las personas que no fueron a votar, o el voto de un pequeño sector de la sociedad, porque la elección está muy pareja, ella está muy disputada”

1 El expresidente petista, como todos los políticos locales, conoce perfectamente que las empresas encuestadoras, sobre todo durante la primera vuelta electoral, tienden a complacer las preferencias de sus financistas, e incluso se prestan para inducir el voto en una u otra dirección. Sabe, a la vez, que a medida que se aproxima del día D, suelen operar más con la lógica de la empresa que pondera, en primer lugar, el valor de su credibilidad como condición vital para mantenerse en el mercado. Y tiene bien identificados los niveles de competencia y la importancia que concede Datafolha a acertar en sus pronósticos finales, sobre todo ante una contienda electoral como la actual, de carácter histórico.

Esta empresa reveló los siguientes resultados: su encuesta se efectuó a partir de una muestra de 2912 electores, en 181 ciudades del país, entre los días 17 y 19 de octubre y con un margen de error de 2% para más o para menos. Dato relevante al momento de examinar las cifras finales y sus potenciales resultados cualitativos.

A la hora de identificar los votos válidos a favor de los candidatos, Lula quedó con un apoyo del 52% y Bolsonaro con 48%. Esto es, 4% de diferencia. Respecto a los votos totales se mantuvo igual diferencia: Lula obtuvo un apoyo del 49% y Bolsonaro del 45%.

Lula

Si se toma en cuenta que los resultados de Datafolha reflejan la “fotografía” existente 11 días antes de la votación del 30 de octubre, el día D, es factible concluir lo siguiente:

1. Estamos ante una contienda con un altísimo nivel de definición del voto por parte del electorado, a favor de uno u otro candidato. Ello reduce los márgenes de emigración en estos momentos, tanto para un polo como para el otro.

2. La reducción de estos márgenes no equivale a ausencia de estos. Ambos candidatos intensificarán las acciones para “quitar” votos al contrario, una alternativa siempre posible.

3. El bolsonarismo es previsible que concentrará su labor proselitista en los nichos históricos del petismo, donde se calcula que se abstuvieron millones de votantes el día 2 de octubre. Para tal fin está utilizando no sólo la fakes news en gran escala, sino las iglesias evangélicas, que desde hace años comenzaron su labor proselitista, asistencial y política en las bases populares que el PT y la izquierda no estaban atendiendo de forma sistemática ni eficaz. Frei Betto ha caracterizado muy bien la complejidad de este desafío para Lula.

4. En términos regionales, la disputa se definirá en la región sudeste, la más poblada y desarrollada del país, donde los sectores más conservadores combinan poder político, poder económico, poder mediático y capacidad de movilización social. En esta región están, por orden, los cuatro principales colegios electorales del país (Sao Paulo, Minas Gerais, Río de Janeiro y Bahía). Estamos hablando de un total de 66,7 millones de votos, el 42% del total nacional.

5. En el sudeste será vital la capacidad de los aliados de Lula para erosionar el voto bolsonarista en Sao Paulo, que a nivel del estado sacó una ventaja sobre Lula de 1,7 millones de votos, aunque este último ganó la capital.

Pero aquí existe una base social y organizacional histórica del petismo y sus nuevos aliados, que posibilitaría ganar importante cantidad de votos, si trabajan de forma coordinada e intensiva. No es una disputa perdida, como sí sucede en las regiones.

6. En Río de Janeiro, tercer colegio electoral del país, Bolsonaro obtuvo el 51,09%. Para Lula, aún hay margen de captación de votos para revertir este cuadro. Está actuando personalmente para lograr tal fin, consciente de que en él está la base de residencia y operaciones de la familia Bolsonaro, muy apoyada por las llamadas milicias locales (grupos paramilitares y de exterminio) y por otros sectores ultraconservadores.

7. Reafirman la importancia de la región sudeste para Lula estos otros elementos: en ella se encuentran las principales personalidades liberales que han decidido apoyar a Lula, ante la preocupación de que Bolsonaro continúe su acción destructora del Estado brasileño. Ahí operan los mayores partidos nacionales no petistas, que de una forma u otra están apostando a Lula. Están las sedes nacionales de las principales centrales sindicales del país, así como de los movimientos sociales de mayor expresión nacional, que apoyan al expresidente. En síntesis, existen condiciones para desarrollar una labor inédita de captación y motivación al voto pro-Lula.

8. La región sur ofrece poco margen de avance en los planes de Lula. Es muy conservadora y con amplio peso político y social de sectores urbanos de clase media, marcados por un antipetismo visceral de tipo político e ideológico. Responde por 22,5 millones de votos. En ella Bolsonaro ganó a Lula en sus tres estados con márgenes significativos: 55,26% a 35,99% de los votos válidos en Paraná; 62,21% a 29,54% en Santa Catarina; y 48,89% a 42,28% en Rio Grande do Sul.

9. El Nordeste se consolidó de nuevo como la base más leal a Lula. Aquí, en sus 9 estados, Lula obtuvo casi 13 millones de votos más que Bolsonaro en el primer turno, lo que supuso un 67% de los votos válidos. De los 1.794 municipios de la región, Bolsonaro solo superó a Lula en 15. En ella, las encuestas y otros análisis indican que todavía Lula podría añadir más votos a su favor. Pero en peso global, lo que gane en ella no sustituye la importancia de los votos que hace falta sumar en Sâo Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Bahía.

10. En la región centro-oeste, de menos peso electoral global, los pronósticos desfavorecen a Lula y no aparecen opciones que ameriten desviar recursos políticos para revertir esta tendencia.

11. Un dato aporta, a pesar de las adversidades, una nota favorable a Lula: su contrincante no le ha arrebatado votos respecto a los que obtuvo en la primera vuelta (48,5%, equivalente a 57 millones de votos).

12. Es evidente que el bolsonarismo y su jefe se preparan para cuestionar la validez de las elecciones. Así lo han demostrado al cuestionar de forma recurrente el nivel de seguridad que ofrecen las urnas electrónicas.

13. A partir de esta línea de conducta, es factible anticipar que, si Lula vence por estrecho margen, la ultraderecha bolsonarista pase a la ofensiva violenta, al mejor estilo de Donald Trump, el ídolo del actual presidente.

¿Cómo reaccionarán las fuerzas armadas y otros institutos armados, aliados notorios de Bolsonaro? Es asunto a seguir con máxima atención.

De hecho, numerosos observadores están alertando sobre la posibilidad de que cobre fuerza la estrategia de inducir más miedo aún, no sólo en la sociedad sino en las filas partidarias de Lula. El empleo de este recurso protofascista es parte íntegra del estilo bolsonarista de gobernar.

14. La realidad del país, a pocas horas del 30 de octubre lleva, en síntesis, a coincidir con esta cruda afirmación de Roberto Amaral, expresidente del Partido Socialista Brasileño y calificado conocedor de la historia política de su país: “El escenario brasileño que se desarrolla para 2023 es histórica y sustancialmente diferente. Ya no se trata de recuperar el pacto democrático de desarrollo de la Nueva República de Ulises y Tancredo, sino de restaurar la democracia y reconstruir la nación, como proyecto 2 ” Por todo lo anterior, se reafirma lo expresado en el texto “Brasil en la mira…”: los partidarios de Lula están obligados a asegurar cada voto logrado y a ganar cada voto potencial. Los hechos confirman esto: es factible ganar, pero será vital luchar hasta el final del juego, pues la derecha – por lo que se observa – hará lo mismo, solo que a partir de una guerra sucia y violenta que deberá escalarse en las próximas horas. En este contexto, vale sugerir: ¡cuiden a Lula!, que simboliza los esfuerzos para restituir a Brasil niveles de justicia social que en estos últimos 4 años perdió.

Notas:

*Sociólogo y analista Internacional.

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