Por Héctor Bernardo
Tras ser condenado a 27 años y tres meses de prisión el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y sus aliados políticos buscan los caminos para evitar llegar a la cárcel.
El intento de impugnar el proceso judicial, la búsqueda de una amnistía, las presiones de Washington sobre el gobierno de Brasil y sobre los jueces del Supremo Tribunal Federal (STF) y la victimización por su estado de salud son algunos de los caminos que el bolsonarismo ha decidido recorrer para rescatar a su líder.
La condena
El pasado 11 de septiembre, la Cámara Primera del Supremo Tribunal Federal de Brasil encontró culpable a Bolsonaro y los otros siete acusados de los crímenes de intento de abolición del Estado democrático de derecho, intento de golpe de Estado, organización criminal, deterioro del patrimonio protegido y daño calificado.
El exmandatario fue procesado junto al general retirado Walter Braga Netto, exjefe de gabinete y compañero de fórmula de Bolsonaro en las elecciones de 2022, el general Paulo Sérgio Nogueira, exministro de Defensa, el general retirado Augusto Heleno, exjefe de Seguridad Nacional; Anderson Torres, exministro de Justicia y Seguridad Pública y el general retirado Mario Fernandes, jefe de la Secretaría General de la Presidencia, y el exedecán, teniente coronel Mauro Cid.
De los cinco jueces que componen la Cámara Primera del STF, cuatro votaron por la condena: Alexander de Moraes, Flávio Dino, Carmen Lúcia Antunes y Cristiano Zanin. Solo uno de los integrantes de la Sala, el juez Luiz Fux, votó por la absolución.
El expresidente Jair Bolsonaro fue quien recibió la condena más alta (27 años y tres meses de prisión) por ser considerado el líder de la organización criminal.
El camino judicial
Tras el fallo, Celso Vilardi y Paulo da Cunha Bueno, abogados defensores de Bolsonaro, calificaron las condenas como “absurdamente excesivas y desproporcionadas” y aseguraron que apelarán la sentencia en ámbitos locales e internacionales.
La defensa de Bolsonaro afirmó que intentará impugnar todo el proceso judicial y para ello tomará como base el fallo del juez Luiz Fux quien votó por la absolución de los acusados con el argumento de que no era competencia del STF juzgarlos.
En la búsqueda de la impugnación, Vilardi y da Cunha Bueno también argumentaron que la fiscalía no les entregó con suficiente tiempo de anticipación las pruebas contra su cliente, por lo que no tuvieron el tiempo necesario para preparar la defensa.

¿Amnistía o dosimetría?
El miércoles 17 de septiembre – menos de una semana después de la condena – los aliados de Bolsonaro en el Congreso de Brasil lograron que se aprobara la propuesta de discutir un proyecto de amnistía en “régimen de urgencia”, lo que implica que no debe pasar por comisiones y que será sometido directamente al pleno del legislativo.
En ese sentido, durante una entrevista concedida a la cadena británica BBC, al ser consultado por la posibilidad de que el Congreso apruebe una ley de amnistía, el presidente Lula da Silva aseguró: “si me tocara vetar, pueden estar seguros de que lo haría”.
Fue en ese marco que hubo un giro en la estrategia legislativa llevada adelante por los sectores cercanos al bolsonarismo. Según informó el portal Globo.com, “el relator del llamado Proyecto de Ley de Amnistía, el diputado Paulinho da Força (Solidariedade-SP), afirmó este viernes (19) que pretende presentar un informe centrado en la reducción de penas y no en el indulto a los condenados por los actos golpistas del 8 de enero”.
“El proyecto de ley que se aprobó con carácter de urgencia ya no trataba sobre amnistía. Estamos intentando cambiarle el nombre; ahora es ‘Proyecto de Ley de Dosimetría’. En otras palabras, se trata de un proyecto de ley para reducir las penas”, explicó da Força en una entrevista con la radio CBN (también del grupo Globo).
Paulinho da Força, es un exdirigente sindical que contaría con el apoyo del expresidente de facto Michel Temer, del diputado Aécio Neves y del presidente de la Cámara de Diputados, Hugo Motta.
El domingo 21 de septiembre miles de brasileños y brasileñas marcharon por las calles de las principales ciudades de Brasil en rechazo a la posible amnistía. Según informó el medio argentino Página/12: “en Río, los manifestantes se congregaron en la emblemática playa de Copacabana, donde artistas como Caetano Veloso, Gilberto Gil y Chico Buarque, y otras figuras representativas de la cultura brasileña, se unieron al clamor en contra de los proyectos legislativos”.
¿Delicado estado de salud o estrategia de victimización?
Bolsonaro no estuvo presente durante el juicio debido a supuestos problemas de salud derivados de la puñalada que recibió durante la campaña presidencial de 2018.
Tras el fallo, el pasado martes 16 de septiembre Jair Bolsonaro fue trasladado de urgencia a un hospital de Brasilia donde quedó internado por haber sufrido una descompensación con baja presión, vómitos, deshidratación y dolores gastrointestinales.
Al día siguiente, el miércoles 17 de septiembre, su médico personal anunció que se le habría detectado cáncer de piel “precoz”.
“Bolsonaro tiene un carcinoma de células escamosas, que no es ni el más benigno ni el más agresivo, es intermedio, pero aun así es un tipo de cáncer de piel que puede tener consecuencias más serias”, informó Claudio Birolini, médico personal del exmandatario.
Si la Justicia rechaza las impugnaciones y el proyecto de amnistía no prospera o es vetado por el presidente Lula da Silva, Bolsonaro, de 70 años, debería comenzar a cumplir su sentencia pero debido a su estado de salud, sus abogados buscarán que sea en prisión domiciliaria y no en cárcel efectiva (en contraposición con lo que sucedió con el presidente Lula, que los dos años que estuvo detenido debió pasarlos en una celda de una cárcel común).

Un mensaje al imperio
Antes y después del fallo contra Bolsonaro se conocieron sanciones y amenazas contra el gobierno de Brasil y contra los jueces del STF anunciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, su secretario de Defensa, Marco Rubio, y el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
Durante la entrevista que concedió a la BBC, Lula da Silva respondió con dureza al señalar que él lo que sabía era que Trump, “es el presidente de Estados Unidos de Norteamérica, no el emperador del mundo”.
Luego, el martes 23 de septiembre, en su intervención en la 80° sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente Lula da Silva sostuvo: “no existe justificación alguna para medidas unilaterales y arbitrarias contra nuestras instituciones ni de nuestra economía”.
“La agresión contra la independencia del Poder Judicial es inaceptable. Esta interferencia en asuntos nacionales se ve asistida por una derecha extrema sometida que siente nostalgia de las hegemonías del pasado. Falsos patriotas que planifican y publican acciones contra Brasil. La paz no se puede lograr con impunidad”, sostuvo el líder brasileño.
Lula recordó que “hace apenas unos días – y por primera vez en 525 años de nuestra historia – un otrora jefe de Estado fue sentenciado por haber atacado el Estado de Derecho Democrático. Fue investigado, inculpado, enjuiciado y se le exigieron cuentas por sus actos”.
“Ante los ojos del mundo, Brasil envió un mensaje a los autócratas en ciernes y a quienes los apoyan: nuestra democracia, nuestra soberanía no se regatea. Seguiremos como nación independiente y como pueblo libre de todo tipo de tutelaje”, concluyó Lula.