Colaboraciones Nuestra América

Brasil: botas y cañones

Por Lier Pires Ferreira* y Renata Medeiros**. –
El imperialismo trumpista insiste en la sumisión de Brasil, amenazando ahora con el uso de la fuerza para mantener al país bajo su influencia.

El martes pasado (09), cuando se le preguntó si Trump podría adoptar nuevas represalias contra Brasil debido a la condena de Bolsonaro y otros ‘peces gordos’ de su gobierno por el complot golpista que resultó en el ‘8 de enero’, la portavoz de la Casa Blanca dijo que el líder estadounidense “no tiene miedo de usar medios militares para proteger la libertad de expresión”. Leyendo hacia atrás, Koroline Leavitt dejó abierta la posibilidad de una acción armada de Estados Unidos contra Brasil, especialmente ahora que la Corte Suprema condenó a Bolsonaro a más de 27 años de prisión.

¿Trump realmente piensa en invadir Brasil? Es difícil creer que el titular de la Casa Blanca pueda considerar esta posibilidad. Después de todo, Brasil y Estados Unidos tienen una larga tradición de colaboración, materializada tanto en el campo económico como en la esfera político-militar, donde, en el pasado, combinaron esfuerzos contra el nazi fascismo. Sin embargo, Trump no es un líder convencional, de los que valora la institucionalidad política y los medios diplomáticos para la resolución pacífica de controversias. ¡Hacia atrás! Autoritario, el neofascista abusa de su poder, buscando, mediante amenazas o coerción directa, satisfacer lo que él cree que es el interés nacional estadounidense.

Por ninguna otra razón, este sábado (13), desembarcó nuevos cazas F-35 en Puerto Rico, ampliando su presencia militar en el Caribe, en una clara acción de intimidación contra el régimen de Nicolás Maduro. En el mismo sentido, a través del ‘arancel’ busca presionar a Brasil, no tanto por los intereses privados del clan Bolsonaro, como muchos quieren creer, sino esencialmente por la insistencia del país en regular la acción de las ‘big tech’ y participar activamente en los ensayos de desdolarización del comercio entre los socios de los BRICS.

¡Sí! Trump sabe que Brasil tiene una posición central en los esfuerzos por un orden internacional verdaderamente multilateral, con una gobernanza más democrática e inclusiva. Asimismo, sabe que la fuerza geopolítica y económica de los BRICS es una amenaza para el poder estadounidense, envuelto en una inútil disputa hegemónica con China. Por eso es necesario “conquistar” Brasil, colocando en Brasilia un gobierno títere de la Casa Blanca, un gobierno sumiso a los intereses hegemónicos de Estados Unidos. ¡Eso es exactamente! Con la vista puesta en las elecciones de 2026, Trump exige un gobierno que intercambie la soberanía, la independencia y la dignidad de los brasileños expresadas en la Constitución Federal por los favores privados de Washington a líderes venales, que operan como verdaderos vendedores ambulantes de la patria, como tantas veces se ve aquí y en los vecinos latinoamericanos.

Esto es lo que representa el bolsonarismo: la sumisión de Brasil a Estados Unidos, el mantenimiento del país bajo las botas del imperialismo trumpista. ¿Y no es que muchos brasileños realmente quieren vivir bajo las botas del Imperio? Por ninguna otra razón, el 7 de septiembre, Día de la Independencia, los “patriotas” desplegaron una enorme bandera estadounidense frente al MASP. Si en el pasado Bolsonaro era lo suficientemente sumiso como para saludar la bandera de Estados Unidos, ahora, en medio de la Avenida Paulista, sus seguidores han logrado traicionar a su propio país, celebrando las sanciones ilegales de Trump contra Brasil. Para estos “brasileños”, el daño que deben soportar los trabajadores y empresarios, las pérdidas para el país, no importan. Lo que importa es servir a los intereses del “capitán” y su comandante supremo, Donald Trump. ¡Que se joda Brasil!

Es crudo imaginar al presidente con el copete naranja en la proa del USS Gerald Ford, con el dedo levantado, atracando en Copacabana para liderar la invasión de Brasil. Trump no iría tan lejos, ¿verdad? Esperamos que no. Por lo tanto, en principio estamos de acuerdo con quienes ven sus amenazas de uso de la fuerza militar como mera bravuconería, como una declaración tan irresponsable como desafortunada. Parece claro que la estrategia de Trump es asfixiar al país con sanciones económicas, financiar las campañas de políticos alineados con sus intereses, es decir, políticos conservadores o de extrema derecha, e imponer nuevas restricciones a las ‘autoridades rebeldes’, exclusiva de Fux, a través de la Ley Magnitsky.

Sin embargo, es aterrador reconocer que, en la absurda hipótesis de que la Casa Blanca decida utilizar medios militares contra Brasil, socavando nuestra soberanía constitucional, la “quinta columna” será fuerte, porque, como se vio en Paulista, habrá miles de “patriotas” abrazando a la Gran América. ¿Es Venezuela un mero globo de ensayo? Saber. Por el momento, sin embargo, está claro que muchos brasileños están trabajando contra Brasil; brasileños que estarían felices de abrir el país a la rabia conquistadora del trumpismo. Para estos, antes de que se declaren inocentes en el futuro y clamen cobardemente por la amnistía, queda nuestra advertencia: como dijo Ulysses Guimarães, “Un traidor a la Constitución es un traidor a la patria”.

Lier Pires Ferreira* Doctor en Derecho (UERJ). Investigador en NuBRICS/UFF.

Renata Medeiros** Máster en ciencias políticas, abogado

Este artículo ha sido publicado en el portal onorteonline.com/

Foto de portada: onorteonline.com

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