Este primero de noviembre marcó el inicio en el norte de Brasil del Ejercicio CORE 2023. En el evento participan tanto efectivos brasileños como las Fuerzas de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, lo cual representa una colaboración anual entre militares estadounidenses y brasileños, como parte de acuerdos establecidos entre ambas naciones. En esta ocasión, se centrará en los Estados de Pará y Amapá y se extenderá hasta el 16 de noviembre.
La zona de operaciones gravita sobre el territorio próximo a las guyanas, que se ha vuelto una importante zona de recursos estratégicos ante la inminencia de la crisis energética por sus reservas de petróleo, gas y diamantes.
El Ejercicio Combinado CORE 23 contará con la presencia de alrededor de 300 efectivos estadounidenses mientras que por parte del Comando Militar del Norte del Ejército Brasileño, participarán 1200 efectivos. Quienes destacan el ejercicio combinado como un avance apuntan que ambas fuerzas armadas llevarán a cabo un intercambio de conocimientos relacionados con doctrina, técnicas, tácticas y procedimientos de defensa, cuyo objetivo es fortalecer la interoperabilidad en operaciones terrestres entre ambas naciones. Sin embargo, la experiencia histórica da cuenta de un proceso de adoctrinamiento de las fuerzas locales en beneficio de los intereses del norte.
El Ejercicio CORE se enmarca en un acuerdo de cooperación bilateral que establece ejercicios anuales hasta 2028, firmado durante la gestión de Jair Bolsonaro pero sostenido durante el actual gobierno encabezado por Lula Da Silva, quien pese a su discurso en favor de la soberanía nacional le abre las puertas al imperialismo para formar a sus fuerzas armadas para que defienda los intereses del imperialismo.
La primera edición tuvo lugar en Brasil en 2021, seguida por la segunda edición en los Estados Unidos en 2022. La edición actual comprende tres fases.
En la primera fase, que se desarrolló del 2 al 4 de noviembre en Belém, las tropas estadounidenses participaron en un curso sobre supervivencia y combate en entornos selváticos, impartido por el 2º Batallón de Infantería de Selva. Una gran oportunidad para conocer el terreno y dominarlo en favor del secuestro de recursos naturales brasileños.
La segunda fase, que comienzó el 6 de noviembre, incluiyó la ceremonia de apertura y un panel titulado “Mujeres en las Fuerzas Armadas”, que abordará temas relevantes relacionados con la participación de las mujeres en las fuerzas armadas, lo cual puede ser entendido como una aproximación a una línea más “progresista” que sirva de freno a las críticas de los sectores más reacios a la colaboración con el imperialismo.
La tercera fase, que se llevará a cabo del 7 al 16 de noviembre, consistirá en ejercicios operativos que abarcarán acciones de asalto aerotransportado y operaciones en entornos selváticos, con el apoyo de helicópteros del Ejército Brasileño. Basicamente una invitación al reconocimiento del terreno en el cual Estados Unidos tiene especial interés por su riqueza y biodiversidad.
El 29 de octubre, un destacamento de militares estadounidenses desplegados en Belém, Brasil, abordó un vuelo hacia Macapá, en el estado de Amapá, como parte de los preparativos para el Ejercicio CORE 23. Este destacamento cuenta con el respaldo de un avión Boeing C-17, una aeronave de transporte militar versátil utilizada para diversas necesidades, como el transporte de tropas, carga, evacuación aeromédica y operaciones de lanzamiento de paracaidistas.
Si bien se trata de un convenio firmado durante la gestión de Bolsonbaro, el gobierno de Lula está lejos de cuestionar la llegada de efectivos militares de Estados Unidos a su propio territorio. En el marco del redespliegue imperialista para el control y vigilancia de recursos que impulsa el Pentagono, estos ejercicios constituyen una gimansia de patrullaje sobre las importantes cuencas de petróleo y gas.
Lo que desde el gobierno brasileño destacan como el resultado de un acuerdo de cooperación entre los ejércitos de Brasil y Estados Unidos, destinado a promover un intercambio de experiencias militares bilaterales, se trata sin duda de un paso más en el intento del imperialismo norteamericano por asegurarse el acceso a los recursos disponibles en el territorio brasileño. Un golpe a la soberania y pretendida autodeterminación producto de la facilitación incomprensible del injerencismo militarista norteamericano.
*Ana Laura Dagorret es analista internacional, coautora del Manual breve de geopolítica y parte del equipo de PIA Global.
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